La columna de arquería de Andrés Verde en Revista Aire Libre.
Nota publicada en Revista 41 – Agosto 2019.
Es muy frecuente escuchar decir a la gente que el tiro con arco es un deporte mental, y bastante de cierto hay en esa afirmación. Probablemente todos los deportes lo sean, pero en los deportes de tiro, donde la exigencia física se reduce a una ejecución sin saltos, carreras, ni golpes; se nota más. Algo similar a un saque match point en tenis, un penal en fútbol, o un tiro libre en básquet a menos de un segundo del final del partido.
El tiro con arco es básicamente una disciplina de coordinación, donde el objetivo primordial es poder ejecutar cada tiro lo más parecido al otro que sea posible, para de esa forma lograr consistencia en el resultado: dar en el blanco una y otra vez.
En una primera etapa del aprendizaje, una buena instrucción es crucial para incorporar la técnica correcta. Este objetivo se logra en base a la ejecución conciente de un gesto motor, hasta que luego de muchas repeticiones se vuelve un automatismo.
El movimiento voluntario y conciente se origina en la corteza motriz de nuestro cerebro, mientras que los movimientos automáticos lo hacen en estructuras inferiores de nuestro sistema nervioso central. Las neuronas motrices corticales tienen predominancia sobre las de centros inferiores, mientras que estos últimos son los que nos permiten las ejecuciones fluídas de movimientos complejos, necesarios en el deporte para un óptimo rendimiento. Por eso, para lograr un buen desempeño deportivo entonces podemos decir que debemos aprender la técnica, automatizarla en base a práctica y entrenamiento; y lo más difícil de todo: ejecutar lo aprendido si que nuestra conciencia (corteza cerebral), interfiera en el proceso. Fácil de decir, difícil de hacer…
Se conoce como “Target Panic” o “Pánico a la Diana (o al amarillo, por el color de su centro)”, a la serie de trastornos de ansiedad en el tiro, que dificultan el proceso de apuntado y suela de la flecha.
Es una de las consultas más frecuentes que recibo de arqueros de todos los niveles, pero sobre todo de intermedios y avanzados; ya que suele ocurrir en la etapa donde el gesto ya posee cierto automatismo, y no cuando se aprende inicialmente la técnica. Hay arqueros que manifiestan la ansiedad en el tiro con apuro al soltar, apenas al llegar al anclaje o incluso antes. Otros que la manifiestan como una imposibilidad de apuntar finamente al objetivo sin que se generen espasmos musculares o suelta incontrolada. Y un tercer grupo donde la manifestación es la retención del tiro, con una pausa excesiva, que puede llegar a una imposibilidad de soltar la cuerda en casos extremos.
Independientemente de la forma que tome, en todos los casos es una manifestación de ansiedad. La buena noticia es que tiene solución si se trabaja de la forma adecuada. Es posible entrenar para minimizarla y conseguir o retomar un gran nivel de tiro. Para ello es necesario tener en cuenta algunos puntos importantes:
- Conocer la propia técnica y estilo de tiro, para reforzar las partes del ciclo que generan sensaciones positivas y de seguridad.
- Evitar enfocarse en el puntaje o resultado en la diana. El foco debe estar en la correcta ejecución del gesto y en la mejor sensación de tiro.
- Plantear cada tiro como único, que sea cual fuese el resultado, es independiente del anterior y del siguiente.
- Comprender que la mejora del tiro es un proceso a largo plazo, sin atajos, pero con grandes satisfacciones por delante y donde en definitiva: la diana es uno mismo.
Andrés Verde es entrenador de tiro con arco desde 1998. Dieciocho veces Campeón Argentino con arco tradicional. Realizador del canal de Youtube Bowclinic. www.arcosur.com
Te invitamos a leer la segunda parte del Juego Mental en Arquería
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Michi
Excelente columna como siempre!