Comienza el viernes en medio de la alarma por previsiones climáticas
El Congreso, organizado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza se llevará a cabo en la ciudad de Marsella.
El Congreso Mundial de la Naturaleza, la cita más importante para la protección del medioambiente, empieza el viernes en la ciudad francesa de Marsella tras nuevas previsiones alarmistas de la ONU sobre el futuro del planeta.
El encuentro reúne en pie de igualdad a gobiernos y organizaciones no gubernamentales, algo inusual en foros internacionales y una situación que los ecologistas quieren aprovechar de nuevo para lanzar su grito de alerta.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN, fundada en 1948), que organiza el congreso, “es verdaderamente única porque reúne a gobiernos y oenegés (…) ya sean grandes o pequeñas”, explica a la AFP Susan Lieberman, vicepresidenta de Wildlife Conservation Society (WCS).
El calentamiento global es peor y más rápido de lo temido, según el último informe de expertos sobre el clima de la ONU adoptado hace menos de un mes por 195 países. El mundo podría llegar en 2030 a alcanzar el umbral de +1,5ºC, diez años antes de lo previsto, según esos especialistas.
El impacto en los animales y las plantas de un aumento de la temperatura de esta magnitud es desconocido, y algunos científicos hablan ya de una sexta extinción de especies.
En la actualidad, más de 37.400 especies están amenazadas de extinción, en torno al 28% de todas las conocidas por el ser humano, según la Lista Roja que elabora la UICN desde 1964.
“Ciertamente diría que estamos en la cúspide de una sexta extinción masiva” de especies, explicó Craig Hilton-Taylor, responsable de la elaboración de esta lista, a la AFP.
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Las metas de los países ricos y los ecologistas chocan con los intereses de numerosos países en vías de desarrollo, como India, y prometen debates encendidos en noviembre, en la conferencia sobre el cambio climático (COP26) de Glasgow, que tuvo que ser anulada el año pasado a causa del covid-19.
En este contexto, el congreso de Marsella no tiene poder decisorio real, sino que es un foro de debate para orientar políticas y presionar a los gobiernos.
La herramienta científica de presión más conocida de la UICN es la Lista Roja, que será actualizada de nuevo esta semana.
La pandemia obligó también a aplazar este congreso. Y este año presenta como novedad que las organizaciones de pueblos autóctonos podrán ejercer su derecho a voto, como la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA).
Esta alianza quiere proponer a los más de 1.400 miembros de la UICN una moción para proteger el 80% de la vasta cuenca del Amazonas de aquí a 2025, incluidas las demandas de tierras que tienen pendientes tribus indígenas con los nueve gobiernos de la región.
“No hay financiamiento realmente para los que conservan los bosques” criticó José Gregorio Díaz Mirabal, coordinador de la COICA, en entrevista con la AFP antes de viajar a Marsella.
Un estudio de la ONU publicado en marzo resaltó que son las tierras pobladas por los pueblos originarios de América Latina las que sufren menos deforestación.
“No tiene sentido que los consultores, las empresas, lleguen para enseñarles a los indígenas qué tienen que hacer para proteger, que es lo que hemos hecho siempre”, indicó Díaz Mirabal. “Eso tiene que ser una inversión directa, que nunca llega”.
La UICN ha logrado preservar su delicado equilibrio entre gobiernos y organizaciones no gubernamentales, entre científicos, activistas y empresarios, gracias a la libre participación y expresión de todas las partes, y a la diplomacia entre bastidores, advierten observadores.
“La UICN prefigura lo que podría ser la cooperación entre instancias gubernamentales y no gubernamentales en otros sectores del derecho” internacional, explica Juliette Olivier, del Centro de Estudios e Investigación Política, de la universidad Paul Cézanne, en Aix-Marseille.
© 2021 AFP
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