Ese “tipito” que pesca
El líder de una de las bandas más importantes de pop rock de los últimos años, Los Tipitos, compartió una jornada de pesca y música en el Delta y nos habló de sus pasiones outdoor, que se han plasmado también en sus canciones. Por Wilmar Merino
Nació como Walter Renzo Piancioli, en La Paternal, el 4 de enero de 1968, pero es bien conocido como “Willy” Piancioli, compositor, cantante y líder de Los Tipitos, su banda de rock de acá. Tecladista y guitarrista, poeta (acaba de editar su primer libro de poemas llamado Mesa de Luz), es también un pescador apasionado que incluye a la pesca deportiva en sus planes vacacionales, como lo hizo recientemente al pasar unos días en familia en Reta, balneario que frecuenta desde siempre.
Hijo de madre pianista y amante de la guitarra desde los 8 años, Willy supo que iba a ser músico algún día cuando un tío le regaló un disco de Los Beatles: Please Please Me. Pero la vida de este ex estudiante de biología, obrero y cultor de los mil oficios terrestres (perfumero, farmacéutico, cadete, etc) cambió para siempre en 1992, año en que decidió formar una banda llamada “Los Penes Erectos” junto a Raúl Ruffino, Pablo Tevez y Federico Bugallo con un concepto de trabajo como norte: salir a buscar al público y no esperar que la gente vaya a verlos. Así, se fueron a Mar del Plata, tocaron en colectivos, en espacios públicos y lugares pequeños que les abrieron las puertas.
Viendo que la cosa empezaba a funcionar abandonó sus estudios de biología en la Universidad Nacional de Mar del Plata y dos años después, debido a que el nombre del grupo ofendía a la audiencia, se nombraron como Los Tipitos. Tras varias presentaciones y un material discográfico independiente, son convocados por el cantautor León Gieco, para la grabación de su primer trabajo discográfico oficial. Hoy los Tipitos llevan 14 álbumes editados, gozan del respeto de sus pares y una abultada agenda de shows.
Sin dudas, muchos cambios en la vida de nuestro invitado a lo largo de estos 25 años. Pero una constante: el amor por la naturaleza, la música y la pesca deportiva.
Caña en manos, agradeciendo el nuevo equipo de pesca que suma a los propios regalado por AIRE LIBRE, Willy Piancioli disfruta de una jornada en la lancha The Doctor del guía Julio Alquezar, y nos desgrana su historia con la pesca deportiva.
“Mi papá Walter Piancioli, “Cacho” para la familia, me empezó a presentar estos planes, a llevarme a la naturaleza. Cuando uno era chico eso era un gran plan. Yo siempre fui muy compañero, me sentía feliz con él. Me gustaba compartir, tenía espíritu entusiasta. Tengo una hermana, Alejandra, que se prendió algunas veces, pero el que iba a pescar siempre con mi viejo era yo. A ella le gustaba caminar, no pescar, pero sí ir a lugares de orilla donde ella pudiera hacer sus caminatas por el campo, por la playa y por la sierra, y ella venía luego a cocinar cuando pescábamos algo. Muchas veces íbamos en carpa”, cuenta Willy al tiempo que clava un gran bagre blanco y posa para las primeras fotos, en un día de 50 km de viento que nos arruinó el plan de salir al Río de la Plata en busca de patíes gigantes y dorados de los buenos.
-¿Cuáles fueron tus primeros escenarios de pesca?
-En Cascallares, cerca de una quinta que tenía mi abuela. Allí cerca pasaba el Reconquista, donde se pescaba: había taruchas, había tortugas, bagres, mojarras, dientudos. Me duele mucho ver que eso ya no está vivo. Está contaminado totalmente
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– ¿Tenés preocupaciones medioambientales?
Si claro, sin ambientes sanos no tenemos no solo donde pescar sino donde disfrutar de lugares vivos. Hace poco estuve en el balneario Reta, un lugar muy habitual en mi vida que también conocí a través de mi viejo Cacho. Se nota que no está la pesca de antes. El pescó una corvina negra de 22 kilos desde la orilla. Esas cosas ya no se ven. Quedan, como en el caso de esta corvina, en una diapositiva. El nos juntaba a ver las fotos, era un ritual familiar. En esos tiempos mi papá también metió un lenguado que tenía mi tamaño, cuando yo tenía 3 o 4 años. Pero bueno, todo eso queda en diapositivas. Hoy es muy difícil pescar cosas así. Me encantaría que hubiera esa pesca.
