La náutica suma fanáticos
Disciplinas como kitesurf y windsurf ganan interés tras la pandemia: la demanda de clases se duplicó. Actividad física y escape de la ciudad. Nota de Paula Boente para BAE Negocios.
Deslizarse en el agua, alejarse de la tierra firme, entregarse al balanceo de la corriente y disfrutar. Las disciplinas vinculadas a la náutica están ganando practicantes. El entusiasmo se multiplicó tras el parate de la cuarentena y durante el verano la costa del Río de la Plata se pobló de nuevos aficionados a este mundo de experiencias acuáticas. Una forma de hacer ejercicio al aire libre y escapar de la ciudad.
Dentro de un rubro amplio, que abarca por supuesto las fascinantes travesías en velero, las escuelitas de deportes catalogados como extremos, Kitesurf, Windsurf o Stand Up Paddle (SUP), se llenaron de alumnos. La flexibilidad que posibilita el teletrabajo y las ganas de contacto con la naturaleza, especialmente en un entorno con opciones limitadas por la pandemia, alientan a los interesados a lanzarse a esta aventura.
“Se anotó el doble de alumnos. Como todos hacen homeoffice se pueden escapar. También tiene que ver con que es al aire libre y muchos no se fueron de vacaciones”, cuenta Melody, instructora de Kitesurf en la escuela El Molino, en San Isidro. Según explica, el Kite especialmente está teniendo más demanda, viene en ascenso desde hace casi 10 años. Tiene la ventaja de requerir un equipo fácil de transportar (entra en la mochila y se arma en 10 minutos) y también es más sencillo salir a navegar.
“La gran mayoría lo hacía para desconectarte. Lo veían en la playa, venían de vacaciones y lo querían hacer acá”, agrega. Salir al río depende de las condiciones de los vientos y la marea. Comenta que ahora, cuando la escuela publica un pronóstico del tiempo favorable se toman todos los cupos en 30 minutos. El interés no está puesto sólo en el Kite. Menciona que en otros deportes como el Windsurf y SUP también aumentaron los practicantes: se llena los fines de semana.
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En El Molino, las clases de Kite, que tienen una duración de una hora, cuestan $3600, las de Windsurf $1950 y las de SUP $1600. Las grupales (dos personas) tienen 20% de descuento. Según detalla Melody, en el caso del Kite, aprender a navegar y tener independencia para ir y volver solo a un punto demanda un mínimo de 15 horas. Se anota un público variado, tal vez más adultos en Kite. Comenta además que hoy en día son muchas las mujeres que se suman y la presencia de instructoras lo incentiva. En cuanto al entrenamiento, se trabajan abdominales y piernas; en Windsurf y SUP más los brazos. Quienes aún no se animan pero tienen interés en ver el movimiento costero, pueden acercarse a pasar la tarde en la terraza del bar del complejo, con vista al río.
Primeras inmersiones
Allá lejos en octubre de 2019, Diego Gras empezó con un curso de Windsurf en el Club De Veleros San Isidro. “Me anoté para ver como era el deporte y por curiosidad. Tenía ganas pero nunca me había dado el tiempo para eso. La primera clase que tuve no fue la mejor, ya que el agua estaba muy fría, había olas y mucho viento. Creo que ese día apenas me pude subir a la tabla. Costaba porque el río estaba crecido. Luego de esa clase pensé en no ir mas, la verdad que no fue una buena experiencia”, recuerda. Pero por suerte le dio una nueva oportunidad. “Así fue, como arranque practicando todos los fines de semana siempre y cuando se dieran las condiciones climáticas. ¡Básicamente el Viento! Luego de un par de meses de curso, junto con un amigo, ya encantados, tomamos la decisión de comprar una tabla y vela a medias”, cuenta entusiasmado. Dice que este deporte le enseñó muchas cosas. “Es una actividad grandiosa. Cada vez que vas es distinto a la última que fuiste, porque el viento o la marea hace que nunca sea igual”, agrega.
Gras coincide en que creció el interés: “Creo que aumentó la práctica de actividades acuáticas porque cuando vamos los fines de semana vemos mucho mas gente antes. No sé si será por la pandemia o la estación del año, pero cada sábado veo mas gente”.
En la guardería Puerto de Tablas, en Acassuso, Ricardo, responsable de la administración también señala que “se nota que hay más gente”. “Con la cuarentena, esto estuvo mucho tiempo parado porque recién se empezó a mediados de septiembre y sólo durante la semana: se fueron juntando muchas ganas”, dice. Aclara que los costos de los equipos son caros por el tipo de cambio: una vela 2021 arriba de US$5000, una tabla desde U$S 2500, con opción nacional. De todas formas, según sus cálculos, se anotó un 35/40% más de gente esta temporada. Se ofrecen cursos de entre 8 y 10 clases de hora y media. Además, se dan lecciones sueltas para aprender tips, trucos, para quienes dominan lo básico. La tarifa de la guardería tienen un valor de entre $2000 y $3000 por mes según la disciplina. El lugar tiene además una terraza con bar para ver el paisaje ribereño con los kites de colores, el despliegue más llamativo.
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La comunión con el agua genera integración con otros fans de estos deportes; se suelen organizar salidas a lugares como Punta Rasa o Chascomús.
Entrenar y contemplar
Las salidas en Kayak y la práctica de remo son otras opciones muy buscadas para un acercamiento al agua, ya sea como deporte o salida de turismo. “El contexto de pandemia, sobre todo luego de tanto encierro, aumentó la valoración por las actividades al aire libre y en contacto con la naturaleza. La actividad que ofrecemos nosotros, propone un distanciamiento per se. Si a eso le agregamos el bienestar de realizar una actividad física, recreativa, rodeado de naturaleza y respirando aire puro, el combo cierra por todos lados. Como nuestro hashtag #todoloquehacebien #conexionreal”, destaca Damián Montagna, Director de Kayak Río de la Plata, escuela con certificación internacional.
Ofrecen salidas guiadas para personas sin experiencia en la actividad, por el delta y el Río de la Plata. Además, cursos de Iniciación a la actividad. “Proponemos sumarse a esta maravillosa actividad de manera guiada, placentera y segura”, destaca. Según comenta, el público es muy amplio y heterogéneo, con edades a partir de los 25 hasta los 70 años, aunque la franja más concurrida es de los 35 a los 50. “Hace quince días tuvimos un nuevo alumno , Miguel, que con sus jóvenes 71 años, nos brindó un claro ejemplo de que el límite generalmente lo pone uno mismo”, agrega. El valor de las propuestas parte de los $2500.
Atractivos no faltan para lanzarse a descubrir las maravillas de explorar río adentro.
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