Cazador de tormentas.
En Aire Libre siempre hablamos con famosos cazadores y pescadores. Esta vez, lo hicimos con uno muy particular: el meteorólogo de El Trece y TN, caza o pesca -según como se mire- tormentas y tornados. Un singular personaje que nos habla de cómo el clima afecta nuestras pasiones.
Por Wilmar Merino exclusivo para AIRE LIBRE N° 23
“A los seis años tuve mi primer libro de meteorología y jugaba con un barómetro casero”. “No dormía con mi familia sino con mi abuela, que vivía unos pisos más arriba, para estar cerca de la azotea cuando llegase la tormenta”. “De adolescente arreglábamos ir a bailar con mis amigos, pero si había pronóstico de lluvia yo no salía… no quería estar encerrado en un boliche cuando lloviera”. Tomando frases sueltas de la charla con Matías Bertolotti uno puede pensar: “este muchacho está loco”. Pero al igual que pinceladas de una pintura impresionista, le van dando sentido al cuadro cuando uno lo mira en perspectiva. Y entonces entiende que el meteorólogo de El Trece y TN, a sus 37 años, sabe que ser testigo de cada fenómeno meteorológico extremo le da una oportunidad de aprender más de su ciencia.
– ¿De dónde viene esta pasión por entender los misterios del clima?
– Son las cosas con las que se nace, porque viene desde que era muy chico. Tuve mi primer libro de meteorología a los 6 años. Heredé un barómetro de pared, de esos viejos asociados con el reloj. Y me fascinaba. Siempre me apasionaron las tormentas. De chico las miraba, o me quedaba levantado de noche a esperarlas. Tengo dos hermanos mayores, que atestiguan que me ponía a llorar si una tormenta nos pasaba de costado y no nos caía encima. Me gustaban los vientos fuertes, los tornados…
Soy de Villa Urquiza, aunque pasaba tiempo de mi infancia con un amigo en su casa en Pilar y ahí veía el tiempo de otra forma. ¡Hasta quise armarle una estación meteorológica en su casa!. No sé de donde viene esto pero sé que taladraba a todo el mundo con este tema desde chico. Vivía en un edificio con terraza, con mucha vista, y yo me pasaba horas en esa terraza. Luego se mudó mi abuela al octavo piso. Y yo me iba por las noches con ella durante todo el secundario, para estar atento a los fenómenos temporales. Mi viejo me tuvo que comprar una cama para que yo durmiera allí. Y mi abuela chocha, por supuesto… su departamento me acercaba más a esa terraza donde yo miraba las tormentas. Paralelamente me fui instruyendo, mirando libros, viendo dónde tenía que estudiar.
– Qué notable que una vocación se despierte a tan temprana edad. Suerte que pudiste hacer carrera con algo que te apasiona.
– Hace 30 años era una profesión muy poco remunerada y complicada en cuanto al trabajo pues solo se podía trabajar en el Servicio Meteorológico Nacional, que estaba a cargo de los militares. Si no se moría un civil, no entraba nadie… o te tenías que hacer militar y después remar para entrar ahí. Mi viejo me decía “¿Estás seguro que querés hacer esto?. Así que por las dudas estudié en un colegio Perito Mercantil para tener una salida, pero siempre pensando en hacer meteorología.
– Nos diste unas pinceladas de tu infancia. Imagino que en tu adolescencia, mientras estudiabas para Perito Mercantil “por las dudas”, seguiste alimentando esta pasión ¿no?
– Siempre. Siempre leyendo, en tiempos donde no había internet y no era tan fácil buscar información. Yo organizaba con mis amigos ir a bailar… y si había chances de tormenta yo me quedaba para verla. ¡No me bancaba la idea de estar encerrado en un boliche y perderme la tormenta!. Desde primero a tercer año, faltaba al colegio porque “me dolía el estómago” ¡Justo cuando había tormentas!. Era la mentira que usaba para faltar y no perderme la lluvia. En esos años íbamos mucho a Villa Gesell, teníamos amigos, nuestros padres tenían amigos… y me maravillaba con las tormentas de la costa, que son tremendas. Se van formando en el momento, vienen relampagueando. Hace unos años tuve que ir a cubrir lo del rayo que cayó en Villa Gesell. Recuerdo de aquellos años una tormenta con viento de 100 km/h que rompió todo, donde hasta terminé llorando. Acá en Buenos Aires las tormentas llegan formadas, pero en la costa no, se forman ahí… sobre todo a la tarde. Las tormentas de las 5 o 6 de la tarde son bravas. El calor es alimento de esas tormentas. Cualquier tormenta de 16 a 20 hs lleva el calor del día alimentándola y va a causar daño.
