Una de cada cuatro especies se encuentra en la lista roja de la UICN
En muchas comunidades de todo el mundo “ya no tienen con qué alimentarse” ante la escasez de peces de agua dulce, su principal fuente de proteínas,
18 de diciembre de 2023. Por primera vez la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha hecho una evaluación global de los peces de agua dulce en la elaboración de su Lista Roja de especies amenazadas.
En el marco de la cumbre del clima de Dubái, COP28, la UICN ha publicado la actualización del listado en el que se incluyen 157.190 especies, de las que 44.016 (28 %), unas 2.000 más que en la anterior revisión, están en peligro de extinción.
La actualización evidencia los fuertes vínculos entre las crisis climáticas y de biodiversidad, que deberían ser abordadas de manera conjunta, según la directora general de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), Grethel Aguilar, que ha advertido de que la disminución de especies es un ejemplo de los estragos del calentamiento global.
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La primera evaluación integral de las especies de peces de agua dulce del mundo revela que 3.086 de las 14.898 especies analizada (25 %) están en riesgo de extinción y, al menos, el 17 %, se ve afectadas por el cambio climático por la disminución de caudales, a mayor presencia de agua marina en ríos o los cambios en las estaciones que provoca.
A esto se suman las amenazas de la contaminación, que afecta al 57 % de las especies de peces de agua dulce en riesgo de extinción; presas y extracción de agua (afectan al 45%), sobrepesca (25%) y especies y enfermedades invasoras (33%).
Los peces de agua dulce representa más de la mitad de las especies de peces conocidas en el mundo, “una diversidad incomprensible dado que los ecosistemas de agua dulce concentran sólo el 1 % del hábitat acuático, y son vitales para la resiliencia de los ecosistemas, según Kathy Hughes, copresidenta de la UICE experta en la materia.
Por tanto, garantizar que los ecosistemas de agua dulce estén bien gestionados y sigan fluyendo libremente con suficiente agua y de buena calidad “es esencial para detener la disminución de especies y mantener seguridad alimentaria, medios de vida y economías“.
Entre la especies analizadas, destaca el salmón atlántico, que pasa de preocupación menor a casi amenazado. Su población bajó un 23 % entre 2006 y 2020 y su presencia se restringe a una pequeña porción de los ríos que habitó hace un siglo en el norte de Europa y América del Norte por múltiples amenazas durante sus migraciones entre mar y ríos.
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El cambio climático afecta a todas las etapas de su ciclo de vida, influyendo en el desarrollo de los salmones jóvenes, reduciendo la disponibilidad de presas y permitiendo que las exóticas invasoras amplíen su área de distribución.
Las presas y otras barreras bloquean el acceso a las zonas de desove y alimentación y la contaminación y sedimentación del agua, principalmente debidas a la tala y la agricultura, provocan una mayor mortalidad de los salmones jóvenes. Además, los escapes de piscifactorías amenazan a muchas poblaciones silvestres.
Por su elevado riesgo de extinción, destacan las tortugas verdes de Pacífico Sur Central y Pacífico Oriental (Chelonia mydas), para las que el cambio climático es una amenaza, pues las altas temperaturas resultan en un menor éxito de eclosión, el aumento del nivel del mar amenaza con inundar los nidos y ahogar a las crías, y peligran los pastos marinos.
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