La caza como solución de la conservación
26 de agosto de 2024. Hace pocos días varios portales de noticias daban cuenta que en busca de controlar la creciente población de ciervos y proteger la biodiversidad de Escocia, NatureScot (agencia de naturaleza), anunció la implementación de esquemas de incentivos financieros destinados a cazadores calificados y elegibles.
Esos cazadores recibirán pagos por los ciervos adicionales sacrificados, con una tarifa de £70 (casi 91 dólares) por cada ciervo hembra adulto y £35 ($45) por ciervos jóvenes de cualquier sexo. Se cree que por mucho tiempo será necesaria una cantidad de caza anual de 50.000 ciervos.
Los planes de la agencia escocesa comenzarán en septiembre y se extenderán hasta marzo del año que viene, con la intención de repetirlos durante los siguientes dos inviernos. La medida es vista como un paso crucial para alcanzar los objetivos de detener la pérdida de biodiversidad para 2030 y restaurar la naturaleza en toda Escocia para 2045.
La estrategia utilizada por Escocia tiene antecedentes en el continente europeo. Este año el parlamento de Rumania aprobó una ley que autoriza la caza de casi 500 osos en 2024, pocos días después de la muerte de una excursionista.
“La mejor población de osos en Europa son los de Eslovenia y Rumania, donde los han cazado toda la vida. Y se conserva porque la gente los caza y les da valor” decía el biólogo español, Ignacio Jiménez, en una entrevista concedida a Revista Viva.
El continente americano no es ajeno a esta problemática. En Miami las autoridades recurrieron a cazadores para exterminar iguanas en parques públicos y en Colombia iniciaron el proceso de eliminación de los hipopótamos que introdujo Pablo Escobar al país.
En Australia se aprobó disparar desde el aire a los caballos silvestres, también conocidos como brumbies, en uno de los parques nacionales más grandes del país donde se calcula que unos 19,000 ejemplares viven allí. Quieren reducir esa población a unos 3,000 para 2027.
La caza en Argentina
Nuestro país no está exento, especialmente en el caso de la fauna exótica. Aunque hay ejemplos de provincias que prohíben la caza (Misiones, La Rioja, San Juan y Jujuy) y de absurdos proyectos de ley que quieren prohibir la caza menor, en general todas las autoridades de fauna provincial establecen reglamentaciones anuales que permiten la caza, en especial de la fauna exótica. Obviamente sin ningún tipo de recompensa económica.
Esta carencia de estrategias comunes para la misma problemática lleva a situaciones que no parecen tener solución. Mientras Corrientes tiene un plan de manejo de los ciervos axis, Misiones es “el actual paraíso de las especies exóticas invasoras”, como lo manifestaba días pasados Lucas Ortega, de la Asociación Civil de la Biodiversidad Autóctona de Misiones.
El caso del guanaco en las provincias patagónicas presenta otro desafío, controversias y contradicciones. Mientras Chubut y Santa Cruz permiten la caza de dos ejemplares por día y por cazador, hay quienes como el biólogo Stuart Blake, aseguran que “si el guanaco se sigue multiplicando exponencialmente, se va a comer toda la Patagonia“, y en esto, absolutamente los parques nacionales tienen que ver”, pues en la misma provincia de Santa Cruz, el parque Nacional Monte León “está criando guanacos”, concluyó.
Para Emiliano Donadío, biólogo y director científico de la Fundación Rewilding en Argentina, que participa de manera activa en la gestión del Parque Nacional Patagonia y realiza tareas de investigación en el Parque Nacional Monte León, “El solo hecho de que el problema siga existiendo, después de las intensivas campañas de erradicación sostenidas por el Estado, indica con claridad que el control letal de los depredadores nativos fracasó, pero además es inaceptable moral y ecológicamente”. “Ni las áreas protegidas ni los guanacos son el problema”, agregó.
La corrección política no salva animales
“La caza legal bien manejada es la mejor manera de gestionar un hábitat para un montón de especies” señalaba Ignacio Jiménez en la nota antes mencionada. O como señala la Unión Internacional para la Conservación de la naturaleza (UICN) “el uso de la fauna silvestre, si es sostenible, puede ser coherente con la conservación de la biodiversidad y contribuir a la misma.”
¿Se puede ser cazador y conservacionista al mismo tiempo? La respuesta es sí. El cazador sabe que a la fauna hay que conservarla, mejorarla y amarla. Así lo plasmaron los fundadores de AICACYP en su estatuto del año 1939. La caza, de hecho, contribuye a la existencia de especies cinegéticas. La conservación reduce los riesgos de la población, mantiene el hábitat y garantiza que las especies sean sostenibles en el tiempo. Conservar la fauna significa mantener el equilibrio, por eso los cazadores realizan una cacería de prevención y selección.
Sin embargo, mucha gente parece no lograr la asociación entre la caza y la conservación, como parte de la misma actividad. Y ese es el gran desafío que tiene el sector en el presente y futuro.
Quizás la clave del futuro esté en abrir la actividad educando a los más pequeños en las virtudes de una caza sustentable y la conservación de las especies. Y que los mismos cazadores sean quienes expliquen que sin caza, no hay conservación.
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