Rocas Coloradas: la reserva con picos, mesetas y mar que impacta a sus visitantes
Tiene 95.000 hectáreas que incluyen la aridez del desierto y zonas de plataforma marina. Conviene recorrerla con guía.
Por Ana van Gelderen para Revista LUGARES
A 25 kilómetros del centro de Comodoro Rivadavia y en dirección al norte, el Área Natural Protegida Rocas Coloradas es un lugar planetario. Hasta acá llegamos en camioneta, con Martín Pérez, guía baqueano, después de un buen rato por la RP 1. Atrás dejamos las cigüeñas y los tanques de almacenamiento que hacen al paisaje clásico de esta ciudad que es petrolera por excelencia. A la altura de un farallón repleto de cormoranes, el faro San Jorge (de 1925), prismático y blanco –porque está hecho de ladrillos de calcáreos– anticipa nuestra entrada por la costa del Mar Argentino hasta esta reserva de 95.000 hectáreas. Desde los acantilados también se ve una tómbola (una islita que aparece y desaparece con la marea) con lobos marinos, y más adelante la Playa del Hongo.
El primer gran hito del área es el pico Salamanca, de marcada forma cónica. Vemos el acceso al circuito, aunque no lo encaramos. El cerro tiene 576 metros de altura y es uno de los más altos de la Costa Atlántica. Por eso muchos trekkers –preparados o amateurs– lo suben para tener una vista completa de la meseta y el mar. La cartelería motivacional acompaña el trayecto que conviene hacer con guía, y que hasta la cumbre lleva dos horas y media de ascenso, y una y media de bajada. Para los menos entrenados, hay una cumbre intermedia, el cerro Sombrero, que entre el ascenso y el descenso lleva dos horas. Si bien no hay que estar súper fit para encarar el pico Salamanca, hay que tener en cuenta que hay esfuerzo físico porque todo es ascenso.
“Soy de esta tierra, hijo de tehuelche”, asegura orgulloso Martín mientras maneja la camioneta, y especifica el nombre de la etnia de sus ancestros: Thusen. “Mi papá nació en una aldea muy pobre y fue adoptado por mis abuelos apellidados Pérez. En realidad, mi verdadero apellido es Kuyape”, relata Martín, que investigó sus raíces por las suyas, porque su padre –que murió hace meses– no le contó demasiado. “La lengua se perdió tras el exterminio que lideraron los españoles, con colaboración de los mapuches”, dispara Martín mientras avanzamos por los caminos internos del área, entre estructuras arcillosas. Y agrega: “El indio tehuelche era manso e hizo buena relación con los galeses, por ejemplo. En cambio, el gaucho que vino después era pendenciero y los maltrataba, así como los terratenientes y los militares. Por eso, para protegerlos, los tehuelches a sus hijos no les enseñaron el idioma a sus hijos. Sin embargo, muchos niños escuchaban por la ventana y así se transmitieron algunas palabras”.
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De pronto, llegamos hasta el Valle de Marte –que hace unos meses se llamaba Valle Lunar– y que es más colorado que cualquier otro sector de área. Frente a un cartel que dice “no subirse a las geoformas”, el guía cuenta que esta área creada en 2021 necesita mucho del cuidado y respeto de las indicaciones por parte de los visitantes. Si bien las formaciones de greda parecen estables, son sumamente delicadas y se desmoronan si uno se sube encima. Además de rocas enormes, formaciones geológicas de siluetas atractivas y suelos limo arenosos, hay una laguna colorada y barrosa que también habla de la presencia de hierro en el área. En algunos sectores forma hexágonos, cuando se seca, y en otros tiene patos que le dan vida.
El almuerzo es carne al disco, en el refugio Tchokoeff, de pescadores, a pasitos del mar y con el viento patagónico –khusken, en tehuelche– aliviando la jornada de sol radiante. Luego, más mesetas arcillosas, fósiles que no hay que llevarse como recuerdo y caminos a los que sólo se accede en camioneta 4 x 4, hasta llegar a un bosque petrificado con restos de coníferas y palmeras de más de 50 millones de años. Los troncos convertidos en roca a veces están enteros y otras tantas, algo astillados. Al pisarlos, suenan como vidrio por el silicio y el efecto es fascinante… como mucho en Rocas Coloradas, la reserva provincial inexplorada de Comodoro Rivadavia.
Datos útiles
Patagonia Salvaje 4 x 4. Nacido y criado en la zona, Martín Pérez tiene vehículos con doble tracción y conoce la Reserva Provincial Rocas Coloradas como nadie. Propone programas de todo el día, que incluyen un almuerzo preparado al disco. T: +54 9 (2974) 25-4810. IG: @patagoniasalvaje4x4
Gabriel Isotelli. Guía de montaña súper entrenado, coordina salidas al Pico Salamanca. T: +54 9 (2975) 27-9285.
Lucania Palazzo Hotel. En el centro de la ciudad y a pasitos del mar, tiene habitaciones con vista al mar, una suite presidencial de 85 m2 y desayuno completísimo. Moreno 676. T: +54 (297) 449-9300. IG: @lucaniapalazzohotel
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