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Los arqueólogos descubrieron este tesoro en un sistema de cuevas del Parque Nacional Big Bend de Texas.
8 de abril de 2025. Al sur del estado de Texas, en Estados Unidos, cerca de Marfa, un pequeño pueblo desértico a unos 64 kilómetros al noroeste de la frontera con México, en las profundidades del sistema de cuevas del Refugio Rocoso de San Esteban situado en uno de los parques nacionales más grandes del país, el Parque Nacional Big Bend de Texas, un equipo de arqueólogos del Centro de Estudios del Big Bend y del Fondo de Investigación Arqueológica Odyssey de la Universidad de Kansas han hecho un descubrimiento espectacular: un equipo de caza bien conservado de hace 6.500 años.
Durante los últimos seis años los investigadores han colaborado para estudiar los yacimientos que podrían haber albergado la evidencia más temprana de la presencia humana en la región. Y este hallazgo está reescribiendo la historia de esos primeros habitantes en la zona de Big Bend gracias a herramientas, armas e incluso una piel de berrendo doblada que permaneció intacta durante miles de años.
¿Qué incluye el equipo de caza prehistórico?
El equipo de armas está bastante intacto y es el más antiguo hallado en Norteamérica. Los arqueólogos lo extrajeron con muchísimo cuidado; pieza a pieza, lentamente, en un proceso que generó asombro con cada artefacto que era extraído. A medida que continuaban excavando, se descubrieron más partes del equipo. ¿Y que incluía este kit de caza de hace tantos miles de años?
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Está compuesto de un bumerán de vuelo recto, cuatro extremos de culatín de dardo dañados, seis astiles con punta de piedra utilizados para unir dardos a un lanzadardos, y cuatro astiles de madera noble que probablemente contenían veneno, según los expertos, que publican sus conclusiones en la web del Center for Big Beng Studies. También se recuperó un átlatl (o lanzadardos) parcial, aunque un extremo de su mango se había deteriorado con el tiempo. Así como una piel de antílope doblada que probablemente se utilizó para coser un bolso o ropa.

“Una persona llegó al fondo de la cueva y revisó su equipo de caza pieza por pieza: ‘Esto está bien. Esto no está bien. Necesito rehacer un poco esta bolsa de cuero’. Y luego siguió su camino. Pero ese pequeño gesto tendrá profundas implicaciones para la comprensión de una amplia gama de temas, incluido el medio ambiente“, declaró Bryon Schroeder, director del Centro de Estudios de Big Bend, en una entrevista con la revista Texas Parks and Wildlife.
Lo cierto es que aunque se había teorizado desde hace bastante tiempo acerca de que las antiguas sociedades de cazadores-recolectores de la zona utilizaban herramientas de caza basadas en los lanzadardos, el descubrimiento de este escondite completo e intacto permite a los científicos pasar de la especulación a una reconstrucción vívida de estas tecnologías tan tempranas de nuestros ancestros.
Un tesoro arqueológico de la prehistoria
El estado de conservación de estas antiguas herramientas de caza de los nativos americanos es increíble, sobre todo considerando su antigüedad. Lo habitual es encontrar fragmentos, trozos, que dificultan la reconstrucción de los objetos. Pero no ha sido así en esta ocasión, ya que los expertos han podido reconstruirlo prácticamente todo lo que formaba parte de este kit de caza gracias a su buen estado de conservación.
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La cantidad de herramientas y su ubicación sugieren que la cueva probablemente fue utilizada por cazadores para hacer inventario y reparar armas dañadas, dijo Schroeder. “Simplemente están haciendo un inventario“, añadió, “y están desechando lo roto“.
Además de esas armas de caza prehistóricas, los expertos descubrieron una piel de berrendo doblada y curtida, que aún conserva su pelo original, junto con heces humanas. Lo que se sabe con certeza es que dicha piel contaba con una serie de agujeros en los bordes que sugieren que estuvo atada a un marco para ablandar la piel de este mamífero parecido al venado.
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Los investigadores creen que el descubrimiento sugiere que un antiguo cazador se detuvo en la cueva, encendió una pequeña fogata, reparó sus herramientas esenciales y dejó atrás objetos cotidianos que esperaron miles de años para ser descubiertos.
Según la disposición de los distintos objetos encontrados tanto de las culatas de dardos rotas como de las partes del lanzadardos, los investigadores apuntan a que dicho escondite podría haber tenido un significado ritual, simbólico, alejado del meramente práctico de esconder un kit de caza para ir posteriormente a recogerlo cuando hubiera necesitado usarlo.
Los expertos creen que este hallazgo tendrá un gran impacto en la investigación arqueológica en Norteamérica en los próximos años.
NATIONAL GEOGRAPHIC
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