Relatos de caza
26 de junio de 2026. Temporada complicada resultó la del 2023. Patos si y perdices no en un lugar, y el revés en otros, que si es por la sequía dicen unos y por la gripe aviar comentan otros, pero quien tiene la razón, no lo sé, aunque he visitados campos en los que el año pasado cacé muy bien y en el presente no tenían nada de pasto, inclusive he podido ver grietas en el suelo donde podía poner mi mano sin inconvenientes.
Tocando contactos por todos lados, llegué a un viejo amigo en la provincia de Santa Fe, Julio Escalada, un brillante y muy serio criador de perros Deustche Drahthaar, el que en 2 minutos me confirmó que podría ir sin ningún problema, que en la zona disponía de buenos campos bien poblados de perdices, aunque no tanto de liebres, pero mi objetivo eran las plumas, así que no había problema.
La distancia no es corta, así que planifique uno de los fines de semana XXL que tuvimos, y valió la pena. Llegue a destino poco después de media tarde, por lo que ya sabía que tendría el primer día perdido, pero me equivoqué. Julito me esperaba con un cabrito al asador que me hizo olvidar el largo viaje, y acompañado por un buen tinto me ayudó a dormir profundamente toda la noche.
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Por la mañana temprano mi amigo pasó a buscarme y salimos para el campo. En el viaje me comentó que era un campo pequeño al que íbamos, pero que daría buenos resultados. Algo más de 50 hectáreas, no me parecía muy prometedor, pero….. donde manda capitán, no manda marinero dice el dicho, y tenía razón, en menos de 2 horas teníamos las 5 perdices permitidas cada uno, muy lindas y gordas, parece que allí comen muy bien fue mi único comentario.
Esto fue una muy buena excusa para un plan distinto en la tarde. Julio amasó unos fideos extraordinarios para el mediodía y por la tarde salimos a cazar sin escopeta, tenía curiosidad de ver como trabajaba la última cachorrada de mi amigo, así que salimos al campo con los perros para ver cómo se comportaban, y realmente tuve una agradable sorpresa, cachorros de 5 meses obedientes a la más mínima orden, muy firmes en la búsqueda y en la muestra y en el aporte de las perdices cazadas por la mañana que les fuimos plantando.
Tan entusiasmado quedé que le propuse salir con uno de estos cachorros al siguiente día y dejar guardado mi perro. Una experiencia que resultó increíble, nada hacía suponer que eran cachorrones, se comportaba como un perro de experiencia. Le comento a Julio y humildemente me dice que debe ser el resultado de años de experiencia en la cría de estos ejemplares, de seleccionar muy bien la genética y dejar a un lado mucho del palabrerío que anda por ahí sin ningún tipo de sustento.
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Tal como el día anterior, en poco más de una hora ya teníamos el cupo, por lo que decidimos regresar, y hacer un asadito al lado de la camioneta y charlar de las opciones que nos quedaban, entre las que quedó ir a última hora de la tarde a buscar una par de vizcachas para hacer al disco por la noche como despedida.
Todo salió de maravilla, lugar nuevo, buenas perdices, vizcachas gordas, excelente cabrito, gran amigo y unos perros de maravilla, prometí volver antes del término de la temporada, y seguro que lo haré.
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