Primera entrevista exclusiva a un medio argentino.
“No hay un lugar en el mundo donde todas las armas hayan sido prohibidas y las tasas de homicidios hayan bajado”
“John Lott tiene pocos pares como analista de temas de política pública”, aseguró hace algunos años Milton Friedman, ganador del premio Nobel de Economía, sobre el trabajo realizado por el investigador y mayor exponente en materia de la defensa de los derechos de los legítimos usuarios de armas.
La opinión de Friedman, lejos de caer en exageraciones, describe de pies a cabeza la personalidad de Lott. Es que, sin discursos tibios o falsas correcciones políticas, el investigador lleva adelante desde hace varias décadas una dura lucha para derribar los mitos sobre el control de armas.
La vida personal y profesional de Lott ha estado marcada desde su inicios por el ámbito académico. El investigador, quien posee un doctorado en economía de la Universidad de California (UCLA), ha ocupado puestos de investigación en diversas instituciones académicas, como la Universidad de Chicago, la Universidad de Yale, la Universidad de Stanford y la Universidad Rice, entre otras.
Desde su lugar de divulgador científico, fiel a su perfil empírico, Lott se ha convertido a sus 62 años en un autor con una obra prolífica. Ha publicado más de cien artículos en revistas académicas revisadas por pares y ha escrito nueve libros, que incluyen “Más armas, Menos crimen”, “The Bias Against Guns”, “Freedomnomics” y recientemente “Mitos sobre el control de armas”.
En esta entrevista exclusiva, la primera otorgada a un medio argentino, comienza contando el motivo de su dedicación en derribar los mitos sobre la posesión y portación de armas en manos de civiles: “Me di cuenta de la desinformación que había sobre el tema. Eso, creo, es lo que pone en peligro la vida de las personas”.
Y agrega: “Existe falta de información sobre la forma en que alguien debe responder cuando se enfrenta a un criminal o cómo se deben detener los tiroteos públicos masivos. El único curso de acción más seguro es tener un arma, especialmente para los más débiles”. Y revela sobre los tiroteos masivos: “El 94 % de esos ataques en los Estados Unidos tienen lugar en áreas donde las armas están prohibidas”.
“Nunca me habían interesado mucho las armas, sólo me involucré por accidente”, cuenta Lott sobre cómo nació su relación con el mundo de las armas. Ligado desde joven a la docencia y al mundo de las aulas, el comentarista político explica que todo surgió cuando un grupo de alumnos le pidió si podía hablar sobre el control de armas. “Eso me obligó a leer parte de la literatura académica y me sorprendió lo mal realizadas que estaban las investigaciones”, recuerda.
Si bien actualmente es colaborador del periódico The Hill y columnista de Fox News, Lott también ejerce el cargo de Presidente en el Crime Prevention Research Center (CPRC), organización sin fines de lucro que fundó en 2013 y que tiene por objetivo proporcionar una evaluación científica objetiva y precisa tanto de los costos y beneficios de la posesión de armas, como de las actividades policiales.
Aire Libre (AL): Según sus investigaciones existe la creencia errónea y generalizada de que un incremento de armas en manos de civiles genera un aumento en los índices de criminalidad. ¿Por qué cree que sucede esto?
John Lott (JL): Siempre le pregunto a las personas si pueden nombrarme un lugar en el mundo donde todas las armas hayan sido prohibidas y las tasas de homicidios hayan bajado. La respuesta es no. Cada vez que se han prohibido las armas, las tasas han aumentado. Los países desarrollados con las tasas más altas de posesión de armas tienen tasas de homicidios más bajas. Por lo general, cuando las personas hacen comparaciones, generalmente eligen un grupo pequeño y selecto de países. Aun así, hay problemas reales con estos datos que sesgan el resultado en contra de la hipótesis de más armas, menos crimen. Por ejemplo, la gente no comprende las diferencias entre las tasas de asesinato y de homicidio. Si una mujer mata a un violador en serie que irrumpe en su casa, no es lo mismo que un ladrón que asesina a alguien a quien está asaltando. Nunca he entendido por qué se quiere agrupar esos dos tipos de casos. No creo que hacer comparaciones puramente transversales tenga mucho sentido, y en mis libros explico cómo eso puede ser muy engañoso.
AL: Justamente en su último libro “Mitos Sobre El Control De Armas”, utilizó como subtítulo Cómo los políticos, los medios de comunicación y los “estudios” fallidos han torcido los hechos sobre el control de armas. ¿Por qué cree que existe tanta oposición y resistencia de estos grupos?
