Un Galgo Pescador
Nota de Wilmar Merino para Revista Aire Libre
El partido viene 0 a 0 y en el bando de los pescadores nos sorprendemos por el imprevisto quite de colaboración de nuestros rivales, los peces, que en la previa habían picado con ganas y en la jornada con nuestro crack invitado, Jonás Gutiérrez, se venían haciendo desear. Así son los patíes en el Río de la Plata, bichos de canaletas, que se ausentan por largos períodos de tiempo, y a veces se largan a comer y entregan piques en todas las cañas. Pero éste, justo éste, no venía siendo el caso en un Berisso donde el viento empezaba a jugar su propio partido prometiéndonos una jornada más corta aún. Es que no salimos temprano, porque Jonás, “el Galgo” Gutiérrez, tenía entrenamiento en Banfield, y la juntada en la lancha del guía Joaquín Hasaín, crack local y heredero del gran Beto Hasaín, se armó recién al mediodía.
Jonás, el mismo de la Selección Argentina, de Vélez, de Newcastle, de Independiente, de Defensa y Justicia, el héroe que zafó del cáncer, que volvió a jugar y hoy luce su tranco largo característico en Banfield, recibió gustoso los obsequios de Aire Libre y se concentra en su caña y reel nuevos, que estrena cuando la chicharra suena y clava con efectividad. Pelea la primera captura con maestría hasta que el copo certero del guía Joaquín pone fin a la batalla. Lo gritamos como un gol y devolvimos el “patucho” que nos dio las primeras fotos del crack con captura.
Sonríe Jonás, y festeja el 1 a 0 que lo mantiene por un largo rato al frente en el marcador. Las líneas siguen tensas, pero nadie logra clavar otro por más de una hora. Jonás bromea cuando el guía o este cronista erramos una clavada y dice guiñando el ojo “Después te explico”. Aprovechamos el parate en las corridas, para charlar con el deportista y conocerlo así un poco más.
“Lo único de outdoor que me gusta hacer es la pesca. No me considero un gran pescador, pero me gusta esta actividad. Me divierte pasar un rato con amigos, o solo. Todo lo que rodea a la pesca me gusta y me relaja”, dice abriendo el juego.
Estamos ante un jugador consagrado, con un físico imponente que hace olvidar que cuando era niño lo apodaban “hambre”, porque era flaquito. Tiempos donde sus ídolos eran Javier Zanetti y Robert Pires. Un jugador al que, como a muchos, el éxito a temprana edad lo hizo concentrar en su actividad principal, por lo que rituales como el de la pesca quedaron reducidos a las vacaciones de final de temporada, salvo por alguna aislada escapada en medio de un torneo. Tal como ocurre ahora con este jugador de Banfield, al que le armamos un plan a medida después de un entrenamiento, gracias al guía de Berisso Joaquín Hasaín que lo esperaba con la lancha pronta para ganarle cada minuto posible al río.
Jonás disfruta pescar con amigos como su pata habitual de pesca, Sebastián Borrás, quien vino con su pequeño hijo, y un amigo de ambos, Darío Curotto quien –pequeño mundo al fin- era cliente ya de nuestro guía Joaquín.
Jonás no caza, ni acampa, ni hace biking o trekking, pero le gusta que haya un curso de agua cerca. “La actividad física al aire libre siempre me gustó, pero por una cuestión de mi profesión uno suele estar atado por horarios y no puede hacer muchas más cosas que entrenar. Y cuando estaba en el exterior, mis vacaciones eran venir a la Argentina, para ver a mis amigos y la familia. Ahora que estoy radicado en la Argentina puedo darme estos recreos, pero también es cierto que por una cuestión de contratos, uno no puede hacer otros deportes y debe cuidarse, porque trabajamos con el cuerpo.
-Ya nos contaste qué cosas no practicás. Volvamos a lo que te gusta, la pesca. ¿Algún iniciador en la familia? ¿Cómo nació tu pasión por la pesca?
-La realidad es que cuando era chico íbamos a San Antonio de Areco, con mi papá y mi hermana y hermano, y a mí me encantaba agarrar la mojarrera y me iba al río a pescar. Nadie me enseñó, no sé bien cómo aprendí. Me acuerdo que un cartel decía “Prohibido pescar” pero yo era un nene y me mandaba igual y me traía mis mojaras y peces que hacíamos fritos. A veces me acompañaba mi hermano, pero en general iba solo. Así empecé.
Autodidacta.
-¿Cómo siguió tu historia con la pesca?.
