Manguruyú: El verdadero Rey de las Profundidades
Junto al Chamigo Team visitamos Itá Ibaté, en el norte correntino, para vivir en primera persona la Temporada 2021 y palpitar lo que se viene. Los destinos de pesca buscan resurgir luego de la pandemia y con las fronteras aún cerradas para la llegada de pescadores de Brasil. Por Adrián Ayala.
Al arribar a las tierras itaibateñas junto a Sergio Zapata, nos alojamos en las cómodas instalaciones de Posada Puerto Paraíso, y la sorpresa fue desde el comienzo. Nuestro plan de pesca se basaba en la modalidad trolling, pero el primer encuentro con nuestro guía Daniel nos cambio el foco. Nos dijo: “Vamos a intentar pescar con carnada, más precisamente miñocas (una especie de gusano/lombriz) porque está activo el Manguruyú”.
A partir de ese momento, todo cambió. La enorme expectativa era saber cómo íbamos a funcionar con una línea armada con nylon del 100, líder de acero de 80/100 lb, anzuelo #6 y plomos de entre 100 a 250 gramos. La clave, que la plomada se asiente en el fondo de piedras, golpee, camine y deje trabajar a la carnada.
Meca de la Pesca:
La localidad de Itá Ibaté se encuentra a 160 km al norte de la ciudad de Corrientes Capital. Su significado, en legua guaraní, significa “Piedra Alta”; íntimamente relacionado a su geografía ribereña que la han convertido en una de las mecas de pesca deportiva, y sueño de todo pescador.
Jornadas en el río:
El plan eran realizar dos días de pesca. En la previa, sabíamos que el río había repuntado unos 40 cm, pero el factor viento iba a jugar su papel. Así fue como durante toda la primera jornada, nuestra actividad se vio influenciada por ese factor tan temido en los pescadores.
Sin embargo, con esfuerzo y sin descanso, y luego de perder algunos piques, antes del ocaso del día, la caña de Sergio sintió el tibio pique inicial, para luego de un sutil cañazo, pasar al momento glorioso: Caña doblada al máximo y una lucha incesante, en las cuales la paciencia y el correcto trabajo de los equipos de pesca, resultan claves. Resultado final: un manguruyú tamaño medio, que luego de unas fotos, fue devuelto de forma espectacular para la emoción de todos.
Nuestro primer balance. Sacamos a adelante una jornada difícil, llena de aprendizajes y que, gracias a tener un nuevo día por delante, sabíamos que debíamos mejorar como pescadores, pero también necesitábamos que el factor viento desaparezca.
El día 2 comenzó de la mejor manera. Luego de un desayuno imponente a cargo del personal de Posada Puerto Paraíso, las charlas con los pescadores que habían arribado durante la madrugada, nos demostraron sus expectativas de saber que el manguruyú estaba cerca.
Un río Paraná “planchado” nos recibió y nos puso en alerta. Rápidamente estuvimos en zona de pesca. Un veril imponente, de profundidades que oscilan en estos momentos de bajante histórica del río, entre los 25 y 35 m. La suerte estaba echada.
De entrada, la puntera de mi caña no me dio tregua, y ante el primer movimiento, recibí un ataque de esos que te despiertan. Pero la suerte adversa jugó en mi contra. Luego de 15 minutos de pelea acérrima, un corte en el multifilamento golpeó el ánimo del equipo. En las reflexiones de pescador, tratando de saber si fue un error propio, pensaba que quizás dejé llevar mucha línea y no dejé trabajar al freno del reel al límite. Solo pedía en tener revancha, algo tan difícil en la pesca.
Pero, entre pedidos al cielo, y a personas que ya no están, la revancha llegó.
Misma situación. Movimiento extraño en la puntera de la caña, sensación que algo pasaba, paciencia para no cañar en falso, y en ese momento preciso. La bajada de caña hizo que comenzara una lucha codo a codo con el pez. No les voy a negar que pesaba lo vivido minutos antes. El nerviosismo y temor invadieron en todo momento mi pelea con el pez. Todo el equipo creía que teníamos un manguruyú, pero la sorpresa nuevamente nos hizo celebrar por partida doble. Un surubí pintado emergió de las profundidades y sumábamos una especia de esas que uno sueña encontrar y con el agregado de lograrlo con miñoca.
En este momento del periplo, debemos reconocer que el equipo ya se había sacado la mochila, y todo cambió. Sobraban confianza y energías positivas para encarar el resto del día de la mejor manera. Llego la hora del almuerzo, y nos preparábamos para lo mejor de nuestro viaje.
Podemos afirmar que compartir la jornada en el río con pescadores del interior de Santa Fe, Córdoba, Salta y Buenos Aires fue algo muy lindo. Y ese buen ánimo vino con tremendas luchas. Un total de 6 capturas más de manguruyú, entre ellos el más grande la jornada, fueron el broche de oro de un viaje que marcó el inicio de la Temporada 2021.
¿Por qué el manguruyú está activo en esa zona?
Una pregunta recurrente, pero necesaria de responder. Se lo hicimos a los guías, y todos coincidieron.
El lecho del río en la región de Itá Ibaté es de piedras, pero además es de los de mayor profundidad del Alto Paraná, lo que se traduce a un lugar perfecto para el hábitat del manguruyú, ya que es una especie que “hace pozos” entre piedras para desarrollar gran parte de su vida allí.
Producto de la bajante de los ríos, que mermaron los hábitats naturales, la especie se refugia en esa zona de la provincia de Corrientes. Resulta clave su protección y cuidado. La Pesca y Devolución es la clave para que otros muchos pescadores puedan disfrutar de esta especie tan valiosa.
Información Importante:
Equipos Utilizados:
- Reel Okuma Modelo Komodo SS equipado con caña Reflexions de 15-40 lb y de 2.10 m
- Reel Okuma Modelo Citrix equipado con caña Okuma Ceymar Serie T de 15-45 lb y de 2. 10 m
- Reel Marine Titán equipado con caña Okuma Cayasta UFR de 15-40 l b y de 2.10 m
- Multifilamentos de 0.20 mm de 25 lb.
Servicios de Pesca: Posada Puerto Paraíso
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