Una Guía completa para dominarlo
Por Karl Ness para Revista Aire Libre
La nota que a continuación publicamos por gentileza de dzoom, constituye un pilar fundamental para iniciarse en la fotografía. Esto es conocimiento puro, válido para aplicar universalmente, sin que interese el equipo fotográfico con que se realice, sea éste tanto un celular como una cámara de gran formato.
Encuadrar fotografías es, sin duda, una de las partes más importantes del proceso creativo del fotógrafo. Antes de componer definitivamente una fotografía tendremos que encuadrar, es decir, decidir qué porción de la escena que ven nuestros ojos va a entrar dentro de nuestra captura.
En esta guía vamos a aprender a observar como fotógrafos y a seleccionar el área que vamos a capturar, primero con los ojos y luego con la cámara.
En esta nota te contamos todos los secretos para encuadrar fotografías como un experto.
El Encuadre: ¿Qué es?
El encuadre es el fragmento de espacio que va a captar el objetivo de tu cámara, y por ende, el plano que se obtendrá cuando se realice la captura. Cuando observamos un espacio, primero encuadramos con los ojos y, cuando hemos decidido que lo que vemos es digno de capturar, entonces encuadramos con nuestra cámara. Es ahí dónde comienza el proceso creativo de la composición.
Podríamos decir que encuadrar vendría a ser la antesala del proceso compositivo que lleva a cabo un fotógrafo para hacer una fotografía. Es ese primer momento en el que elegimos y organizamos los elementos que van a formar parte del contenido de nuestra imagen.
Aunque también es cierto que cada uno encuadra a su manera. Puede que ya conozcas tanto tu cámara que seas capaz de encuadrar anticipadamente con solo echar un vistazo para luego componer. O puede que mires a través del visor de tu cámara y vayas encuadrando y componiendo al mismo tiempo. También existe la opción de disparar fotografías para luego reencuadrarlas y recortarlas en un programa de edición. Luego veremos en qué consiste la técnica del reencuadre.
Sea como fuese, para realizar una buena composición entrarán en juego otros muchos aspectos como la ubicación de los elementos, el enfoque, la perspectiva o la iluminación. En esta guía vamos a centrarnos únicamente en el encuadre.
Tipos de Encuadre
Los tipos de encuadre se clasifican de diversas formas, pero yo los he clasificado según dos aspectos diferenciados. Por un lado, según la relación de aspecto del encuadre, que tiene que ver con el formato o recorte de la imagen. Y, por otro lado, según la orientación de nuestra cámara al tomar la captura. Veamos ambas clasificaciones por separado.
Encuadres Según la Relación de Aspecto
Como ya sabes, la relación de aspecto o formato de una imagen es la proporción entre su altura y su ancho. El hecho de delimitar nuestra imagen dentro de un formato u otro va a ser crucial, ya que influirá en la lectura e interpretación de nuestra captura. Vamos a conocer algunas de las relaciones de aspecto más utilizadas en fotografía (aunque hay muchas más).
4:3 Horizontal: Era la proporción más habitual en las cámaras compactas tiempo atrás. Actualmente, la relación de aspecto más frecuente es de 3:2. También era el antiguo formato utilizado para televisores y ordenadores.
3:2 Horizontal: Es el estándar universal en fotografía con el que suelen disparar automáticamente la mayoría de cámaras de hoy en día. Es la relación de aspecto que se usaba en los 35mm de las películas analógicas y es reconocido como el formato que mejor corresponde a la visión horizontal típica del ojo humano. Cuando lo miramos es el que más ‘natural’ nos parece.
2:3 Vertical: Es la proporción vertical más utilizada para fotografiar sujetos u objetos verticales o un paisaje que queremos que tenga mayor profundidad. El ojo humano está más acostumbrado a realizar una lectura horizontal de lo que ve, por lo que un formato más vertical que este ya se podría considerar panorámico. La relación de aspecto 3:4 también resulta muy cómoda y flexible a la hora de componer verticalmente, aunque quizá no nos permita tanta profundidad como la de 2:3.
