Los científicos ‘huelen’ ganancias en las emisiones de las vacas.
El ganado produce más metano que muchos países grandes. Una solución podría ser un descubrimiento ecológico en el que una compañía suiza de biotecnología podría estar a la delantera.
LANCASTER, Inglaterra — Peaches, una vaca Jersey color café con blanco que pesa 544 kilogramos, estaba siguiendo por un establo a Edward Towers de manera amistosa una mañana soleada de marzo, cuando el animal de 6 años metió sus pezuñas delanteras en la tierra.
Towers, un granjero de 28 años cuya familia es propietaria de Brades Farm, cerca del escarpado Distrito de los Lagos del Reino Unido, le dio un delicado manotazo a Peaches para que siguiera adelante. Pero ella no se movió. Lleno de lodo tras pasar toda la mañana pastoreando cientos de vacas para una sesión de ordeño, Towers recargó todo su peso en la amplia parte trasera de Peaches, hasta que la vaca finalmente atravesó un portón de metal donde su cabeza quedaría inmóvil para poder realizarle un examen.
Deepashree Kand, una científica que estudia la nutrición animal, se acercó con un dispositivo casi del tamaño de un lector de código de barras de supermercado. Mientras se escuchaba “Changes” de David Bowie en un radio, Kand apuntó a la fosa nasal de la vaca con un láser verde y esperó a que Peaches eructara.
El empleador de Kand, una compañía suiza llamada Mootral, está analizando si una dieta alterada puede hacer que el ganado eructe y despida en sus flatulencias menos metano, uno de los gases de efecto invernadero más nocivos, además de uno de los principales factores causantes del cambio climático.
Si fueran un país, las vacas serían el sexto emisor más grande del mundo, por encima de Brasil, Japón y Alemania, de acuerdo con datos recopilados por Rhodium Group, una firma de investigación.
Es un problema muy conocido que ha tenido pocas soluciones prometedoras. Sin embargo, en los últimos cinco años, algunas compañías y científicos han estado acercándose a lo que sería un avance ecológico y financiero: un producto comestible que cambiaría la química digestiva de las vacas y reduciría sus emisiones de metano.
Varias compañías están probando un compuesto a base de hierba marina, y una firma neerlandesa, DSM, está haciendo pruebas con un suplemento químico que ha dado resultados prometedores. Mootral es una de las compañías que más ha avanzado en este ámbito. Al mezclar compuestos a base de ajo, cítricos y otros aditivos en un comprimido que se combina con la dieta normal de la vaca, la empresa emergente ha sorprendido a los científicos con una reducción importante y constante de las emisiones tóxicas de animales como Peaches.
En Brades Farm, Kand sostenía firmemente su láser. Los cambios en el haz de luz medirían el metano en los eructos de Peaches, que ocurrían una vez cada cuatro minutos aproximadamente. Poco después, hubo una sutil flexión en el cuello de la vaca, y el dispositivo de Kand emitió algunas lecturas: de 32 a 38 partes por millón.
“Eso es bueno”, dijo Kand. “Una reducción de casi el 30 por ciento”.
La reducción coincidía con los hallazgos de varios estudios arbitrados del suplemento alimenticio de Mootral. Se están llevando a cabo pruebas adicionales en Estados Unidos y Europa. El producto se está probando en granjas de leche y carne, incluyendo una granja neerlandesa que usa McDonald’s para estudiar nuevas técnicas en su cadena de suministro. El capitalista de riesgo Chris Sacca, quien se convirtió en multimillonario al apostar por Uber y Twitter cuando comenzaban, ha invertido en este proyecto.
Aún hay muchas preguntas acerca de la viabilidad. Mootral debe demostrar que sus productos funcionan con distintas razas de vacas en diferentes climas. Ha tenido éxito en zonas con clima templado, como el norte de Europa, pero ahora está llevando a cabo experimentos en lugares más cálidos.
Lo más urgente es que la compañía encuentre su lugar en la economía del coronavirus. Una ronda de inversiones que estaba programada para terminar en marzo se vino abajo debido a la crisis. El modelo de negocios de la empresa emergente depende de convencer a las compañías de ganado y lácteos, que por lo general son conservadoras, de que recibirán créditos que pueden vender en el mercado impredecible y en gran medida sin regulaciones de la compensación de carbono por usar lo que básicamente es simeticona para vacas.
Sin embargo, si Mootral o uno de sus competidores pueden soportar los desafíos de la era del coronavirus y mantenerse a escala, el resultado podría ser una de las maneras más veloces y sencillas de reducir una gran fuente de emisiones de gas de efecto invernadero.
Acceda a la nota completa en la siguiente página del New York Times.
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