El arco y la flecha han estado presentes en la evolución del hombre
28 de mayo de 2024. No se puede adjudicar el invento del Arco a un pueblo o persona en particular.
Sabemos que surge en algún lugar del Asia Central hace aproximadamente 30.000 años, en forma muy primitiva, pero que fue evolucionando al ser llevado de cultura en cultura y se le fueron agregando mejoras sustanciales hasta llegar a lo que ahora conocemos como Tiro con Arco y Flecha.
No sabremos jamás quién fue el primero que usó un arco, pero si podemos recrear cual fue la necesidad que lo motivó para su creación.
En sus comienzos, el ser humano es una de las criaturas más débiles e indefensas de la naturaleza y no es hasta el invento de las herramientas que comienza a diferenciarse de los demás animales, de los cuales los grandes carnívoros tal vez lo tenían como alimento fácil de obtener.
¿Razones?: Tardamos mucho en crecer, aún así, al crecer tampoco corremos rápidamente, no tenemos garras o grandes dientes para defendernos, nuestro olfato y/o vista no son tan agudos como para evitar a los predadores, etc.
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Los factores de nuestra evolución
Se dice que tres factores permitieron la evolución del ser humano: El habla, el fuego y las herramientas (entre ellas, tal vez la más importante fue el arco y la flecha, ya veremos el motivo)
El habla permitió la comunicación y el entendimiento entre humanos, con lo cual se podían transmitir conceptos y conocimientos que de otra forma tal vez se hubieran perdido.
El fuego permitió calentarnos en los días fríos, iluminar la noche, alejar a los depredadores que encontraban en el ser humano alimento fácil y en cantidad y comenzar a calentar y cocinar sus alimentos. Pero lo más importante es que permitió endurecer piezas de madera, elaborar mejores cueros y fundir los primeros metales.
Pero las herramientas permitieron a los humanos diferenciarse ampliamente de los animales y colocarse por encima de ellos.
Las armas de caza
La evolución de las armas para cazar permitió que dejemos de ser herbívoros y/o carroñeros, para pasar a ser cazadores hasta convertirnos en el mayor predador de toda la naturaleza.
Fuimos pasando de palos y piedras a lanzas y fue tal vez allí que alguien comenzó a pensar como enviar una lanza mucho más lejos que con la fuerza del brazo solamente.
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Es sorprendente este invento, pues no es explicable como se llegan a unir dos extremos de una rama con alguna clase de fibra vegetal o animal con el fin de arrojar una lanza como proyectil.
Desde este principio que nos parece simple hoy día pero que en su momento debió ser toda una revolución tecnológica se pasó a buscar materiales más resistentes y que envíen mas lejos la flecha.
La flecha tal vez comenzó como una pequeña lanza que se colocaba en la cuerda y de muy poca dirección y alcance.
Pero alguien debe haber experimentado con plumas para darle mejor dirección y mayor precisión. Algunos creen que tal vez al principio las plumas eran tan solo un adorno y que alguien observó que algunas en particular volaban mejor que otras y comenzó a experimentar hasta encontrar las bases de lo que luego evolucionaría hasta un limite impensado.
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Parecerá alocado o de Ciencia-Ficción, pero sin querer se estaba dando comienzo a una ciencia que evolucionaría hasta colocar una gran y poderosa flecha en el espacio. Esa ciencia es la Aerodinámica.
Y sí, un cohete no es muy distinto a una flecha: tiene punta, un tubo ó astil, un centro de gravedad controlado y timones de dirección. Exactamente igual que las flechas primitivas y/o modernas. Solo que ésta llegaría a límites increíbles.
Las puntas
Pero volviendo al pasado, ya tenemos el arco base, la flecha que ya toma su forma definitiva hace unos 20.000 años, ¿qué nos falta todavía? La evolución de las puntas.
Las formas son tan variadas que es imposible enumerarlas a todas: Cónicas, de puntas múltiples, chatas, de tipo arpón, astillables para aumentar el daño, afiladas como hojas de bisturí, etc.
Las hay para cazar aves al vuelo, para pescar peces por arponamiento, para abatir pequeños animales sin lastimar su piel, para cazar grandes bestias e incapacitarlas rápidamente, etc.
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Todo este conjunto Arco-Flecha-Punta ha ido evolucionando junto al hombre y los materiales mejoraron creando nuevos tipos de arcos con mayores potencias, surgieron flechas más resistentes y livianas, las distancias fueron creciendo más y más, siendo la precisión cada vez mayor.
Las puntas lograban atravesar corazas cada vez más duras y ni siquiera la aparición de las armas de fuego detuvo el perpetuo evolucionar del Arco.
Hoy días los hay tan modernos y evolucionados que dejan boquiabiertos a muchos que no pueden creer la exactitud y distancia que se puede lograr con algo tan primitivo.
No dejan de sorprender las velocidades alcanzadas por una flecha y las potencias de impacto que a veces logran penetrar chalecos antibalas que armas “más poderosas” no pueden perforar.
El tiro con Arco
El Tiro con Arco y Flecha pasó por todas las grandes culturas y civilizaciones humanas. Fue considerado Deporte de Reyes, Faraones y Nobles dependiendo la época o cultura. Es uno de los pocos Deportes Olímpicos que originalmente se practicaban en la Antigua Grecia.
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En Oriente llegó a formar parte de la Religión Budista y la imagen del Guerrero Samurai a caballo sorprende a todos aún hoy día.
Y ni hablemos del “arquero” más famoso de todos los tiempos: Robin Hood estará siempre en nuestras mentes al comenzar a hablar de arquería.
Pero para muchos, el arquero más famoso es el que Inauguró los Juegos Olímpicos de Barcelona en una maniobra nunca antes intentada: Encender la Pira Olímpica con una Flecha Ardiente.
El vuelo de la flecha pasó raudamente por encima de gran parte de los 100.000 asistentes en el Estadio. Los ojos de 3.500.000.000 de tele espectadores siguieron el vuelo que parecía interminable. Los corazones de todos parecieron detenerse hasta que por fin, la llama Olímpica fue encendida y todo el estadio pareció estallar de júbilo y alegría.
Se puede escribir durante horas acerca del Arco y la Flecha y siempre habría más cosas para decir. Se lo puede hacer en forma técnica, como si fuera una charla casual entre amigos, como una clase de historia humana, como arma de caza o de defensa, incluso como un cuento de nunca acabar.
Pero ninguna palabra alcanza para describir ese sentimiento que uno experimenta al disparar un arco. Es una sensación única e indescriptible.
Miles de años vienen a nuestra conciencia cada vez que tensamos un arco; y al ver salir volando nuestra flecha, tal vez tenemos la misma expectativa que el primigenio arquero que ni en sus más alocados sueños pensó que su idea original viviría por siempre.
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