1:1 Cuadrado: El formato cuadrado tiene una relación de aspecto en la que el ancho y el alto son iguales. Lo cierto es que no suele ser un formato preconfigurado en muchas cámaras, por eso es más habitual conseguirlo reencuadrando la imagen posteriormente en edición. Al ser un formato muy estático donde la geometría que se impone es muy marcada, jugar con unas composiciones equilibradas será la clave para dominarlo.
2:1 Panorámico: Los formatos panorámicos son cada vez más utilizados en fotografía. Existen diversas relaciones de aspecto para conseguir una panorámica, pero el 2:1 es una de las más equilibradas, ya que tiene el doble de ancho que de alto. Esto permite al espectador recorrer la escena lateralmente con la mirada. Como ya sabes, puedes realizar una fotografía con una relación de aspecto determinada y luego reencuadrarla en edición con un formato 2:1 o realizar diversas fotografías de una misma vista y más tarde unirlas con la técnica del photo stitching
Encuadres Según la Orientación
El otro factor comunicativo esencial para encuadrar tus fotografías será la orientación. Tiene mucho que ver con la relación de aspecto, pero va más allá de tener en cuenta los límites de la captura o los elementos que vamos a incluir dentro. Elegir la orientación no tiene tanto que ver con la técnica, sino más con la estética y la sensación que va a sugerir tu fotografía.
Horizontal: Esta es la orientación más común en fotografía. Es la forma más natural y sencilla de realizar fotos cuando coges tu cámara y la opción más cómoda de componer fotografías empleando técnicas como la regla de los tercios o el espacio negativo. También es la que estamos acostumbrados a ver en las pantallas de ordenador o de televisión.
Sin embargo, que sea la más utilizada, no la convierte ni en la mejor ni en la peor orientación. De hecho, hoy en día con la aparición de los smartphones y las tablets, la horizontalidad ha ido perdiendo su trono y el ojo humano también se está acostumbrando a leer en vertical. Por este motivo, dependiendo de la situación, el encuadre horizontal nos resultará más o menos útil.
Lo que debemos tener claro es que la orientación horizontal siempre suele sugerir estabilidad, simetría y tranquilidad, dándole énfasis al horizonte. Por eso es la más utilizada para paisajes o para elementos arquitectónicos que se encuentran dispuestos también horizontalmente.
Vertical: La orientación vertical es una excelente alternativa para fotografiar elementos cuya orientación es también vertical, como las personas, que son más altas que anchas. Por eso es el formato ideal para los retratos de medio cuerpo o de cuerpo entero. De hecho, para la mayoría de revistas de moda y actualidad es la orientación predilecta.
La verticalidad en tu fotografía va a sugerir firmeza y fuerza. Siempre va a dar más énfasis a los planos verticales exagerando la profundidad de los fondos. También confiere más poder visual a las diagonales y las líneas, y por eso suele ser la orientación más utilizada para fines comerciales y publicitarios.
Inclinada u Oblicua: Este tipo de orientación, no se podría considerar como un encuadre propiamente dicho, porque el resultado final sigue siendo horizontal o vertical. Sin embargo, conviene aislar este tipo de encuadre, porque se obtiene inclinando la cámara y, aunque el resultado sea vertical u horizontal, técnicamente la posición de encuadrar es distinta al tomar la foto. También lo habrás escuchado nombrar como plano holandés o perspectiva aberrante.
Es un formato mucho menos utilizado que los anteriores, pero es una alternativa muy útil para transmitir un determinado mensaje que sugiera dinamismo e inquietud. Suele utilizarse para fotografiar deportes extremos, objetos inestables y también moda o aquellas situaciones donde se pretenda enfatizar el movimiento y la acción.
Consejos Útiles para Encuadrar Fotografías
Cuando elegimos el encuadre que vamos a fotografiar, es muy posible que esa porción de realidad concreta posea algo diferente y especial que ha atrajo nuestra atención. Para poder captar esa ‘esencia’ vamos a tener que interpretar esa realidad de la mejor forma posible.
Como te he comentado al principio, hay muchos factores y herramientas que influyen para conseguir una buena composición fotográfica. Sin embargo, en este artículo me voy a centrar solo en el hecho de encuadrar.