– Finalmente pudiste estudiar tu carrera. ¿Satisfizo tus expectativas estudiar Meteorología?
– Absolutamente. La carrera tiene dos títulos, el de meteorólogo y la licenciatura… me recibí de meteorólogo para poder trabajar y cursé la licenciatura y me falta la tesis. Un meteorólogo hoy puede laburar de forma independiente gracias a internet, que te da online y minuto a minuto no solo imágenes de satélite y qué temperatura hace en cada lugar sino también las herramientas, los modelos de meteorología, que son como el martillo o el serrucho para un carpintero. El aire es un fluido, como el agua, y está regido por un sistema de ecuaciones. La matemática y la física lo intentan resolver, pero acá hablamos de sistemas no lineales, no es cuestión de despejar una X, acá hay varios posibles resultados y vos te tenés que aproximar. El enorme avance computacional permite resolver cada vez mejor estas ecuaciones y plantear mejores mapas de temperatura, lluvia, altura, etc. Si abrís un mapa es como para el lego leer un electrocardiograma, no va a entender nada… pero un meteorólogo es como el cardiólogo que mira ese estudio y entiende todo. Todo eso está ahora libre y disponible en internet. Hay dos modelos computacionales fundamentales que aplican a todo el mundo y están disponibles en internet, uno de Estados unidos (el GFS, Global Forecast System, gratuito) y otro de Europa (El ECMWF parte gratis y parte paga). Sirven para el tiempo en todo el mundo. También hay uno japonés que mucho no miramos. Vos tenés todo el globo pero si haces un cuadrito en tu lugar te pronostica el tiempo allí por 14 días. Hay que hacerle caso a los primeros 6 y el resto es tendencia. Y se actualiza cada 6 horas. Vos lo podés hacer correr y actualizar tu zona con programas regionales. Hay uno para Argentina, el ETA, que es el que corre el Servicio Meteorológico Nacional, y otro para Brasil. Esos resuelven un poco mejor la geografía de tu lugar usando el borde de los modelos antes mencionados de Estados Unidos y Europa. Por eso mi pronóstico es cien por ciento elaboración mía, no miro lo que dice el Servicio Meteorológico Nacional. Como se actualiza cada seis horas, más o menos uno va encarando los cambios paulatinamente.
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-Para el televidente ¿En que marca la diferencia recibir el servicio del pronóstico de parte de un meteorólogo o de un presentador del tiempo que no lo es?.
-Buen punto. Una de las ramas de la carrera es la aplicada y otra es a investigación. Por ejemplo, para saber cómo mejorar ese modelo que usamos para hacer los pronósticos. La parte aplicada es lo que va a la gente usando los conocimientos de la parte de investigación. Acá, si en cinco años no te actualizaste y no evolucionaste, te quedaste en el tiempo. La gran dificultad es el nivel computacional y el que no se sube a esa ola y pronostica como hace 15 años, va a errar mucho más. En televisión lo que se suelen ver son presentadores del tiempo, no meteorólogos. Acá funciona de manera informal, con alguna modelo, etc… En otras partes del mundo como Estados Unidos, España y Brasil, al menos hay un curso de presentadores meteorológicos. Esos países se resignaron a no tener siempre presentadores que sean meteorólogos, pero al menos los perfeccionaron para que la modelo que canta el tiempo deba remitir a un organismo oficial, o a un licenciado que lo está avalando, y sepa interpretar lo que lee. Nuestro país no tiene ley profesional de meteorología, cualquiera puede leer el tiempo. En otros países si hacés eso sin el aval de una carrera, te matan. La diferencia entre uno y otro es que el meteorólogo puede explicar las cosas y el presentador no, solo las cuenta.
