Otra opción para disfrutar de un paraíso sumergido.
Capturar peces con un arpón o instrumento parecido no solo es una de las modalidades de pesca más antiguas, sino que con adeptos en todo el mundo y en sitios emblemáticos, como en el Caribe y el Mediterráneo, son alternativas que aportan al motor de la industria turística.
El litoral rionegrino con su golfo San Matías ofrece un escenario estupendo para esta actividad por la transparencia de sus aguas y dado que, como en buena parte de la costa patagónica, presenta una superficie rocosa denominada técnicamente “plataforma de abrasión”, pero que se conoce como “restinga”.
Es allí, dentro de las cuevas y recovecos que aparecen en las profundidades, donde fluye la vida marina y habitan las especies más apreciadas, como enormes salmones, meros, sargos, besugos y cabrillas.
En Las Grutas y San Antonio un grupo de amigos practica este sistema de pesca desde hace algunos años. Buscan darle mayor trascendencia, y lo postulan como posible recurso turístico si logra mayor apoyo.
Mauricio Hournou, Emilio Rojas, de San Antonio Oeste; Leandro González y Lucas Rainoldi, de Las Grutas, y Carlos Gutiérrez, de Neuquén, tienen el hábito de abordar un semirrígido y compartir jornadas de captura en cualquiera de los numerosos lugares que tienen registrados u otros que van descubriendo.
“La restinga es interminable”, tanto al norte como al sur de la bahía de San Antonio. Coinciden que bajo el agua hay “piedras” majestuosas y otros paisajes del entorno que estremecen, le señalaron a LM Neuquén.
Como un principio filosófico, se opone a la depredación y promueven el respeto por la naturaleza. “Cazar por cazar no”, afirman. Buscan las presas adultas, seleccionadas cuidadosamente, las que luego imponen un indefectible destino gastronómico. Hablan de manjares, y de distintas formas de preparar los pescados, que hasta tentaría al más fanático de las carnes rojas.
De hecho, no se acercan a pescar cerca de los tres barcos hundidos que integran hasta el momento el Parque Submarino (faltan dos más) de Las Grutas. Valoran que se hallan convertido en arrecifes artificiales donde proliferan peces de todos los tamaños y de distintas especies.
Al acecho
Al no utilizar equipos para la respiración, el buzo en apnea debe bajar y subir una y otra vez para renovar el aire. Se necesita paciencia y control mental, resaltan.
Cada buzo conoce su tiempo de resistencia bajo el agua y lo que requiere para recuperarse antes de volver a sumergirse. Bajar las pulsaciones y relajar la respiración puede demandar un lapso más prolongado que la maniobra bajo el agua, que generalmente ronda los 60 segundos.
Por ejemplo, una jornada de pesca que se extienda entre cinco y seis horas, la cantidad de bajadas y subidas promedio oscila entre 160 y 180, por lo que implica un esfuerzo físico notable por parte del cazador. Por eso eso es necesario mantener un estado físico acorde.
La búsqueda de las presas se realiza en un escenario fascinante, dado que habitan entre las cuevas de la restinga. Algunas son concavidades donde puede ingresar una persona de pie, mientras otras son aberturas donde apenas cabe un brazo.
Llegar allí demanda varios segundos. Muchas veces deben emerger, cargar los pulmones y volver al abismo las veces que consideren necesario. Y ahí, ante el trofeo, juega la puntería.
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