La ausencia de cazadores por el COVID-19 ya provoca graves consecuencias.
El COVID-19 ha provocado una drástica reducción de los viajes de caza a África, por lo que la inversión en conservación de la fauna salvaje se ha reducido.
El naturalista Duann Bigs y el biólogo de vida salvaje Alexander Richard Braczkowski, ambos de la Universidad Griffith, junto a la ambientalista Alta De Vos, de la Universidad de Rhodes, y la ecologista de la Universidad de Helsinki Hayley Clements, son los autores de un estudio sobre el impacto de la pandemia de COVID-19 en la conservación de la vida silvestre en África y cómo la pérdida de recursos pone en riesgo la conservación medioambiental y los núcleos sociales. A causa del virus, los recursos económicos que aportaba el turismo «casi se han agotado», y ante la falta de alternativas viables y efectivas, la caza de trofeos se presenta como la mejor manera de preservar las comunidades, los territorios y la fauna que allí habita.
El turismo basado en la vida silvestre de África tiene un valor aproximado de 71.000 millones de dólares anuales. Entre otras labores, la vigilancia y lucha contra el furtivismo es una de las tareas esenciales para conservar la fauna silvestre, y aquí la caza tiene un papel primordial, aportando anualmente casi 200 millones de euros a la economía del continente africano.
Por ejemplo, la protección de un solo rinoceronte blanco de Kenia cuesta alrededor de 10.000 dólares cada año, algo que subsiste gracias a la caza. Entre otras labores, la vigilancia y lucha contra el furtivismo es una de las tareas esenciales para conservar la fauna silvestre, y aquí la caza tiene un papel primordial, aportando anualmente casi 200 millones de euros a la economía del continente africano.
Mirá también: La caza es parte de una economía compleja que hasta la fecha ha demostrado ser el método más eficaz de conservación alrededor del mundo.
A esta misma conclusión llegaron los cuatro investigadores mencionados anteriormente, que han hecho su estudio considerando la oleada de críticas provenientes de ONGs y grupos animalistas. Pese a la petición de muchos de ellos para que se prohíba la caza de trofeos en África, los investigadores han tratado de analizar cómo afectaría a los propietarios de tierras con negocios de caza en Sudáfrica una prohibición total de la caza de trofeos.
Según el estudio, el 91% de los propietarios entrevistados consideraron que la viabilidad económica de las propiedades privadas y la biodiversidad que habita en ellas perderían tras una prohibición de la caza
El ecoturismo se plantea como una alternativa a la caza, pero el estudio reveló que dos tercios de los propietarios no lo ven viable económicamente. De estos, la mitad afirmó que «volverían a la ganadería, reducirían parte del personal y eliminarían la vida silvestre de sus propiedades». La otra mitad no contempló ninguna alternativa viable.
Los lobbies que promueven y presionan a los políticos para que se termine con la caza de trofeos (así como el uso y el comercio de fauna salvaje) deben considerar las posibles consecuencias de tales prohibiciones. Si el objetivo final es la caza de trofeos debido a su inaceptabilidad moral, se debe tener en cuenta el impacto sobre la conservación y los medios de vida comunitarios que dependen de la caza.
La corrección política no salva animales.
Si la conservación es realmente un objetivo importante de aquellos que piden el fin de la caza de trofeos, se deben desarrollar fuentes alternativas de ingresos y planes de transición para los propietarios y las comunidades donde la caza es una fuente clave de ingresos. Esto sostendrá el uso de la tierra para la conservación y los medios de vida.
Una forma de lograr un resultado más pragmático para el debate sobre la caza de trofeos es combinar evidencia científica de resultados probables junto con diferentes valores hacia la caza para encontrar soluciones aceptables . Encontrar formas pragmáticas para avanzar que incorporen diferentes valores hacia la caza es fundamental para reconstruir el sector de conservación de África después de COVID-19.
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