– ¿Hay una tendencia a ser demasiado cautos y anunciar siempre un granizo que nunca llega, por ejemplo?
– Es un gran problema del Servicio Meteorológico, que es el más rápido para esto. Hace falta un gran aprendizaje que debe iniciarse en los colegios, donde hay que hablar de climatología. Explicar cuando hay condiciones favorables para que se genere granizo. Se da un “Alerta”, que te dice que estás en un área grande, que tiene condiciones para que se genere una tormenta, y eso puede generar granizo… entonces, la probabilidad de que te pase a vos se achica un montón, pero en el medio alertaste a mucha gente. Ese margen se achicaría mucho más con la correcta utilización de radares. Pero acá esa utilización va muy lenta, porque hay que adaptar y especializar a la gente. Todavía hay gente que labura desde hace mucho tiempo y los jóvenes que vienen con cabeza nueva y los conocimientos, no entran tan fácilmente. Con un radar yo puedo saber que una tormenta se genera en una localidad, se traslada en tal dirección y puedo avisarle a una región a media hora de distancia de la tormenta que le va a caer granizo. Esos avisos de corto plazo se llaman Warnings
-¿Eso es lo que se vio en el partido entre Chile y Colombia por la semifinal de la Copa América, cuando evacuaron un estadio ante una amenaza de tornado?.
– Si, eso es lo que pasó en Chicago… yo hablaba con el Rifle Varela (periodista deportivo de TN que cubría la Copa América) y comiendo en mi casa le advertía que estaba en zona Watch, es decir, que en toda esa zona de Illinois podía haber granizo, vientos de 120km por hora y tornados. El me decía que por el celular le había llegado ese alerta, cosa que los estadounidenses hacen identificando la zona en que está tu celular y se los mandan a todas las personas ubicadas allí. Inmediatamente ante un Warning todo lo que se hace al aire libre debe suspenderse. Y ese Warning se decretó en el entretiempo del partido, así que la gente fue a guarecerse a la parte interna del estadio, donde hay un enorme shopping. Y veía por un radar gigante en una pantalla enorme, cómo se comportaba la tormenta. Cuando se levantó el Warning, comprobaron que la cancha estaba en condiciones y pudieron seguir el partido. Esto que a nosotros nos pareció raro es muy usual allá. Y acá se puede hacer
-¿Qué nos falta para tener algo así para advertirle a la gente de verdaderas posibilidades de catástrofes climáticas?
-¡¡Se puede hacer!!! Tenemos los radares que hizo el INVAP a través de la gestión del gobierno anterior: uno en Ezeiza, uno en Pergamino, uno en Paraná, uno Santa Rosa, otro en Resistencia, y se están instalando varios más. Son radares dopler de alta generación. Pero se crearon y algunos no están funcionando porque se tragaron la mitad de la guita. El de Resistencia tenía que tener fibra óptica provista por Arsat y, pese a que la plata estuvo, no está la fibra óptica. En Córdoba instalaron uno en la Universidad, y resulta que está cerca de un colegio o no sé qué y al medir el nivel de radiación del haz del radar vieron que era alto y entonces suspendieron el haz justo para el lado de las sierras. ¡Y precisamente de ahí vienen las tormentas!. Es increíble.
-¿Cómo hacés para aguantarte el tener información y no poder darla?
-En mi red social, en Facebook por mi nombre o en Twitter (Mati_Bertolotti), hago similares avisos a los de los estadounidenses. Yo hace 15 años sigo foros y discusiones de norteamericanos sobre meteorología. Veo cómo leen los modelos, participo de sus discusiones…. Lo que aprendí sobre tiempo severo, más el bagaje que me dio la carrera, fue extraordinario. Por eso insisto en que hay que educar a la gente. Acá el servicio meteorológico tiene la política de no mencionar la palabra “tornado” para no alertar a la gente. ¡Y los hay!. Nosotros somos junto con Brasil la segunda cuenca mundial de tornados después de la de Estados Unidos y Canadá. ¿A qué le temen? ¿Por qué no los mencionan? ¡Para no generar pánico en la gente!. ¡Basta, estamos en 2016!. Hay que decirle a la gente la verdad y decirle que debe hacer, a que se expone. Y cuando lo digo me banco las críticas, porque la gente llama al canal y dice “ehh, que están diciendo!”. Por suerte en el canal me bancan.
