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Manual del buen Influencer
Por Néstor Saavedra
21 de abril de 2025. Durante décadas, contenido y presentación, las dos partes que componen lo que hoy es un posteo y en ese entonces era una nota, eran exclusividad de los periodistas de pesca por varios motivos: porque pescaban bien, sabían quién podía hacerlo, los acompañaba un fotógrafo o camarógrafo, o ellos mismos cumplían con alguna de estas tareas. Es decir, los periodistas y medios de pesca tenían todas las herramientas.
Con el inicio de las redes sociales y la capacidad de edición de los teléfonos móviles, aficionados, guías de pesca y pescadores ocasionales se transformaron en difusores instantáneos de sus heróicos hallazgos, pero también de sus propios defectos.
El contenido que más reacciones (Likes o comentarios), genera es el que muestra la captura de un pez grande, mucho más, si se registra una buena pelea con saltos o corridas espectaculares. La presentación más reactiva es un video corto (un minuto como máximo), en el que se combine la acción del pez con la emoción del pescador.
Indudablemente para lograrlo se necesita un trabajo de edición, sea desde la profesionalidad de un programa hasta la habilidad en sacar provecho al máximo (algo muy poco común) de las funciones de un buen celular. Si ambas se unen, se logra la difícil excelencia.
Contenido y presentación pueden ser de diversas calidades: hay quienes pescan muy bien, sacan muchos peces y grandes, pero no tienen la misma capacidad para aparecer en cámara, registrar la acción y emitirla. Y otros son expertos grabando y editando, pero no pescan bien o no van a buenos lugares con buenos pescadores.
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La primera manifestación de calidad que se percibe es lo que se ve en pantalla: una emisión nítida, con el foco correcto, buena luz para apreciar los detalles, un par de cámaras editadas y un encuadre adecuado superan a una donde se ve borroso, se mueve la cámara, se satura o falta luz, el foco es fijo y aburrido o se van fuera de cuadro peces y pescadores.
Si bien con los actuales celulares cualquier persona puede grabar, para un buen video o posteo se necesita conocimiento y destreza en el uso de una cámara, así sea la de un teléfono. El buen camarógrafo, como me enseñó alguna vez el gran comunicador Diego Camats, es un realizador integral, que va armando en su cabeza el producto final mientras graba.
Pero con un gran realizador no alcanza, también es necesario un gran actor protagónico, aún en formato selfie. Y es importante todo lo que haga y diga: su ropa, su exposición al sol o al contraluz, el movimiento de las manos, la mirada a cámara o desviada, su transpiración, todo suma o resta, no hay mucho espacio para la neutralidad del ojo que mira en serio. Obviamente también debe pescar muy bien.
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Y como se trata de un audiovisual, hay que prestar atención al prefijo “audio”: es mucho más importante de lo que parece, aunque nos digan hoy que vale más una imagen que mil palabras; a veces, una palabra arruina la mejor imagen.
Es importante lo que se dice y cómo se dice. Claridad y dicción, sobre todo. Obviamente, cada uno con su estilo. Pero ni la verborragia ni la mudez son la mejor alternativa. Por ejemplo, ¿es bueno o malo gritar cuando se obtiene un gran pez? Ni una ni otra, dependerá del protagonista, pero como en una buena película, también del guión.
¿Es bueno o malo ponerle música? También depende. Hay música excelente, pero también se necesitan momentos de sonido ambiental, el golpe de un pez al saltar, el ruido de un río que corre entre piedras, una bandada de aves, el arranque del motor de una lancha…
También hace a la calidad de una grabación el entorno: no es lo mismo la Costanera que la Patagonia cordillerana. No es lo mismo, una lancha llena de pescadores que se mueve con mucho oleaje, que un pescador solo en posición tranquila en tierra firme y sin molestias. No son iguales las horas de luz oblicua (amanecer y atardecer), que el sol fuerte y vertical. Son solo algunos detalles de los muchos a tener en cuenta a la hora de mejorar.
Reconozcamos también que es muy difícil (no imposible) contar con un material de gran calidad que, a su vez, logre una gran popularidad. Ser popular no quiere decir ser el mejor, aunque no lo excluye. Que un video tenga millones de reproducciones significa exactamente eso, que tiene millones de reproducciones; no necesariamente que es excelente ni ideal.
Pero siguiendo alguno de estos consejos seguramente nos acerquemos un poquito más a esa alquimia mágica que se produce cuando logramos transmitir, en un pique, las sensaciones inolvidables que nos quedarán para siempre en la memoria, la del celular y la propia.
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