Elegir el encuadre es un paso vital para conseguir una buena captura y debemos darle la importancia que merece. Para realizar un buen encuadre vamos a tener que conocer algunos recursos útiles para aprender a resaltar nuestro objeto o sujeto a fotografiar y ser capaces de transmitir sensaciones.
Vamos a ver algunos de ellos.
#1. Regla de los Tercios
Esta, probablemente, sea la regla de composición más conocida y la más sencilla de aplicar y aprender. Es bueno conocer todos estos consejos y reglas para luego saltárnoslas, puesto que no son reglas universales sino directrices orientativas y no estás obligado a cumplirlas al pie de la letra.
La Regla de los Tercios es muy simple, consiste en dividir el encuadre en 9 rectángulos iguales cortando la imagen con dos líneas imaginarias equidistantes, tanto verticales como horizontales. Con esto conseguiremos los cuatro puntos fuertes en los que las líneas se cruzarán. Según esta regla, es mucho más natural para el ojo humano que los elementos de la imagen se encuentren dispuestos donde se sitúan estos puntos y no justo en el centro de la imagen.
Cuando vayamos a encuadrar una fotografía podemos imaginar estas líneas para que nuestro elemento o elementos importantes se coloquen lo más cerca posible de las intersecciones de la cuadrícula, es decir, de los puntos fuertes. También puedes echarle un vistazo a la configuración de disparo, ya que algunas cámaras poseen la opción de visualizar esas líneas en el modo live view para facilitarte esta tarea.
Como su proprio nombre indica, se trata de una regla con la que, si encuadramos siguiendo esta premisa, vamos a poder comunicar correctamente el movimiento. Consiste básicamente en dejar espacio en el lugar hacia donde se va a desplazar el sujeto u objeto a fotografiar. Lo que debemos hacer a la hora de encuadrar es prever el movimiento que se va a realizar para dejar el espacio adecuado dentro de la composición.
#2. Regla de la Mirada
Una regla muy similar a esta, es la Regla de la Mirada, que se aplica a sujetos fotografiados. Consiste en respetar la dirección hacia la que nuestro modelo fotografiado mira. Lo que tendríamos que hacer a la hora de encuadrar es dejar más espacio delante del sujeto, es decir, hacia donde dirige la mirada. Respetando tanto la mirada como la dirección, estaremos dotando de mayor expresividad a nuestras fotografías.
#3. Proporción Áurea
La proporción áurea es uno de los principios más primitivos de la composición visual, que se ha utilizado desde la antigüedad. Los griegos la identificaron como una proporción mágica o divina que es capaz de dividir el espacio en una imagen plácida y atractiva para nuestra visión. Dividiendo una imagen en una serie de rectángulos y uniendo algunos de sus vértices obtendríamos lo que se denomina la Espiral de Oro.
A la hora de componer, para tener en cuenta la proporción áurea deberíamos ser capaces de encuadrar nuestro sujeto u objeto fotografiado dentro de los puntos fuertes de esa espiral. Así podremos conseguir un resultado más armónico y equilibrado.
#4. Líneas y Horizonte
A la hora de encuadrar, las líneas (sean visibles o no), van a ser muy importantes para tomar tus fotografías. Según como las incluyas dentro de tu encuadre conseguirás que el espectador recorra esas líneas hasta el punto de interés que quieres remarcar. Puedes ayudarte de ellas para generar mayor impacto con tu captura.
La línea del horizonte, por ejemplo, es una de las más importantes a tener en cuenta. Según la altura a la que la coloques dentro de tu composición transmitirás una u otra sensación. Un horizonte muy alto, donde el cielo apenas se vea, dará mayor importancia a lo que se encuentre debajo. Mientras que si la línea del horizonte está baja, el peso visual recaerá sobre el cielo y las nubes.
Siempre conseguirás mayor estabilidad y equilibrio si colocas el horizonte coincidiendo con las líneas que albergan los puntos fuertes de la regla de los tercios. Un horizonte en el medio de la imagen, en la mayoría de los casos, no te dará el mismo resultado.
