Kenia lucha contra el peor brote de langostas del desierto en 70 años.
Al principio, los vecinos creyeron que la mancha oscura y densa en el cielo era una nube inofensiva. Luego vino la aterradora constatación de que las langostas habían llegado. Está en riesgo la seguridad alimentaria de millones.
WAMBA, Kenia — Cuando la densa y oscura mancha comenzó a bloquear la luz solar, muchos habitantes de una aldea tranquila dedicada al pastoreo al norte de Kenia imaginaron que se trataba de una nube que marcaba el comienzo de una lluvia refrescante.
Pero la esperanza pronto se convirtió en terror cuando resultó que la mancha gigante era un enjambre de langostas del desierto que avanzaba a toda velocidad, y había ido dejando un rastro de devastación por toda Kenia desde diciembre pasado.
Tan solo el tamaño del enjambre sorprendió a los pobladores.
“Cubrieron el cielo como una sombrilla”, dijo Joseph Katone Leparole, quien ha vivido en la aldea, Wamba, la mayor parte de sus 68 años.
Cuando los insectos bajaron, la comunidad se reunió rápidamente para tratar de asustarlos: con un brazo los bateaban a palazos o hacían sonar ollas de metal, y con el otro se cubrían el rostro y los ojos mientras los insectos color amarillo brillante pululaban a su alrededor.
Los niños de la escuela local gritaban aterrorizados y los animales de los que depende la aldea también entraron en pánico. “Las vacas y los camellos no podían ver adónde se dirigían”, dijo Leparole. “De verdad nos perturbó”.
La invasión se ha extendido a lo largo de gran parte del este del continente y el Cuerno de África, devastando pasturas y cultivos en Somalia y Etiopía y adentrándose en Sudán del Sur, Yibuti, Uganda y Tanzania.
Estas criaturas de gran movilidad pueden viajar más de 128 kilómetros por día. Sus enjambres, que pueden incluir hasta 80 millones de langostas adultas por kilómetro cuadrado, comen la misma cantidad de alimento que casi 35.000 personas todos los días.
Los funcionarios afirman que la plaga representa un riesgo para la seguridad alimentaria, debilita el crecimiento económico y, si no se controla pronto, exacerbará los conflictos comunales relacionados con las tierras de pastoreo.
Además de los doce millones de personas que ya sufren por la grave escasez de alimentos en Etiopía, Kenia y Somalia, ahora la crisis de las langostas representa una amenaza potencial para la seguridad alimentaria de más de 20 millones de personas, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
“La magnitud del problema es enorme”, afirmó Cyril Ferrand, quien dirige el equipo de resiliencia de la organización para África oriental. “Las langostas son un objetivo en movimiento y estamos en una carrera contrarreloj”.
Dada la rapidez con la que las langostas pueden despojar de recursos a un entorno completo, se teme que representen una amenaza grave para los grandes herbívoros de Kenia. Los parques nacionales y las zonas de conservación donde pastan estos herbívoros, junto con los depredadores que los cazan, tienen un papel clave en la industria del turismo de Kenia, una parte importante de la economía del país.
Si las langostas “se quedan durante los próximos meses, su impacto en los animales que comen plantas podría comenzar a revelarse”, aseguró Kieran Avery, director de gestión de recursos naturales en el Fideicomiso de las Tierras de Pastoreo del Norte, una organización comunitaria de conservación al norte de Kenia.
Naciones Unidas afirma que, si no se reduce la cantidad de langostas pronto, su número podría incrementarse 500 veces para junio, lo cual resultaría ominoso no solo para las comunidades dedicadas al pastoreo, sino también para los granjeros.
Fuente: The New York Times
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