Islas de Plástico
La llegada del plástico a nuestra civilización a mediados del siglo XIX implicó no solo un sinfín de beneficios, sino también un gran número de problemas. La mitad de todo el plástico se produjo en los últimos 15 años, lo cual habla del agravamiento de la encrucijada que enfrentamos.
Mientras por otras latitudes la conciencia sobre el nivel de toxicidad asociado al bisfenol A, B y F presente en policarbonatos y resinas epoxi, como las de los envases, está más desarrollada, entre nosotros muchas veces las etiquetas no dan cuenta siquiera de su presencia. Como ya señaláramos en anteriores oportunidades, casi la mitad del plástico que se produce se destina a productos de un solo uso, favoreciendo una contaminación que sigue abarrotando el planeta.
En muchas zonas costeras de los océanos hay praderas de pastos marinos, valiosos ecosistemas que purifican el agua, proporcionan alimentos, mantienen una rica biodiversidad y almacenan carbono. Funcionan como escudos naturales y son claves para atrapar y transportar desechos plásticos a la orilla, como se ha comprobado con investigaciones realizadas en el Mediterráneo español. A pesar de su importancia, estos pastos están en disminución y son de los hábitats costeros menos protegidos, cuando deberían ser prioridad.
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Tanto plástico que va a parar al mar, más de ocho millones de toneladas al año, ha dado lugar al nacimiento de auténticas islas en los cinco giros oceánicos del planeta que se forman por la combinación de la rotación terrestre y las corrientes de agua activadas por los vientos. Esas islas totalizarían unas 270.000 toneladas de plástico. La más grande está en el Pacífico Norte, con más de 2 billones de piezas y esquirlas de plástico, en una superficie que se estima en tres veces la de Francia. En el Pacífico Sur se ha comprobado la existencia de otra del tamaño del territorio de México.
Se calcula que el 20% del plástico en el océano proviene de plataformas petrolíferas y barcos y que el resto se genera en los continentes y llega a los océanos a través de los ríos.
Hace poco, se viralizó la imagen de un hombre recogiendo plásticos en el río Meenachil en la India. N. S. Rajappan, de 69 años, víctima de la polio, fue captado por el fotógrafo Nandu Ks, que publicó su imagen en Facebook. Una ímproba tarea que debería sumar más voluntades en todo el globo. Además de cambiar los plásticos por papel bambú o por lo que se pueda, erradicando definitivamente los de un solo uso, urge modificar la mentalidad y diseñar cursos de acción que contribuyan a detener sin más demoras esta calamidad. No podemos seguir hablando del problema en tercera persona, cuando cada uno de nosotros es responsable.
Fuente: La Nación Naturaleza
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