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-¿Podemos confiar entonces en el S.M.N.?
Si, confíen porque cada vez va a andar mejor. No somos enemigos, trabajamos juntos, incluso tenemos contacto con algunos chicos de mi generación que entraron y están luchando por cambiar las cosas para bien. Les pregunto cosas y ellos a mí. Pero puede mejorar mucho.
-Eduquemos al pescador/cazador/nauta. ¿Qué señales podemos leer los legos en la materia que practicamos actividades al aire libre para entender mejor al tiempo?
-En la estación de verano, el período cálido de noviembre a abril, la dinámica del tiempo recibe la ayudita del calor, que es la energía de una tormenta. A veces ves que las tormentas se empiezan a formar a las 3 o 4 de la tarde y eso va a hacer que explote todo. En invierno no la ves venir, es todo más plomizo, tenés menos luz. Al pescador, en verano le decimos que siempre tenga presente los puntos cardinales y si ve venir tormenta del Oeste busque refugio. El 90% de las tormentas vienen del Oeste. Esas son bravas… si las nubes vienen de donde se pone el sol, la cosa no va a ser buena. Los vientos que transportan las tormentas son del Oeste. Abajo pueden ser del sur, del norte, del Este, pero por una cuestión de ubicación geográfica, arriba los vientos son del Oeste. Esto tiene que ver con cómo se reacomodan los sistemas por el desbalance de calor entre el Ecuador y el Polo. Probá ir en avión a Chile… de ida vas a tardar 40 minutos más porque vas contra el viento (que viene del Oeste) y a la vuelta tenés viento de cola y volás más rápido.
– El pescador de pejerrey rioplatense siempre se ve beneficiado por las sudestadas que “meten pescado”. Hablanos de ese fenómeno
-Son más que nada de invierno. El Río de la Plata está orientado de noroeste a sudeste. Su desembocadura, entre Samborombón y Punta del Este, con varios días de viento sur, provoca un tapón en el río y el nivel sube. Y la acción del viento se complementa con la acción del mar. Porque nuestro río tiene marea, a diferencia de otros ríos. Y cuando se mete la marea del mar, se hace muy lenta al avanzar al Río de la Plata desde la desembocadura hacia adentro. Este año hubo varias, no tan intensas, y casi todas coincidieron con los fines de semana.
-Tu ciencia tiene enormes implicancias biológicas y también para la agricultura y ganadería
-De hecho a los 20 años una consultora agroclimática me contrató para darle servicios a clientes de nuestro país. Se abastecía de meteorólogos de Estados Unidos. Y empezaron a buscar técnicos locales para abaratar costos. Así entré y aún sigo trabajando para esa empresa. Y eso me abrió mucho la cabeza, porque tenía que ir a dar charlas a pueblitos del interior y educar a esa gente que usaba tu información para elegir sus semillas… hoy se siembra soja con la mitad de agua con la que se sembraba años atrás. Se puede elegir la semilla adecuada en función del agua que vas a tener por el fenómeno de El Niño o La Niña, por ejemplo. Pero fuera de eso también tiene implicancias, por ejemplo para el turismo. Este año Bariloche no tenía nieve al abrir su temporada, porque un sistema de aire cálido impidió la llegada del frío a la Patagonia. Así, mientras en Salta, Córdoba, Mendoza y Catamarca había un frío muy intenso, con nevadas en las sierras de Córdoba que motivaron rescates, en el cerro Castor de Ushuaia no tenía nieve y el cerro Catedral apenas tenía 4 cm cuando iban a abrir la temporada. Así que saber esa información te sirve para postergar tu viaje, por ejemplo.
Lo dicho, Matías Bertolotti está loco por el tiempo. Y gracias a gente como él, la vida de los demás tiene indicios firmes para no sufrir las consecuencias de un clima cada vez más cambiante, que nos obliga a adaptarnos continuamente. Cazadores, pescadores, nautas y turistas, debemos agradecerle a los meteorólogos de ley, su vocación y pasión por darnos la mejor información. Para que el disfrute al “Aire Libre”, sea pleno y sin sobresaltos.
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