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La red social ha convertido a los médicos en estrellas, ha puesto los tabúes en primer plano y nos ha dado un lugar para explorar nuestro bienestar.
Por Dani Blum, Emily Schmall y Katie Mogg – The New York Times
21 de febrero de 2025. Algunas de las publicaciones son crudas. Algunas son esclarecedoras; otras, exageradamente elaboradas. Algunas sencillamente están equivocadas.
TikTok, ha cambiado la cultura estadounidense (y de muchos países) de muchas maneras. Pero es destacable su impacto en cómo hablamos de salud. En decenas de millones de videos, los usuarios se han sincerado sobre su salud y sobre cómo se cuidan a sí mismos, tanto a pequeña como a gran escala. Han promocionado el “Oatzempic” para perder peso y ensalzado los (supuestos) beneficios de las mascarillas faciales de sebo de vaca. Han compartido sus historias de abortos y han acercado a los espectadores a la realidad de vivir con enfermedades terminales. Y a veces han compartido consejos de salud tan equivocados que médicos y terapeutas han intervenido para corregirlos.
“Cualquiera que tuviera una cámara y una personalidad podría transmitir su mensaje”, dijo Aric Prather, psicólogo del sueño de la Universidad de California, campus San Francisco. Más de 10 millones de videos llevan la etiqueta #health (#salud) en la aplicación, y millones más se publican con etiquetas relacionadas, como #selfcare (#autocuidado).
TikTok no ha sido la única plataforma que ha democratizado la información en internet. Pero hay algo especial en la forma en que su algoritmo reúne a la gente para hablar de temas profundamente personales y mantiene la conversación a medida que más y más usuarios se unen a ella.
TikTok nos abrió una ventana a cómo vivimos…
TikTok difunde las minucias de cómo la gente intenta mantenerse bien: el agua con limón en la mañana, los “cócteles sin alcohol para chicas somnolientas” en la noche. Ningún espacio es demasiado privado, ningún aspecto de la vida cotidiana demasiado banal para convertirse en un “ritual” o una “rutina”.
Este tipo de contenido es tan popular que ha generado una especie de carrera armamentística de la salud personal.
La gente comparte rutinas de cuidado de la piel cada vez más complicadas, con exfoliantes labiales, mascarillas de luz roja y sueros caros. (Incluso los adolescentes y preadolescentes con una piel flexible y sin arrugas intercambian consejos “antienvejecimiento”.)
Los usuarios intentan optimizar su sueño (y el de sus espectadores) tapándose la boca por la noche e hirviendo lechuga en agua antes de acostarse. Cuando se despiertan, documentan su “limpieza facial matutina” mientras se despojan de capas de accesorios para dormir y productos de belleza.
Hay una ironía en la fijación por un mejor descanso. “TikTok en específico es un vehículo curioso para ello, dado que mucha gente pasa mucho tiempo sin dormir y, en cambio, lo mira”, dijo Prather.
…y una ventana a lo que pensaban los médicos al respecto
La avalancha de consejos de salud de usuarios sin conocimientos médicos llevó a los verdaderos médicos en masa a TikTok. Muchos se ven a sí mismos como verificadores de información, ayudando a la gente a separar la verdad de la ficción, dijo Brooke Jeffy, dermatóloga en ejercicio en Scottsdale, Arizona, quien a menudo publica en la plataforma.
Numerosos estudios han descubierto que TikTok es un caldo de cultivo de información de salud inexacta. Los médicos han expresado su preocupación por que esa desinformación —especialmente aquella sobre enfermedades graves como el cáncer— pueda tener consecuencias peligrosas para la salud de las personas.
Un portavoz de TikTok declinó hacer comentarios sobre la contribución de la plataforma a las conversaciones sobre salud en Estados Unidos, señalando en su lugar las colaboraciones con autoridades de salud y los recursos de salud mental de su sitio web.
Popularizó el autodiagnóstico
Hay una extraña sensación de que la aplicación te conoce, ya que ofrece contenidos que describen tus síntomas y, a veces, incluso un diagnóstico.