-Entre esas hazañas familiares de veraneos en Reta ¿Podemos contar alguna tuya?.
– En la adolescencia arranqué con planes propios de pesca, con amigos. Tenía un compañero de pesca que luego devino doctor, Alfredo Luporini, con quien en Reta saqué la pieza de mi vida: un tiburón gatuzo. Salió de costa, y me dio una gran satisfacción. Allí la playa suele tener una canaleta muy pronunciada y después un banco de arena. El mar había hecho la primera canaleta y estábamos pescando bastante adentro, en el banco de arena. Y el tiburón pasó el banco de arena a la canaleta y me quedé pescando al revés, mirando para la playa, es decir para el otro lado, algo rarísimo. Y finalmente se me dio ese gran pescado que tendría como 10 kilos.
– ¿Te gusta la caza también?
-Me gusta tirar, siempre me gustaron desde chico las armas. Desde chico acompañaba a mis tíos a cazar, pero la verdad es que solo cacé un pato, en Olavarría. Me lo cocinó mi abuela. Como te decía, cazaba de chico pero acompañando a mi tío Pocho y mi tío Beto, más que tirar, yo miraba. Mi tío Beto te cazaba algo, hasta con gomera. Mi papá fue más de la pesca. Una vez yo quise cazar y me llevó Roberto D`Antonio -conocido por la inmobiliaria D` Antonio propiedades- y éste me prestó una escopetita belga con la que cacé mi primera y única pieza: un pato.
-¿Pudiste pescar en otros países?
-Haciendo música no pude ir a pescar mucho, o no tenía tiempo o lugar adecuado para llevar un equipo, tampoco conocía baqueanos. Lo que si hice en República Dominicana, en uno de esos hoteles tan lindos, fue contratar una excursión de pesca mar adentro. Fue una gran experiencia: saqué un dorado de mar, o dolphin, a trolling, arrastrando unos pescaditos chiquitos como si fueran unas anchoas de banco, pero con una espadita. Eso y unos calamares artificiales con flecos, que atraen a los peces. Es como una caña que va en el techo de la lancha y después hay cañitas más chicas. Sacamos 7 u 8 de esos dorados. Nunca había salido a mar abierto en una embarcación tan chica y fue una experiencia extrema. Esa fue mi mayor captura junto con el tiburón en Reta, que mediría metro o metro y pico.
-El pejerrey es otra de las especies que pescaste asiduamente ¿No?
– Pejerrey he pescado mucho en la albufera, en Reta. Se armaba una laguna grande con juncos, cuando entraba el agua del mar y cuando se retiraba el mar el arroyo El Gaucho quedaba ensanchado en una laguna. Una tarde con el doctor Luporini pescamos unos veintipico de pejerreyes y nos hicimos una fritanga en la costa. También he pescado pejerreyes de mar en Reta, desde la costa. De hecho en estas últimas vacaciones fue lo único que saqué, pejerreyes.
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-¿Qué beneficios sentís que te da la pesca?
-Es la emoción, el sentir el bicho del otro lado, la sensación de la pelea y de no ver, no saber qué es lo que viene, eso es lo que me emociona. El estar expectante. Eso tiene algo de misterio y de intriga que me atrapa, me produce una gran curiosidad.
-Por último: ¿Tenés algún sueño pendiente en relación a la pesca?
-Me gustaría pesar un dorado o un surubí.
Por desgracia no le pudimos cumplir a Walter “Willy” Piancioli el sueño del primer dorado en nuestra jornada compartida. Se sabe bien que el pescador propone pero el río dispone, y esta vez en fuerte viento nos limitó la excursión y nos conformamos pescando armados y grandes bagres blancos, en reparos donde nuestro guía pudo permitirnos alguna chance de pesca.
Pero Walter se va contento, agradece las atenciones, dice que pasar un día en el río le llenó el alma de energía y que seguramente saldrán de experiencias como ésta nuevas canciones. Algunas de ellas, nos las regaló en un acústico imperdible en arroyos y meandros. Sin dudas un gran artista que se merece el éxito obtenido.
Agradecimiento: al guía Julio Alquezar “The Doctor” (155-7515776), por ofrecernos esta salida de pesca
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