Zona de leyendas y misterio.
Muy cerquita de Las Grutas, una opción imperdible para quienes quieran aprovechar al máximo su estadía en el tradicional balneario rionegrino.
Las Grutas en Río Negro es un clásico destino turístico para quienes disfrutan de las playas ya que cuenta con las aguas más cálidas de todo el litoral marítimo argentino.
Quienes lleguen a Las Grutas o San Antonio Oeste tienen que agendar una visita a las Salinas del Gualicho, ubicadas a 50 km al Oeste del Balneario Las Grutas, una alternativa diferente para hacer turismo.
Las salinas son un sitio rodeado de misterio y leyendas de fantasmas y dioses. El nombre Gualicho se refiere al dios Ulungasum de los tehuelches que tiene rasgos irritables y que tan sólo con ofrendas se lo puede atenuar, y que, de acuerdo a las creencias indígenas, este dios habita en una parte de ese enorme saladar. En el imaginario regional las Salinas del Gualicho son una suerte de tierra maldita, lugar de alojamiento del mismísimo diablo.
Las Salinas son las más grandes del país, con una superficie equivalente a la Capital Federal; la segunda de América después del Salar de Uyuni en Bolivia y las terceras en importancia industrial de Sudamérica que se extienden a lo largo de 35 kilómetros con la franja más ancha de unos 18 kilómetros
Este sitio se encuentra asentado sobre una de las mayores depresiones del planeta con 72 metros bajo el nivel del mar
El yacimiento está concesionado y las salinas son explotadas por tres empresas, que acopian y procesan la sal para distintas industrias, pero también se puede realizar la visita a través de una de las tres empresas turísticas que ofrecen el servicio.
Durante el verano austral las temperaturas al mediodía suelen alcanzar los 50 grados por lo tanto el horario ideal para disfrutar de este paisaje “lunar”, es al atardecer.
Las salinas se visitan con excursiones que parten desde Las Grutas. Hay tres empresas habilitadas: Tritón Turismo, Ocasión Turismo y Las Grutas Avistajes, que incluyen traslados, guía, cena y la posibilidad de observar el mágico paisaje. Si el paseo se hace durante la noche, se puede observar el fascinante firmamento patagónico.
Se puede transitar por la inmensidad del paisaje, sin vegetación con un extenso manto blanco de sal y desniveles de hasta dos metros de alto con el mismo mineral, con un fino cascarón resquebrajado de color ocre tierra.
Al atardecer, con los últimos rayos del sol, todo cambia de tonalidades a amarillos, rojos y violetas. Llegada la noche la experiencia se vuelve más intensa con millares de estrellas iluminadas y constelaciones,
Otra de las actividades que usualmente se realizan en los paseos, es el relato de escalofriantes historias que dan el nombre a este mágico lugar. Luces que se ven por la madrugada, voces, ruidos y movimientos extraños forman parte de folclore. Según comentan los lugareños es un sitio rodeado de misterio, leyendas de fantasmas y dioses tehuelches
La mayor intensidad de la cosecha de sal se realiza entre los meses de marzo a noviembre y la producción anual supera al millón de toneladas, y se estima que puede haber mineral por espacio de tres siglos.
Este suelo salino estuvo cubierto de mar hace por lo menos 300 millones de años, por lo que en las capas profundas se suelen encontrar huesos de animales petrificados y hasta dientes de tiburón.
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