-La realidad es que desde los 3 años juego a la pelota, y desde chiquito estaba en competencia. Otro escenario usual en mis pescas fue Las Toninas, donde pescábamos de costa en la playa. No tiene los rindes y la misma diversión que pescar de embarcados, pero me gustaba agarrar mi cañita y divertirme, solo o con amigos, que también me encanta y es muy divertido. Un par de horitas a la mañana y otro par de horitas a la tarde siempre hacía en Las Toninas. Y años después, también en Punta del Este.
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-Te vi pescar en otro ámbito costero: Santa Teresita, pescando de embarcados con el guía Omar Morelli, con quien sacaste una especie bastante rara: un testolín.
-Ehh ¿Cómo supiste eso?. Así fue. Fue muy divertido porque no sabíamos que era, pero era bien raro ese pescado. El clima ayudó, pasamos una mañana bárbara y nos divertimos mucho pescando de todo, principalmente corvinas, pescadillas y congrios. Incluso ese pescado tan raro. Omar es una excelente persona, la pasamos muy bien haciendo la pesca que más me gusta: en el mar.
-¿Tenés sueños de pescador con alguna especie particular? Algún pez Vela, o Marlín, por ejemplo…
– Marlín pesqué uno, en las islas Maldivas. Me había ido de vacaciones con quien era mi pareja (N de R: Alejandra Maglietti). Fue una situación hermosa, con un arnés, una pelea tremenda donde nos íbamos pasando la caña. Fue una bestia de dos metros, algo increíble que no me voy a olvidar nunca. Es lindo ver cómo son las pescas en otros lugares, y encontrarte con peces de ese tamaño y esa lucha.
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-¿Te preocupa el daño ambiental que está produciendo el hombre?
-Creo que hay que ser cada vez más generoso con la naturaleza, a la que han castigado mucho. Vivimos en un mundo maravilloso, pero la Madre Naturaleza se queja y nos hace saber con terremotos, tormentas o incendios, que tenemos que contribuir a cambiar las cosas. Está viniendo una generación con muchísima más conciencia que la nuestra, con más conciencia de la necesidad de actuar en el cambio climático, y con más empuje que la propia política que va lenta con los cambios.
-¿Cuáles son tus características como jugador?
-Solidario, me considero así. Muy dinámico, especialmente cuando había arrancado, en mis años más productivos. Con el correr de los años uno se va convirtiendo de un jugador más corredor en uno más pensante, eso es la evolución, la maduración de uno- Uno no es el mismo a los 20 que a los 38 que tengo hoy.
-Y de acuerdo a eso, si te tuvieras que identificar con un pez, ¿Con cuál te identificarías?.
-¡¡Con el dorado!!! Es un pez aguerrido, no le ganás hasta que lo tenés vencido, pero… ¡no se da por vencido nunca!.
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-¿Qué sentiste con el adiós prematuro de Diego Maradona, quien fuera tu técnico en la Selección?.
– Tuve a Diego de técnico, sí… (reflexiona con tristeza) me dio mucha pena su final, de esa manera. También tuve al Coco Basile. Eran técnicos de la vieja guardia.
-¿De los actuales, quien te gusta?
-Con Sebastián Beccacece hablaba mucho, se podía hablar. Me gustaba. Y Gallardo me encanta.
El día que el galgo fue Meolans
“Conozco a Jonás de Las Toninas, de haber compartido veranos allá con nuestras familias”, dice Sebastián Borras, quien nos dejó una anécdota imperdible. “Joni pescaba de playa conmigo, con la cañita, esperando…hasta que un día me compré una lancha. Y lo llevé. El todavía ni había debutado en Velez. Y ahí estábamos, pescando, en la lancha, y medio que se me empezó a marear…Entonces le dije `tirate al agua, que se te equilibra el líquido dentro del oído, te vuelve el centro de gravedad, te curás enseguida`. Y se tiró. Y se le pasó todo. Y así, nadando, se empezó a alejar, estaba contentísimo… y a mí se me ocurrió hacerle una broma y le dije:
Sebastián: -Jonás, no te alejes tanto, es peligroso.
Jonás: -Esta hermoso, ¿Qué pasa?.
S- No nada, es por los tiburones…
J- ¿En serio?, ¿Hay?
S- Si, la mayoría de las veces no hacen nada… pero si te ven chapoteando así…quedate cerca mejor…
Y ahí Jonás empezó a nadar hacia la lancha ¡¡Como si tuviera un fuera de borda en la espalda!!
Nunca me reí tanto.
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