Caminar en la sal antes de que llegue el verano
Están ubicadas a solo 60 km de Las Grutas y solo se accede con excursiones. Existen tres operadores turísticos que llegan al lugar.
27 de octubre de 2023. A sólo 60 kilómetros al oeste de Las Grutas se encuentra un infinito oasis de sal que conforma un maravilloso atractivo rodeado de misterio, leyendas y dioses tehuelches. Las salinas del Gualicho son una de las más extensas del país con 35 kilómetros de ancho y 18 de largo y, se consideran unas de las más importantes a nivel industrial en Sudamérica. Ir a conocerlas es una gran opción para los turistas que esta primavera, llegan a las playas de Las Grutas y San Antonio Oeste.
El acceso es restringido, ya que únicamente se permite el ingreso de turistas que llegan en excursiones. Son 40kms de asfalto y solo 20 de buen ripio. Se trata de un lugar donde se explotan recursos, por lo que es importante cuidar la integridad física y seguridad de quienes las visitan en las salidas guiadas que se realizan en cualquier época del año.
Al estar ubicadas a unos 70 metros bajo el nivel del mar cuentan con un microclima sumamente particular que genera elevadas temperaturas durante el día, por lo que las excursiones se realizan al final del día y tienen una duración aproximada de 4 horas.
El impactante escenario blanco invita a observar un atardecer mágico, gracias a los contrastes del cielo con el rosado de las salinas que está generado por una bacteria que es fundamental para la producción de la sal, y genera la posibilidad de presenciar impresionantes vistas panorámicas.
El relieve de la zona, que se caracteriza por sus vastas llanuras, sus montañas de escasa altura, sus mesetas escalonadas, sus valles fluviales y sus cañadones.
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Esta extensa alfombra blanca presenta desniveles de hasta 2 metros de alto porque hace por lo menos 300 millones de años estuvo cubierta por agua de mar, un motivo por el cual en sus capas más profundas se suelen encontrar huesos de animales petrificados y hasta dientes de tiburón.
En el caso de Tritón, una de las empresas turísticas, invita a sus pasajeros a conocer la historia de la actividad minera en el Museo de la Sal situado en el ingreso al predio. Allí se brinda una recorrida auto-guiada que refleja la evolución del proceso extractivo, las leyendas que circundan alrededor del nombre del lugar y hasta fotografías de los más fantásticos atardeceres en las salinas.
En Desert Tracks sostienen que este manto de sal infinito, es mucho más grande que las Salinas Grandes de Jujuy y ligeramente más pequeño que Uyuni, en Bolivia, las puestas del sol son un espectáculo único.
«Dentro del salar parece que estamos en la Luna. Atardece. En el corazón del Gualicho nos detenemos después de recorrer varios kilómetros y descendemos del vehículo. El guía nos invita a sentir la sal bajo nuestros pies. Descalzos caminamos hacia el oeste, la mirada se pierde en el horizonte, el cielo se va poniendo amarillo, luego rojo y por último el violeta invade el firmamento (…)», invitan.
En Ocasión turismo juran que este es un «sitio rodeado de misterio y leyendas de fantasmas y dioses tehuelches», y esa es una de las partes favoritas de las y los turistas durante el recorrido. El momento en que pueden adentrarse en las diferentes historias que guardan las Salinas del Gualicho, es inolvidable.
Según las creencias de los pueblos originarios, el dios tehuelche Ulungasum, a quien hace referencia el nombre Gualicho, habita una parte del enorme salar y solo con ofrendas se pueden atenuar sus rasgos irritables, a los que se atribuyen diferentes situaciones que nutren especialmente la mística del lugar.
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