JL: Es difícil meterse en la mente de las personas, pero creo que mucho de eso tiene que ver con cuánto confiás en las personas para tomar decisiones. En los Estados Unidos, los liberales generalmente no confían en que la gente tome las decisiones correctas. Por ejemplo, para el caso del seguro médico social, el ex Presidente Barak Obama adoptó un programa que no dejaba a las personas elegir qué estaba cubierto y cómo funcionaba esa cobertura. Si no se confía en las personas ni siquiera para elegir lo que cubrirá su seguro médico, ¿es una sorpresa que no se confíe en las personas y el uso de las armas? En todo el mundo, los multimillonarios financian la oposición a las personas que poseen armas. Los dos mayores financistas que impulsan el control de armas son Michael Bloomberg y George Soros. La ironía es que estos individuos tienen guardaespaldas armados las 24 horas del día para protegerse, pero no creen que la gente promedio deba tener armas o tener la opción de protegerse a sí mismos y a sus familias.
AL: ¿Cómo ve la situación de América Latina en relación con el control de armas?
JL: Si bien las fuerzas de seguridad son extremadamente importantes para proteger a las personas, debe quedar claro que, en América Latina, incluso cuando la policía es eficaz, prácticamente siempre llega a la escena del crimen después de que ha ocurrido. En gran parte de Latinoamérica, la policía simplemente no puede hacer su trabajo. Los índices de asesinatos y otros tipos de violencia son astronómicos. En aquellos casos en los que la policía está simplemente abrumada, no tendría que haber más remedio que dejar que las personas tengan la opción de protegerse a sí mismas y a sus familias. Cuando se regula estrictamente a las armas, sólo serán los delincuentes los que las tengan.
AL: ¿Qué políticas activas cree que podrían ser permeables entre los políticos?
JL: Hay una ironía en el tema de la política. Por ejemplo, en Estados Unidos los políticos que están a favor del control de armas son los que más despotrican contra la policía. Si gastaran más dinero en las fuerzas de seguridad y no en restringir su accionar con regulaciones sin sentido (como llenar un formulario enorme cada vez que hablan con civiles), no habría tantos delitos y la gente no se sentiría tan mal. La población necesita poseer armas para protegerse.
AL: ¿Cómo surgió la idea de fundar The Crime Prevention Research Center (CPRC)?
JL: Cada año se gastan cientos de millones de dólares en la investigación del control de armas. Aun así, existe una enorme cantidad de información errónea, por lo que pensé que había una necesidad real de académicos que supieran cómo usar correctamente los datos. La idea era tratar de educar a las personas sobre estos temas de manera adecuada.
AL: Cuéntenos un poco sobre el CPRC y si cree que el mismo podría desarrollarse en otros lugares.
JL: Es posible que se pueda desarrollar una organización similar si se encuentran académicos que estén dispuestos a investigar y abordar temas políticamente incorrectos. Sin embargo, el mundo académico tiende a ser bastante correcto en estos temas.
AL: En nuestro país hay tres frases en las que se sustentan algunas campañas, ¿qué respondería a cada una?
1- Tenés un arma, tenés un problema.
JL: Los defensores del control de armas simplemente no pueden aceptar el hecho de que los legítimos usuarios de armas sean increíblemente respetuosos de la ley. Algunas pruebas nuevas ponen las cosas en perspectiva. La policía es el factor más importante para reducir la delincuencia, pero incluso la policía comete delitos. Sin embargo, en las estadísticas, los legítimos usuarios de armas son más respetuosos de la ley que la policía.
2- El ejercicio de la violencia armada se esconde en los viejos modelos de dominación patriarcal.
JL: Mis investigaciones han demostrado constantemente que, por ejemplo, las mujeres se benefician mucho más que los hombres al tener armas para protegerse. La razón es simple: cuando un criminal masculino ataca a una víctima femenina, hay una diferencia de fuerza mucho mayor que cuando un hombre ataca a otro hombre. La presencia de un arma representa una diferencia mucho mayor en la capacidad de una mujer para defenderse. Con demasiada frecuencia, cuando las mujeres se enfrentan a la amenaza de violencia, el consejo es mudarse, cambiar de trabajo o esconderse. Se han realizado esfuerzos sistemáticos para asustar a las mujeres, en particular exagerando los riesgos de tener armas de fuego en el hogar.
3- La mayor cantidad de muertes y heridos ocurre en ocasión de conflictos interpersonales, de género u odio cultural.
JL: Alrededor del 90% de los asesinos adultos tienen antecedentes penales violentos. Los números son similares para los juveniles. Suelen ser hombres con un coeficiente intelectual relativamente bajo y una larga historia de problemas de relacionamiento con otras personas. La gente común no se vuelve loca de repente y mata a otros. Si lo que se busca realmente es preocuparse por personas en particular, hay que preocuparse por aquellos que tienen antecedentes penales violentos, no por los propietarios de armas que respetan la ley.
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Omar
Muy buenos Argumentos en defensa de la gente de bien LU
Leopoldo ibarra
Cuando al fin, tener armas sea un delito…Los delincuentes dejarán de tenerlas y usarlas?