El 7,62 x51 mm NATO y el .308 Winchester, ¿Son el mismo calibre?
Primera parte de la Nota de Eduardo Rodi exclusiva para Revista Aire Libre
Hace ya cuarenta y cuatro años que vengo transitando este apasionante mundo de la balística y los temas relacionados. Allá y hace tiempo, por abril de mil novecientos setenta y tres, había logrado convencer a mi querido padre de que, a los dieciséis años, deseaba comenzar el camino hacia el logro de la tan mentada, por aquellos días, hoy no tanto, independencia económica. Además, la posibilidad de brindarle un sustento práctico indispensable, a la carrera técnica ya emprendida en el secundario.
Me costó mucho convencerlo, y era comprensible; le pesaban los años que, como Jefe del Laboratorio Balístico, lo habían obligado a vivir algunas circunstancias ingratas e irreparables que debió sobrellevar. De esta manera, logrando superar éste escollo, ingreso como menor ayudante obrero a la Fábrica Militar “Fray Luís Beltrán”. Que mejor lugar para llevar a la práctica, de manera ordenada y guiada por esos grandes maestros, mecánicos de excelencia de la fábrica, los conocimientos que día a día trataban de transferir los profesores de la ENET n° 1 de San Lorenzo.
En ese tiempo me sumerjo, a través de la fabricación de las herramientas y matricería para la producción en serie de municiones, al universo cimentado por aquellos genios como Browning, Mauser, Luger y tantos otros sin tener muy en claro, por entonces, lo que significaban esos prestigiosos apellidos.
Con un gran interés de crecer en el desarrollo de mi novel actividad laboral y con una marcada tendencia de lector compulsivo inculcada por mis formadores, toda la información, rica por cierto, que se utilizaba comenzaba a dar forma a los fundamentos de lo que sería mi profesión. El origen prusiano de aquel material y la rigurosidad científica en su tratamiento, sin duda marcaron a hierro muchos de los aspectos de mi trabajo futuro, e incluso de mi vida personal.
El calibre que se destacaba por volumen en los planes de producción, era el 7,62 x 51 mm. Nuestras Fuerzas Armadas y de Seguridad ya lo habían adoptado como “el sistema de arma larga de dotación” y, por lo tanto, era el producto hacia el cual se orientaban la mayor cantidad de herramentales y matrices que elaborábamos en el viejo taller de Utillaje y Tratamientos Térmicos.
Años después, y por concurso de oposición de antecedentes, logro acceder a un cargo en el Departamento de Ingeniería. Ya había culminado mi carrera técnica en el secundario, comenzaba en la Universidad la especialidad de ingeniería mecánica, y era ése el lugar que reunía los elementos fundamentales que complementarían mi crecimiento intelectual en la nueva etapa.
Por mi desempeño en los años siguientes, en 1978, con veintiún años, me seleccionan para participar, como técnico novel, en uno de los proyectos más ambiciosos de nuestro país en cuanto a mejorar la producción de munición de pequeño calibre. La adquisición de una nueva planta de producción para munición de fuego central para fusil, con una inversión varias veces millonaria en dólares. Volvían a repetirse los protagonistas: la firma Fritz Werner de Alemania y el calibre 7,62 x 51 mm. Y con ellos la posibilidad de comenzar el estudio profundo de las normas NATO, a las cuales se tomaba como referencia a la hora de evaluar la calidad del producto a producir, en esas nuevas instalaciones.
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Más de una década transcurrida, y ya como Jefe de Ingeniería Industrial, me encomiendan viajar a Perú, plena vigencia del accionar del grupo terrorista Sendero Luminoso y la epidemia de cólera. El objetivo: poner en funcionamiento una planta de producción de cápsulas iniciadoras para arma corta y larga, de origen Belga. El por dos períodos presidente del país incaico don Alan García, que también lo había sido años antes de nuestro arribo a Lima -capacidad de reciclado que le dicen- había interrumpido el pago de sus compromisos con el Fondo Monetario Internacional -cualquier similitud con nuestra realidad es pura coincidencia-. Ello, inmediatamente, provocó que los técnicos Belgas abandonaran, sin concluir, la tarea para la cual se los había contratado. Ahí surgimos los argentinos. En un intercambio compensado de trueque, a cambio de la planta de calibre .22 LR, que actualmente produce este calibre en Fray Luís Beltrán durante tres meses, entre valses de Chabuca Granda y huaynos de Eva Ayllón, tuvimos que, además de finalizar la instalación y puesta en marcha inconclusa, realizar una tarea de coordinación en cuanto a las especificaciones técnicas del nuevo producto, con los componentes que ya se producían en el país andino. Uno de ellos el 7,62 x 51 mm; y nuevamente las normas NATO se hacían presentes en el permanente intercambio de opiniones.
