Ballenas a 15 km de Puerto Madryn
Están a metros de la costa por la profunda pendiente. Olvidate de los parlantes y la música estridente: aquí reina el silencio para escucharlas respirar y verlas moverse ahí nomás de la orilla. Parece increíble, pero así de real es este paraíso en el Área Natural Protegida El Doradillo en Chubut.
La playa El Doradillo es un paraíso que está a 15 km en dirección al norte de Puerto Madryn donde se pueden avistar las ballenas francas australes a muy pocos metros desde la costa. Una experiencia inolvidable e inigualable de vivenciar ofrece esta playa de 3 km de ancho, entre Punta Arco y Cerro Prismático a lo largo de 25 km.
Debido a su potencial ecológico y turístico se decidió convertirla en Área Protegida para poder realizar las acciones pertinentes a fin de conservar la naturaleza.
Si no existieran las ballenas, esta playa podría promocionarse como la única en la que reina el silencio. Ni parlantes, ni música estridente, ni nadie al que se le ocurra tapar los sonidos de la naturaleza. Claro que eso ocurre porque ellas existen, y escucharlas es casi más fascinante que tenerlas tan cerca.
La importancia de este lugar radica en que es considerado el mejor lugar para la contemplación de las ballenas en un marco de respeto por la especie y el ambiente. Miles de turistas pasan año a año por este privilegiado sitio entre los meses de junio y octubre cuando los mamíferos marinos más grandes se acercan a las costas sureñas para reproducirse y amamantar su cría.
Gracias a la fisonomía de las costas se hace posible observar a los cetáceos a tan sólo unos metros de distancia pudiendo admirar la grandeza de los mismos, sus movimientos, los típicos soplidos en forma de V cuando respiran, los golpes de aleta y de cola y se ven a las madres navegando con sus crías en paralelo a la costa, algo posible por la pendiente del fondo, que tiene una profundidad tal que permite que se muevan con total libertad.
Por eso, si no fuera por las risas de los chicos o por el murmullo de las conversaciones, habría algo hasta ceremonial en la postal que muestra la costa. Grupos de gente disfrutando, en silencio, de la calma de un lugar que eligen las ballenas, cuando quieren alejarse de la inmensidad del mar y acercarse a un espacio en el que pueden convivir con los humanos.
Para acercarse, sólo hay que tener ganas, preparar el mate e ir, por ruta 1 en dirección al norte, hasta el muelle Almirante Storni. Una vez allí, tomar la ruta 42 con rumbo al mar, y seguir atravesando, por ripio, un camino que está señalizado e indica cómo llegar. El último paso es relajarse. Y dejarse avistar por las ballenas.
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