Algunos creadores han conseguido muchos seguidores detallando “signos ocultos” de enfermedades como el autismo, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad y el trastorno bipolar. Otros comparten cuestionarios para que la gente piense si puede padecer alguna de estas enfermedades.
Algunas de estas publicaciones, que han llevado a los usuarios a autodiagnosticarse enfermedades mentales, simplifican en exceso trastornos complicados. Algunos no tienen ninguna base real. Algunos videos han sido patrocinados por empresas de telesalud que ofrecían tratamientos para estas enfermedades.
La jerga terapéutica también ha explotado en la plataforma, a través de personas que llaman a sus exparejas gaslighters, o personas que hacen luz de gas, o que hablan del vínculo traumático, utilizando, abusando y popularizando una jerga que antes se limitaba a la consulta del terapeuta. Estos términos se han extendido tanto que han aparecido videos que parodian esta tendencia.
Marcó el comienzo de una nueva era en la cultura de las dietas
El contenido sobre pérdida de peso existía mucho antes de TikTok y persistirá mucho después. Pero “TikTok nos dio términos más apetecibles para reforzar ideas nocivas y arraigadas sobre la imagen corporal”, dijo Lizzy Pope, profesora asociada de nutrición de la Universidad de Vermont, quien ha estudiado los mensajes sobre el peso en TikTok.
“La cultura de la dieta siempre está cambiando de forma”, dijo Pope. Durante un tiempo, señaló, muchas publicaciones en TikTok giraban en torno a las “proteínas, proteínas, proteínas”.
“Creo que no es más que un disfraz para perder peso”, añadió.
Por ejemplo, dijo Pope, según TikTok no estás a dieta cuando eliminas los carbohidratos; estás equilibrando tus hormonas. No te estás “limpiando” para perder peso; estás cuidando tu salud intestinal.
Julie Balsamo, una creadora que publica sobre salud intestinal en TikToks, dijo a The New York Times que las publicaciones en las redes sociales a veces sugieren que la salud intestinal consiste en “restringirse”. Su mensaje, dijo, es que un intestino sano proviene de una dieta variada.
Quizá nada haya impulsado más la conversación en TikTok sobre el peso y la pérdida de peso que el auge de Ozempic. La aplicación se ha convertido en un centro para que la gente muestre sus cuerpos “antes” y “después” de los nuevos medicamentos para la diabetes y la pérdida de peso. Los usuarios graban sus primeras inyecciones y documentan sus efectos secundarios. Algunas investigaciones sugieren que los videos de TikTok incluso han aumentado el interés por los medicamentos y, potencialmente, su prescripción.
Nos hizo hablar de temas tabú de salud
En los primeros meses de la pandemia de COVID-19, la plataforma se convirtió en un foro para que la gente conectara a partir de compartir las ansiedades de la cuarentena, intercambiara información sobre covid (y desinformación) y hablara de sus problemas de salud.

“No podíamos buscar atención de la forma en que lo hacíamos normalmente y, como resultado, se crearon estas secciones de comentarios en las que todo el mundo intentaba averiguar cuál era el problema de los demás”, dijo Sasha Hamdani, psiquiatra de Leawood, Kansas, que publica sobre salud mental en TikToks. “Y se convirtió en una forma increíble de desestigmatizar a la gente y de que los proveedores de atención de salud llegaran realmente a las personas allí donde se encontraban”.
Al mismo tiempo, dijo, la gente parecía más dispuesta a hablar de salud mental, aborto, adicción y otros temas antes tabú en videos de estilo confesional. Esto inspiró a Hamdani a hacerlo ella misma: publica con frecuencia sobre su lucha contra el TDAH.
Han surgido prósperas comunidades en torno a temas de salud física y mental. Existe DiabetesTok, donde los usuarios llevan a la gente por los pasillos del supermercado para encontrar alimentos que ayuden a mantener bajo control el azúcar en sangre. Está GriefTok (de “duelo” en español), donde los mensajes sobre la pérdida son tan íntimos como las entradas de un diario. Y está SoberTok (de “sobrio”, en español), donde la gente habla de su lucha contra el alcoholismo y su recuperación.
Cada video es una pequeña pero significativa parte del interminable carrete de contenido colectivo.
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