Unos meses antes de aquella maravillosa experiencia, me toca conducir al equipo de trabajo que diseño y fabricó, sobre la misma base de la vaina militar -con los mismos diseños y planos de definición- el cartucho 7,62 x 51 mm para caza mayor o 308 Winchester. Tal la denominación empleada por aquellos años, para definir el producto que algunos memoriosos recuerdan por su calidad y eficiencia en cada Brama. Muchas horas de estudios y ensayos de balística terminal, nos llevaron a definir aquella punta blanda semiencamisada de 150 grains (9,72 gramos). Fabricada en las viejas máquinas arribadas al país en la década de 1930, para la producción de nuestro 7,65 Argentino, y empleando la misma vaina que se utilizaba para el cartucho militar elaborada en la nueva planta adquirida diez años antes. De esta manera se comercializó, por aquellos tiempos, en una caja roja con la imagen de un ciervo sobre el retículo de una mira. Los memoriosos que peinen canas, como el autor de la presente, la recordarán.
Otros de los hechos que me ha regalado esta profesión es haber integrado, junto con distinguidos profesionales de la balística, en el estudio de las causas que provocaron un incidente ocurrido con un fusil semiautomático liviano (FSL) versión civil de nuestro querido FAL, en los Estados Unidos de Norteamérica. En aquella ocasión la apreciada y hoy lamentablemente desaparecida Fábrica Militar Domingo Matheu, había exportado estos fusiles bajo la denominación Light Semiatomatic Rifle (LSR) calibre 7,62 x 51 mm (.308 Win.).
En resumen, les comento que se trata de un incidente en el que se encontraron involucrados éste fusil argentino y munición sur plus (rezago militar) de origen checoeslovaco. Algunos desprevenidos trataron de culpar a una supuesta incompatibilidad entre la munición militar checoeslovaca con el origen “deportivo” del fusil; por lo de 308 Win. del catálogo, vio.
En esa época, el Estado Nacional produce una modificación de rumbo y las partidas presupuestarias destinadas a las Fuerzas Armadas disminuyeron drásticamente. Con esta reducción, se perdieron desarrollos en los que habíamos trabajado arduamente como, por ejemplo, el FARA fusil 5,56 de diseño nacional y la versión SS 109 del cartucho con el cual se integraba el sistema arma-munición. En tal situación y ante una caída importante en el volumen de las ventas, los directivos de Fabricaciones Militares decidieron desarrollar nuevos mercados -en realidad recuperar a los que se había abandonado- y comenzamos a tener contacto permanente con los usuarios civiles de los sistemas Arma-Cartucho. Los productos a los que me he referido, surgen por aquel golpe de timón de la década del mil novecientos ochenta.
Los registro balísticos para armas. Un aporte técnico / profesional para los señores legisladores. Por Eduardo Rodi para Revista Aire Libre.
Consecuentemente, de una formación técnica de origen europeo, tuvimos que compenetrarnos con el lenguaje y normalización de origen norteamericano cuyas bases, siendo similares presentan, sin embargo, marcadas diferencias de criterio en ciertos aspectos. Cambiamos al gramo por el grano (grains), a los m/seg por los pies/seg, y la lista continúa.
Ya en ésta primera década del siglo que transcurrimos, y como Director General del proyecto de instalación de una planta de fabricación de vainas para cartuchos de escopeta -CTL Activ con Fabricaciones Militares-, en el dos mil tres, tuve la oportunidad de viajar a Europa. En este maravilloso periplo, no podía perder la oportunidad de conocer “La Meca”, a mi modesto entender, del diseño de los sistemas de armas de pequeño calibre para el uso militar. Me refiero a la FN Herstal, cuna del FAL y de los más exitosos ingenios en funcionamiento en los actuales campos de batalla.
También en Geisenheim, sobre la margen derecha del río Rin, a pocos kilómetros de Frankfurt, y luego en Nassau plena Selva Negra, donde Fritz Werner -hoy Metallwerk Elisenhütte GmbH (MEN) Ferrostal- tenía su planta de producción de municiones de pequeño calibre, me tocó participar de reuniones con representantes de países árabes recorriendo, posteriormente, la planta de producción de munición 7,62 x 51 mm para la NATO, único centro de elaboración en Alemania. Esa planta de Nassau, desde el 2007, es propiedad de la Compañía Brasilera de Cartuchos (CBC), cuya marca comercial es Magtech. Cualquier comparación con lo que ha sucedido y sucede en el mismo rubro en nuestro país, resultaría desgraciada.
Hasta aquí un breve relato de mi vida profesional relacionada con este calibre. Breve y muy resumido para no aburrirlos demasiado con temas domésticos que, si bien son muy queridos y apreciados por mí, no tienen por que valorarse de la misma manera por parte del lector. Solo agregar que he tenido el orgullo, como ya lo he expresado a todos los que me conocen, de participar primero y conducir luego, a un grupo de profesionales -ingenieros, técnicos y operarios- que me permiten lucir la distinción de haber sido el responsable de la producción de más de cuarenta millones de éste afamado calibre 7,62 x 51 mm NATO.
