Cómo disfrutarlo en Tucumán
Salir a la naturaleza y dejarse envolver por la majestuosidad de las especies voladores es posible. El encanto de visitar el Parque Nacional Aconquija.
Levantar la vista y esperar en la inmensidad de la naturaleza. Sentir el viento, oír el ruido de las copas de los árboles rozándose… y de repente el cantar de un ave que le saca una sonrisa a más de uno. Ese es el momento que da inicio a todo: ¿qué especie será? ¿Cómo será? Algunos agarran sus binoculares, otros levantan sus cámaras y los más tradicionales simplemente usan sus ojos par admirar.
El avistaje de aves por fin comienza: serán una, dos, cinco, 10… las que la naturaleza desee mostrar. Sus participantes, en unas pocas horas, tendrán un panorama de las diferentes especies que habitan esa porción de suelo. Y seguramente volverán a casa felices, habiendo aprendido un poquito más sobre los ecosistemas que habitamos.
Te puede interesar: El observatorio cerca de Buenos Aires
Ya sea por la tranquilidad que se genera, por el contacto con la naturaleza o por la posibilidad de aprender un poco más sobre el mundo que nos rodea, la observación de aves es una actividad que crece sin parar en nuestro país.
Tiene muchos beneficios: es, de hecho, una gran herramienta para concientizar a la sociedad sobre la importancia de la conservación de los ecosistemas. Muchos lo hacen por primera vez, pero también hay muchos que realizan la práctica desde antes que sea una moda. Es que la observación de la naturaleza es de las cosas más antiguas que existen. Y es casi hipnótico, dicen.
Alejandro Nemec es montañista hace 32 años; y hace 26 se dedica también a la fotografía de naturaleza. Él cuenta que el interés por el avistaje surge de forma progresiva. “Las personas entran a la naturaleza con el fin de caminar en las montañas o de hacer camping… estando ahí es casi imposible no ver las aves. Casi siempre andás cerca de una; las empezás a observar y cuando menos te das cuenta, ya sabés el nombre común, y más tarde el científico”, relata a LA GACETA y reflexiona sobre el crecimiento de esta actividad: “la gente se estresa en las urbes, en sus trabajos, y todos necesitamos volver a la naturaleza para hacer algo que atrape y divierta”.
“En todo el país se están visitando lagunas, ríos y selvas para ver aves. Y más que nada para distraerse; los niños están bastante atrapados en las observaciones”, agrega.
Para todos
Observación de aves se puede hacer casi en cualquier lado, pero los lugares más importantes para realizarla -dice Nemec- son el dique Celestino Gelsi, el Lago de San Javier y la selva de Yungas en el Parque Sierra San Javier, el río Los Sosa, el dique La Angostura en el Mollar y el Parque Nacional Aconquija. Este último es de los más elegidos; un perfecto escenario para encontrar diversas especies de aves, como la pava de monte, el cóndor andino, el pato de torrentes, el loro hablador y el arañero corona rojiza, entre otras especies.
La actividad busca contemplarlas en su hábitat, distinguir sus plumajes y sus comportamientos e identificar cada vez nuevas especies. “Cualquier persona puede realizar la actividad y no se necesitan conocimientos previos. Pero siempre es mejor ir acompañado por un guía experto”, explica a LA GACETA la bióloga Daniela Cano, analista en gestión y conservación de espacios naturales del Parque Aconquija.
Ella conduce algunas de estas salidas; desde el parque -relata- empezaron a difundir este tipo de observaciones en áreas silvestres “con el objetivo de dar a conocer las bellezas naturales y los valores de conservación del área protegida y generar conciencia ambiental en los visitantes”.
Mirá también: Las aves de Jujuy
Hay provincias en las que el avistaje ya es moneda corriente, y otras en las que recién está surgiendo. En Tucumán hay un público especializado que desde hace mucho tiempo sigue la actividad, pero en los últimos años se ha abierto a la sociedad en general. “En 2019 se formó el grupo de voluntarios ‘Observadores de aves del sur tucumano’, cuyo objetivo es, a través de la educación ambiental y acciones concretas, conservar las aves silvestres, la protección de sus ambientes naturales y el desarrollo de prácticas sustentables en ambientes productivos y urbanos”, relata Cano.
Qué hace falta
De las aves que se visualizan en el sur, varias están bajo peligro. “Principalmente son el águila poma, águila viuda, loro alisero, pato de torrentes, mirlo de agua, hocó oscuro, gaucho andino y monterita serrana, más que nada por la modificación del hábitat natural. A su vez, el cóndor andino está amenazado por el uso ilegal de cebos tóxicos; y el loro hablador por el tráfico y venta ilegal de la especie para uso como mascota”, detalla Cano. Y una buena forma de favorecer la permanencia de estas especies es la concientización, mediante la observación y admiración de las aves.
Para salir -dice la experta- se recomienda llevar una guía de aves y binoculares (es lo ideal, pero no indispensable), anotador y lápiz para apuntar los registros. Además, contar con calzado cómodo y ropa de colores miméticos (camuflados o marrones, verdes, beige, cremas) y gorra, botella de agua, repelente y protector solar.
Para experimentar en primera persona, hoy habrá una observación de flora y fauna en el Parque Nacional Aconquija 2023, Se saldrá a las 8 de la Oficina de Información Turística frente a la plaza Independencia, con regreso a las 16.
LA GACETA
Impactos: 98