Sus implicancias en la actividad física y en el deporte.
Por Héctor A. Cirigliano para la E-Magazine 45 de Revista Aire Libre.
Son muchas las investigaciones que se han realizado y se realizan sobre los cambios de rendimiento que se producen en la mujer durante su ciclo menstrual y esto depende de manera fundamental de los cambios hormonales que suceden en el organismo en las diferentes fases del ciclo. Pero es necesario tener en cuenta que cada organismo es único y en cada mujer puede influir de manera diferente.
Tampoco podemos ignorar los factores sicológicos, que en algunas mujeres produce alteraciones con marcados cambios de carácter debido al dolor y las molestias durante esos días y en otras pasa prácticamente desapercibido de acuerdo a su fisiología.
Uno de los factores fundamentales, como dijimos, son las hormonas reproductivas en las mujeres, el estrógeno y la progesterona, que sufren cambios predecibles en aumento y disminución durante todo el ciclo menstrual nominal de 28 días.
Esto no significa que cada mujer tenga un ciclo normal de 28 días. Los estudios realizados por investigadores de Gran Bretaña, publicados en la revista “Sport Medicine” incluyen sujetos con ciclos regulares que van desde 21 a 35 días.
En cuanto a los efectos de las hormonas sobre el organismo femenino, el estrógeno puede mejorar el rendimiento, gracias a los efectos que produce sobre el músculo. La progesterona, por lo contrario, produce un efecto inhibidor sobre el estrógeno.
Hay deportistas de alto rendimiento que para no sufrir cambios hormonales durante las etapas de competencia interrumpen en forma voluntaria y temporalmente su periodo menstrual, con controles médicos, pero no es aconsejable de ninguna manera por los efectos descalcificantes sobre el esqueleto y por los problemas que acarrea sobre el aparato cardiovascular.
Si observamos el gráfico, cuando se produce la menstruación la progesterona se halla en sus valores más bajos y se mantiene así durante toda la fase folicular hasta después de la ovulación. En cambio los estrógenos comienzan a aumentar llegando a su máximo poco antes de la ovulación, cuando comienzan a disminuir. En cambio la progesterona aumenta sus valores hasta promediar la fase lútea donde ambas hormonas caen en forma pronunciada hasta la siguiente menstruación dando comienzo a un nuevo ciclo.
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Actividad física y dolor menstrual
En muchas mujeres, durante la menstruación una actividad física moderada, sin una gran demanda de oxígeno ayuda a disminuir los dolores menstruales, que como ya dijimos varían mucho de un organismo a otro. Lo importante es tratar un tema que hasta no hace mucho tiempo fue considerado tabú y no había sido investigado como es debido. Aún quedan muchos estudios por realizar para sacar conclusiones más precisas.
En general, y lo repetimos una vez más, la fisiología de cada individuo es diferente, y los cambios que se producen en el organismo varían de una mujer a otra al entrenar o practicar un deporte de alto rendimiento.
Aunque los cambios hormonales son numerosos durante todo el ciclo, es preciso dejar en claro que se puede realizar actividad física y deporte en todo momento, con ciertas adecuaciones en los niveles del gasto energético debido a las condiciones fisiológicas en que se halla el organismo en las diferentes fases.
Actividad física y deporte en la fase post menstrual
Esta fase tiene lugar en la primera mitad del ciclo. Los estrógenos aumentan en el cuerpo de la mujer debido a que el óvulo comienza a madurar en los ovarios y el útero crece y se prepara ante la posibilidad de un embarazo.
En esos días es cuando la mujer tiene mayor fuerza, velocidad y resistencia física para realizar un entrenamiento intensivo. Debido a la concordancia de estos factores se presenta la mejor oportunidad de buscar resultados y marcas deportivas.
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Actividad física y deporte en la fase ovulatoria
Esta fase tiene lugar en la mitad del ciclo completo de 28 días, y se conoce como fase ovulatoria debido a que el óvulo, ya maduro abandona el ovario.
En esta fase sucede algo similar a la anterior, el organismo femenino está mejor preparado para el rendimiento deportivo ya que se eleva la fuerza y la carga hormonal, lo que repercute en un mayor rendimiento durante la actividad física intensa. Teniendo en cuenta estos factores se puede organizar el entrenamiento aprovechando las mayores posibilidades de rendimiento, para hacerlo menos intenso en las fases siguientes.
Actividad física y deporte en la fase pre menstrual
En esta fase, la tercera, el óvulo se desplaza hasta el útero y se produce un aumento de progesterona. Se observan una serie de cambios en el organismo ya que debido a la retención de líquidos aumenta la masa corporal.
La frecuencia respiratoria también aumenta y a nivel sanguíneo se observa la disminución de vida de los glóbulos rojos y las plaquetas.
Los niveles de prostaglandina son más elevados en esta etapa. Estas son moléculas con un componente graso que dan lugar a la inflamación de la región ventral.
En esta fase la mujer está más desganada a causa de los niveles altos de progesterona. El organismo no responde bien al esfuerzo.
Es el momento de entrenar en forma moderada, sin exigir demasiado al cuerpo, que no responderá de manera adecuada.
También son útiles en esta fase los ejercicios para descongestionar la región abdominal y pelviana que se distiende unos días antes de la menstruación. Estos ejercicios ayudan a evitar los dolores que se producen en el abdomen y en la articulación sacro coxígea, debido a que el coxis comienza a cambiar de posición preparándose para un posible embarazo.
Actividad física y deporte durante la fase menstrual
Al no ocurrir el embarazo se produce la desinflamación del recubrimiento uterino con la expulsión del óvulo que no fue fecundado y la pérdida de sangre consecutiva, que es variable en cada mujer.
Disminuyen los niveles de estrógenos y progesterona y el cuerpo se deshincha eliminando los líquidos que se acumularon los días anteriores. También debido a la hemorragia se pierde hemoglobina, la proteína encargada del transporte del oxígeno (O2) a los tejidos. Por lo tanto no es conveniente realizar una actividad aeróbica prolongada debido a la mayor demanda de O2.
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Ejercicios de esfuerzo de corta duración
Por lo tanto, es mejor realizar ejercicios de corta duración y mayor esfuerzo y ejercicios isométricos con menor demanda de O2.
Para concluir debemos tener en cuenta que lo descripto es lo que sucede en general, como lo dijimos en más de una oportunidad. Cada organismo femenino es diferente y las reacciones, por lo tanto, no son las mismas.
La actividad física, como es sabido, favorece la producción de endorfinas, que estimulan la esfera síquica del deportista y producen placer y por otra parte, reduce los niveles de prostaglandinas, que son sustancias que aumentan el dolor.
Por lo tanto, lo más importante es no abandonar la actividad física y el deporte, pero adaptar el entrenamiento a cada fase, de acuerdo a la respuesta sicofísica de cada persona.
El Autor: Héctor A. Cirigliano es Lic. en Kinesiología y Fisiatría UBA – MN 14097 y entrenador de la Federación Argentina de Tiro con Arco – Mail: kine41@fibertel.com.ar
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