El cese de actividades liberó espacios que la fauna silvestre intenta recuperar.
El aislamiento obligatorio quitó presión en áreas periurbanas y protegidas de todo el país y permitió, en algunos casos, el acercamiento de la fauna silvestre a los pobladores.
El cese casi total de las actividades provocó algunos cambios en el comportamiento de los animales silvestres, dijo a Télam el intendente del Parque Nacional Lanín, Salvador Vellido, quien apuntó como ejemplo que “ante la falta de tránsito los animales toman las rutas como su espacio territorial”.
“Antes veíamos a la distancia guanacos, ciervos, ñandúes o jabalíes y aves como garzas brujas o cauquenes -una especie de ganso-, pero ahora están más visibles en las playas y a orillas de los ríos, aunque no sabemos que ingresen a los centros urbanos. Eso no”, contó el guardaparque.
En Ushuaia, un vecino del barrio Bahía Cauquén, sobre la costa del Canal Beagle, registró la visita de zorros y caranchos, algo inusual pero divertido para una familia que cumple la cuarentena en la zona más austral del país.
En la otra punta de la Argentina, en el Parque Nacional Iguazú, “coatíes y monos desaparecieron de los lugares que solían frecuentar. La razón es simple: no hay turistas que les den comida”, dijo a Télam Agustín Paviolo, del Instituto de Biología Subtropical de la Universidad de Misiones e investigador del Conicet.
Paviolo precisó que “también se encontraron huellas de yaguareté cerca de la Garganta del Diablo”.
Junto a los guardaparques de Iguazú, una de las “siete maravillas naturales del mundo”, Paviolo estudia el impacto del turismo sobre los animales en un área protegida que recibe al año más de un millón y medio de visitantes.
“Inesperadamente tenemos en marcha un experimento real, porque de golpe se sacó a la gente y estamos monitoreando la reacción de los animales, si cambia la abundancia o el comportamiento. Si se extiende la cuarentena es posible que haya cambios y que nosotros podamos notarlos” explicó el biólogo.
Diego Montón, de Vía Campesina -el movimiento global de pequeños productores de hortalizas y frutas- y vecino de Jocolí, 45 kilómetros al norte de la capital de Mendoza, destacó que “como hecho comprobable solo puedo decir que el smog sobre la ciudad desapareció” por la cuarentena.
En tanto, desde la oficina de Recursos Naturales de Mendoza señalaron a Télam que “no vemos cambios significativos” en la naturaleza a nueve días del inicio de la medida.
Sofía Heinonen, directora ejecutiva de Conservation Land Trust -fundada por el fallecido Douglas Tompkins- y experta en restauración de ambientes naturales que desarrolla un proyecto para la reintroducción del yaguareté en el Iberá y en todo el Chaco, dijo que los efectos de la cuarentena y el parate económico casi global “vienen bien para la naturaleza y nos pone en un lugar de reflexionar”.
“Creo que los efectos se ven más sobre las emisiones que sobre la vida silvestre”, analizó Heinonen, para quien cuando finalice el aislamiento social será necesario “fortalecer las economías locales”, opinó.
“Si paramos todo de un día para el otro esta dependencia de economías globalizadas, de importaciones, exportaciones, la necesidad de medicamentos y la seguridad alimentaria tiene que ser repensada porque el mundo necesita saber qué es el bienestar humano y la importancia de ecosistemas completos en cada lugar dónde estamos”, completó.
En tanto, en los últimos días, expertos en fauna patagónica desmintieron fotos de ciervos en la calle principal de Junín de los Andes, en Neuquén, y lo mismo ocurrió con el video de una familia de carpinchos que paseaban, desconcertados, por un barrio pero que estaban en ese lugar porque un vecino de la urbanización privada de Nordelta, en el partido bonaerense de Tigre, los llevó allí a comienzos de este año, según informó prensa de esa municipalidad.
Tampoco es cierto que aparecieron delfines y cisnes en Venecia como consecuencia de la ausencia total de turistas y de personas moviéndose por sus calles y canales, lo que fue desmentido por National Geographic
Las informaciones de animales silvestres en cercanías de centros urbanos es algo de todos modos incomprobable por el momento porque el aislamiento preventivo y obligatorio para enfrentar al coronavirus impide cualquier registro serio de la conducta de la fauna.
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