Seguramente, alguno de los habituales lectores de AIRE LIBRE se estará preguntando hacia donde pretende llevar el relato este buen hombre que, de tanto en tanto, trata de expresar sus ideas en estas páginas.
En primer lugar he tratado de resumir los antecedentes profesionales que me unen a este sistema, el más difundido de armas largas en el mundo occidental para luego, con ese fundamento y sustento, comenzar el análisis de un tema que, hasta hoy en día, se trata en foros de discusión por Internet y resulta el comentario obligado, en las líneas fusileras de los polígonos, cuando se reúnen aquellos tiradores, habituales lectores o participantes de esos mismos foros. El Foro del Tirador, el foro de Full Aventura en nuestro país, méxicoarmado.com, los foros de arma.es y munición.org en España, forums.gumboars.com y forum.pafoa.org en los Estados Unidos, entre muchos otros han gastado horas y mega bits en esta discusión. En todos ellos se han tocado tangencialmente muchas verdades y también se han realizado algunas afirmaciones que resultan casi hilarantes. Pero ahora, sin dilatar más esta introducción, nos abocaremos al tratamiento del tema fundamental.
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La Controversia
Pero….. ¿de donde ha surgido esta controversia? No creo que se trate de un hecho puntual, sino de la suma de algunas cuestiones que se difunden en el tiempo y la distancia. Sin duda que la falta de conocimiento en lo que se denomina Tolerancias de Fabricación es uno de los factores importantes. Otro es el pulular de información por Internet muchas veces de dudoso origen y más dudosa aun, rigurosidad científica en el tratamiento del tema. Lo claro, es que resulta importante en el ámbito del usuario aficionado a las armas y la recarga de municiones para fusil. En este medio, se plantea la duda respecto a la intercambiabilidad entre la munición comercial (.308 W) con armas militares y viceversa, la de munición NATO 7,62 x 51 mm en fusiles deportivos. La leyenda popular no vacila en afirmar que el hecho de haber utilizado cartuchos militares en fusiles comerciales, solo por la diferencia en el origen, ha provocado accidentes de importancia (el famoso ¡¡kaboom¡¡).
En casi todos los casos, los aspectos que se destacan son, por un lado, diferencias de dimensiones en el headspace o espacio de cabeza, o cota de acerrojado y, por el otro, presiones internas admisibles de funcionamiento de diferentes niveles. También una discrepancia en los espesores de los materiales empleados para la elaboración de las vainas, indicando que aquellos utilizados para las de origen militar, son superiores a las del medio comercial.
Como sabemos la dimensión que utiliza este tipo de vainas rimless (sin aro) para lograr el cierre efectivo de la cámara de combustión en el momento del disparo, es la llamada “longitud del diámetro medio del espaldón. Es la distancia comprendida entre el plano de cierre del cerrojo, o fondo exterior de la vaina, y un diámetro ubicado en la zona del espaldón o gola (el ángulo de 40°). Esta cota es la que relaciona a la recámara del arma con el cartucho y permite, en conjunción con la elasticidad del material, sellar la cámara de combustión del sistema impidiendo el rebufo de los gases hacia la cara del tirador. Origen y fundamento de la retrocarga desde que la introdujo con su cartucho el armero suizo Don Samuel Johannes Pauly, su creador en el año 1808.
Por otro lado, en la metrología balística, existen dos métodos muy difundidos para el control de la presión interna, durante el disparo de un arma de fuego. El sistema crusher por deformación del cilindro de cobre, diseñado por el capitán ingles Noble en la década de 1860, y el piezoeléctrico, aprovechando el particular comportamiento que manifiestan los cristales de cuarzo, cuando se ven sometidos a una carga determinada (un esfuerzo), descubierto por el matrimonio Curie en el año 1880. En esa oportunidad, destacamos que existía una diferencia comparativa importante en los valores de presión que se obtenían mediante estos dos métodos.
Hasta aquí se encuentra planteado el problema. En el número 30 de AIRE LIBRE, tratamos de develar el misterio. Si no lo pudiste leer allí, mandanos un mensaje y pronto lo publicaremos. No se lo pierdan.
(*) Experto en Armamento UTN – Coordinador Académico CESBA – IGT 01040
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alejandro
comence ( engañado por el titulo ) a leer la nota sobre el .308 W y dejé de leerla alarmado creyendo haberme equivocado y estar leyendo caras.
no creo que mejore en la segunda parte
Jorge Cotabarren
Hay demasiados “verborragicos” escribiendo notas y pocos eruditos.
carlos
Me pasó lo mismo! la verdad se fue muy por las ramas el mono éste!!!
Andrés Diaz
Hermanos Curie? Creo que se debería rectificar ese error ya que Marie y Pierre Curie eran matrimonio, no hermanos. Un saludo a todos.
Revista Aire Libre
Corregido. Muchas gracias!!