Federico Gil y el cambio de reglas para ir a Tokio 2020.
Se había asegurado la clasificación para los Juegos, pero ahora deberá ir a buscar el cupo en un torneo en el que llegará en diferentes condiciones que sus rivales. Y aprovechó el particular 2020 para crear su propio emprendimiento comercial.
Federico Gil vivió una infinidad de situaciones en un 2020 inusual para el deporte mundial. Pasó de tener que improvisar rutinas de entrenamiento en un departamento de la ciudad de Buenos Aires a volver a tirar en la comodidad de la cancha que construyó a fines de 2018 en Arrecifes. De unas primeras semanas sin mucho que hacer en el encierro por la cuarentena por el coronavirus que comenzó a regir en Argentina en marzo, a no tener un minuto libre tras poner en marcha un nuevo proyecto personal relacionado al tiro deportivo, su pasión. Y de la alegría y la ansiedad de saberse prácticamente adentro de Tokio 2020 a la molestia por el cambio de reglas de último momento que lo obligará a esperar para sellar su clasificación.
Gil se transformó a principios de abril de 2020 en el primer argentino en alcanzar el podio en el ranking, en la modalidad skeet, gracias a su gran actuación en la Copa del Mundo de Nicosia, Chipre, en la que se llevó la medalla de plata, la tercera de su carrera tras el oro de Larnaca, también en Chipre en 2017, y el bronce en la etapa final de ese mismo año en Nueva Delhi. Así trepó hasta el tercer lugar, con 990 puntos, posición que lo habría clasificado directamente a los Juegos Olímpicos, si no fuera por la pandemia.
Porque el sistema original marcaba que el ranking cerraba el 31 de mayo y con el sueco Stefan Nilsson, primero con 1.129 unidades, ya clasificado, y el italiano Luigi Lodde, segundo con 1.108, liberando la plaza porque su país ya había llenado sus cupos, el único boleto en juego por esa vía era para él. Pero finalmente, la Federación Internacional de Tiro Deportivo (ISSF) cambió las reglas de juego.
El 29 de mayo, dos días antes de que se confirmara su plaza, el bonaerense recibió un mail explicándole que el cupo se entregaría recién en este 2021, luego de una fecha de la Copa del Mundo en India, que no pudo disputarse el año pasado por la crisis sanitaria y se hará del 18 al 29 de marzo.
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En una charla con Clarín en mayo, el bonaerense de 32 años había mostrado su felicidad por esa clasificación que era casi un hecho, aunque también había anticipado que nada estaba confirmado.
“Yo vivo por y para el tiro. Desde 2015 que estoy en el top 10. Y alcanzar un logro mayor al que ya había tenido, que era estar quinto en el ranking, es una satisfacción muy grande. Pero no buscaba ese tercer lugar. Todo estaba enfocado en dar lo mejor para estar entre los mejores y como consecuencia trepar en el ranking para lograr el cupo para Tokio. En 2019, no había conseguido mi plaza en las competencias clasificatorias. Por eso sí o sí, tenía que asegurarme de estar lo más alto posible en el ranking, que es mi última chance, y trabajamos para eso. Pero hay que esperar, no puedo hacerme ilusiones porque de repente deciden otra cosa”, había comentado.
Así ocurrió. Y aunque no fue una sorpresa total, la modificación que introdujo la ISSF en el criterio de clasificación no le cayó bien.
“Ese cambio a último momento me molestó. La federación nos aseguró que el ranking -que se actualiza cada mes- no se va a modificar hasta esa competencia en la India, lo que es bueno. Pero si se entregaban los cupos el 31 de mayo pasado, todos habíamos competido bajo las mismas condiciones. En cambio ahora, vamos a tener que tirar una última competencia en marzo y cuando llegue ese momento, yo voy a arrastrar un año entero de inactividad y mis contrincantes, un año entero de competencia. Porque en Europa estuvieron compitiendo no solo a nivel nacional, sino también en torneos tipo Grand Prix entre países vecinos. Mis contrincantes, todos top 10 igual que yo, pudieron enfrentarse una o dos veces por mes entre ellos en los últimos meses de 2020”, reflexionó después de enterarse del cambio.