#5. Marcos Naturales
Otro recurso interesante que puedes utilizar a la hora de encuadrar es el de enmarcar tu encuadre. Me refiero a elegir la porción de realidad que quieres capturar, pero viéndola a través de otro encuadre, es decir, creando un marco interno. Sería como rizar el rizo. Con los marcos naturales que te puede ofrecer la arquitectura o la naturaleza generarás un atractivo extra para la vista del espectador.
Encuadrar dentro de un encuadre puede sugerir en el observador una mayor sensación de estabilidad y orden, concentrando aún más la mirada sobre aquello que queremos que sea el centro de interés de nuestra captura.
#6. Minimalismo y Ubicación
Sea cuál sea el recurso que utilices para encuadrar tus fotografías deberás tener siempre en cuenta el elemento fotografiado. Incluir demasiados elementos dentro de tu encuadre puede desviar mucho la atención de lo que quieres transmitir. Por eso trata de crear un solo punto de interés para captar la atención del espectador.
Para ello deberás ser muy selectivo a la hora de escoger la ubicación del elemento dentro del encuadre. Según la sensación que quieras generar podrás alejarlo o acercarlo. Si lo que te interesa es el detalle, por ejemplo, deberás rellenar el encuadre todo lo posible. O si quieres fotografiar un paisaje, puedes conseguir mayor impacto visual incluyendo un pequeño elemento (como una roca o un árbol) en primer término.
Estos son solo algunos recursos que te pueden resultar muy útiles a la hora de encuadrar una fotografía. A partir de ahí vas a tener que poner en práctica todos tus conocimientos de composición para ir experimentando y practicando. El objetivo es seguir evolucionando y entrenando tus ojos de fotógrafo.
El Arte de Reencuadrar
Hemos visto los diferentes formatos y recursos que podemos utilizar en el momento que decidimos hacer nuestras fotografías in situ. Pero, ¿qué pasa si al llegar a casa y ver mis capturas no me acaba de convencer el encuadre que he hecho? En ese caso…que no cunda el pánico, lo podemos arreglar!
La técnica del reencuadre, consiste en recortar una fotografía en un programa de edición para ajustar el encuadre, mejorar la composición, y por lo tanto, el resultado final de nuestra captura. El propio Henri Cartier-Bresson, como detractor de este tipo de práctica, afirmaba que la composición solo es válida si se realiza en el momento de la toma. Este pensamiento radical seguramente sea compartido por muchos fotógrafos, pero como ya te he dicho no existen las reglas, así que eres libre de utilizar la técnica si estás interesado en aprenderla.
No está de más que conozcas esta técnica para ponerla en práctica, tanto si eres principiante y quieres probar varios encuadres para ver qué sensaciones transmite cada uno como en el caso de no tener la posibilidad de volver a repetir una captura porque hiciste un viaje único. Mi consejo es que realices tus fotografías en el formato más amplio que te permita tu cámara. Luego siempre estarás a tiempo de reajustar tu composición en un programa de edición. De lo contrario, si has dejado fuera del encuadre algo que considerabas importante no lo vas a poder recuperar.
Una vez que abras tu imagen en el programa de edición, te recomiendo que la recortes manteniendo una proporción concreta, como las relaciones de aspecto que hemos visto en este artículo. Juega con esas proporciones dentro de tu imagen y verás cómo cambia tu captura.
Ahora que lo sabes Todo, ¡No me hagas caso!
Pero hay una cosa que sí es importante y en la que deberías hacerme caso, es darle importancia a qué tipo de encuadre será mejor emplear según el tipo de fotografía que quieras captar.
En realidad no existen reglas demasiado estrictas que nos obliguen a elegir una orientación o una relación de aspecto determinada para cada momento. Mi consejo es que te atrevas a experimentar y a ver los resultados que vas obteniendo. Prueba a hacer una misma foto con diferentes encuadres hasta que encuentres el equilibrio que buscas o la idea que pretendes sugerir al espectador.
Cuando te digo que ‘no hagas ni caso’, me refiero a que no te ciñas a las normas. Si están ahí es para romperlas. Ser original y destacarte por tener tu propio estilo. Eso es lo que te va a diferenciar de ser un fotógrafo más. Así que, ¡no tengas miedo de crear tus propias reglas y libera tu lado más artístico!
Impactos: 2478