Cinco ejemplares rojos juveniles fueron liberados ayer en el norte del Gran Parque Iberá.
Los cinco se sumaron a una población de ocho ejemplares que fueron liberados en el portal Cambyretá durante el 2015 con los cuales se intenta fundar una nueva población silvestre luego de su extinción hace 100 años en Corrientes y medio siglo en el país.
La liberación se lleva adelante en el marco del proyecto de reintroducción de Fundación Rewilding Argentina en conjunto con el Gobierno de la Provincia de Corrientes y la Administración de Parques Nacionales.
Varios registros de exploradores entre 1809 y 1945 indican que, históricamente, el guacamayo rojo (Ara chloropterus) volaba en los cielos del norte argentino. Sin embargo, su caza para alimento, mascotismo y ofrendas, sumadas a la actividad ganadera que se desarrolló en los siglos XVIII y XIX lo llevaron a la extinción hace más de 100 años.
El objetivo del proyecto es que la especie regrese a cumplir su rol ecológico en el ecosistema ya que esta ave frugívora juega un papel crucial en el funcionamiento de las selvas correntinas .
Según Marisi López, Coordinadora de Proyecto Iberá , los guacamayos rojos “son regeneradores de bosques ya que ayudan a dispersar semillas. Esta es la forma más rápida y natural de regenerar bosques, comen frutos nativos y desplazan las semillas de gran tamaño de varias especies de árboles nativos hacia otro lugar”.
El Plan Maestro Iberá. Obras y desarrollo para las generaciones futuras.
El proceso de liberación
La liberación de ayer es el resultado de un extenso y profundo trabajo que comenzó en el Centro de Conservación de Fauna Silvestre Aguará, donde se consolidaron los grupos de individuos y se realizaron los chequeos sanitarios necesarios para descartar enfermedades que puedan ser incorporadas en el ambiente silvestre.
La siguiente etapa consistió en prepararlos para la vida en libertad. Marianela Masat, la coordinadora del Proyecto de Reintroducción de Guacamayo Rojo de la Fundación Rewilding Argentina , explica que el entrenamiento abarca: enseñarles a aterrizar, a manejarse en su ambiente natural, motivarlos activamente a ejercitar el vuelo continuado para, luego, alcanzar mayores distancias. Y agrega: “Se les enseña a reconocer los frutos nativos y a volar en estratos altos, ocupando árboles emergentes del paisaje”.
Como práctica, se abren las puertas del recinto en el que se encuentran y se los llama con un silbato para que vuelen a la primera estación de alimentación. A medida que progresan, se aumenta progresivamente la separación entre las estaciones de alimentación para que recorran mayores distancias.
Previo a la liberación final, se les colocó un pequeño transmisor de radio que permite el seguimiento de cada individuo en el campo para verificar su adaptación . Es así como en 2019 se pudo registrar que una pareja de guacamayos comenzó a utilizar y defender una caja nido en el que colocó tres huevos. Esto representó el primer evento reproductivo del proyecto. Se espera que en la próxima temporada reproductiva hayan puestas exitosas que produzcan pichones.
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