-Vas a quedar un poco en desventaja para ese último torneo que podría decidir quién va a Tokio…
-No sé si llamarlo desventaja. Capaz esa situación me genera más ganas, que se transforman en motivación y terminamos haciendo resultados incluso mucho más altos de los esperados. Pero objetivamente, la situación parece injusta. Y nos preocupa muchísimo. Porque mientras los europeos estaban compitiendo, nosotros estábamos acá entrenando, a puertas cerradas, en soledad. Porque yo estoy entrenando con mi hermana Melisa (NdR: también tiradora y ya clasificada a Tokio), pero no puedo ni siquiera hacerlo con un sparring. Y en lo nuestro, nos sirve tener un compañero a la par tirando, porque te ayuda a ponerte en situación de competencia, te permite medirte y te hace exigirte más.
El bonaerense, que tuvo su debut olímpico en Río de Janeiro 2016, recordó que tras regresar de competir en Chipre a principios de marzo, los primeros meses de cuarentena los vivió en un departamento de Capital Federal, entrenando como podía la parte física. “No podía trotar, que me habría servido, ni tenía ninguna bicicleta fija, porque como tengo todo en Arrecifes, me agarró con las manos vacías”, comentó.
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Pero tras 90 días en ese “encierro” pudo regresar a la cancha que construyeron en un campo familiar en Arrecifes, similar a la que se utilizará en la cita olímpica en 2021. “Tenemos la misma maquinaria, la misma electrónica, las mismas computadoras. Está todo simulando la cancha de Tokio. Y tengo también armado mi gimnasio para los ejercicios específicos que requiere mi deporte”, explicó.
-¿Te afectaron mucho esos tres meses sin poder tirar?
-En realidad mientras estuve parado hice muchísimo entrenamiento físico. Entonces cuando volví a la cancha, me encontré que pesaba diez kilos menos. Los primeros 20 días fueron un poco de adaptación. Y luego sí volví a mi nivel y a tirar realmente muy bien. Por eso tengo esa sensación de ganas de ya estar compitiendo, que se mezcla con la preocupación de que sigue transcurriendo el tiempo y nosotros sigamos sin competencia, mientras el resto del mundo ya volvió.
Gil fue uno de los deportistas que aplaudieron la decisión del Comité Olímpico Internacional de postergar los Juegos Olímpicos de Tokio para este año. “Realmente tenía mucho miedo que se cancelaran. Así que cuando los postergaron, me alegré”, comentó poco después de que se oficializara la mudanza de la cita.
Hoy, en cambio, tiene sensaciones encontradas. “Por un lado, pienso que todo se da para mejor y que de repente esta postergación nos va a permitir llegar más preparados. Pero también me habría gustado que los Juegos se hubieran celebrado este año, por el nivel que tengo y por cómo venía, metiéndome en las finales o en el podio en todas las competencias. Volví a entrenarme semanalmente y siento que estoy en mi mejor nivel, en mis mejores rendimientos”, comentó.
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Su nuevo proyecto
Inquieto y ambicioso, Federico no para un segundo. Habitualmente, cuando no está entrenando o compitiendo, dedica su tiempo al estudio jurídico familiar. Pero la inactividad casi absoluta de un 2020 diferente y de los primeros meses de cuarentena le dejaron mucho tiempo libre. Asi, aprovechó para hacer realidad un viejo sueño que hacía mucho le daba vuelta por la cabeza y que, como no podía ser de otra manera, seguirá otra tradición de los Gil. Creó una empresa importadora de armas y municiones.
“Yo siempre quise volver a tener una gran importadora, como la que tenía mi papá en los años 90. Volver otra vez a meterme en el mundo de las armas, mi gran pasión, desde lo comercial. La inactividad deportiva me generó mucho tiempo libre, así que aproveché para montar esta nueva empresa. Yo represento en Argentina distintas marcas de platillos, de escopetas, de máquinas lanzaplatos, pero decidí ampliar esa actividad. Y terminé habilitando la importadora en el Registro de Armas, refaccionando un depósito que había quedado de esa vieja actividad de mi familia; y comenzamos con este nuevo proyecto”, contó.
“A raíz de los años que llevo compitiendo, conozco con lujo de detalles cuáles son las mejores marcas y los mejores accesorios. Quiero aprovechar mi experiencia internacional y el conocimiento que tengo para traer los mejores materiales a Argentina. Hoy, por ejemplo, nos estamos preparando para instalar el equipo del nuevo Tiro Federal Argentino, cuando llegue el momento. La empresa surgió con la idea de traer al país productos que a las grandes importadoras no les resultan interesantes económicamente y a mí sí, porque los uso para competir y porque soy un fanático y un apasionado del tiro y me gusta compartir mi pasión con la gente”, explicó.
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