Al Diablo con los malabarismos, yo me quiero defender
Excelente respuesta del Prof. Bene Barbosa del Movimiento Viva Brasil a una nota editorial publicada en el famoso diario de Brasil
En los últimos años la seguridad pública se ha convertido en un circo de horrores, un montón de escombros ideológicos que pasa a leguas de distancia de la tecnicidad, agarrándose fuertemente en fórmulas sabidamente inocuas y, a menudo, nocivas a la sociedad. Como buen circo que se precie, no faltan los malabaristas de datos que intentan a toda costa probar lo improbable. Entre ellos, las estrellas del show son los defensores del desarme como política de seguridad pública. Gente que al ver un barco que se hunde no pensaría dos veces antes de hacer más agujeros en el casco con la esperanza que el agua saliera por ellos.
Hay todavía una deshonestidad latente en buena parte de la prensa. “Demostración de ello es titulo estampado por el diario O Globo que afirma:” La violencia no será combatida con más armas”. Por supuesto que la intención es clara, vincular el crecimiento por la búsqueda de armas LEGALES al crecimiento de homicidios, como si aquellos que buscan comprar un arma para su defensa, dentro de la total legalidad fuesen los responsables de los 63.880 asesinatos ocurridos en 2017.
Para cualquier persona mínimamente honesta, es fácil entender que la correlación es exactamente la inversa! Si hay una demanda creciente de armas legales, ello se debe a la delincuencia y a la inseguridad que aumenta cada vez más, y a la incapacidad del Estado para proteger el ciudadano que busca formas de autoprotección. Sostener lo que afirma el diario sería lo mismo que afirmar que en el verano la venta de aparatos de aire acondicionado se dispara, pero el calor continúa o, aún más, que el mayor calor es producto del crecimiento de la demanda de dichos aparatos. ¡Más que malabarismo, es cosa de locos!
Por otro lado, el periodista parece que no “vio” una importante parte del estudio del Foro Brasileño de Seguridad Pública, que afirma que se aprehendieron 119.484 armas de fuego en 2017 – más que en 2016 – y que de éstas el 95% no eran armas catastradas en la Policía Federal. De eso tenemos dos importantes conclusiones: no hubo ningún desabastecimiento del mercado ilegal por cuenta del draconiano Estatuto del Desarme y que las armas involucradas en crímenes son abrumadoramente armas ilegales. Exactamente como preveíamos incluso antes de la aprobación de dicha ley, los criminales no dependen en nada del comercio legal.
La verdad es que no importa lo mucho que lo intenten, gran parte del público de estos periodistas no caen más en sus letanías y los comentarios en las redes sociales son una prueba de ello. La inseguridad creció, el Estado se muestra incapaz de intervenir mínimamente en defensa del ciudadano y, ante eso, aquel padre de familia que, viviendo en la periferia violenta de las grandes ciudades, necesita esperar a los hijos que llegan tarde a la noche en autobús, lee este tipo de titulares y dice: “Al diablo con sus malabarismos, Al diablo con su narrativa, Al diablo con lo que usted piensa, quiero defenderme!”.
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Hector
Comparto el punto de vista de Barbosa. Se ha llegado a un punto en el cual la agresión delictiva es abrumadora -sobre todo en la periferia urbana y aún también en ésta- y parece no dejar mas alternativa que la autodefensa. Entre nosotros sin embargo el riesgo es múltiple, por cuanto al ya difícil éxito en un eventual enfrentamiento, hay que sumar el peligro de la venganza y sobre todo, la ceguera irracional de jueces y fiscales garantistas, mas empeñados en cuidar los “derechos” del delincuente que los de sus víctimas.