El Senado avanzó con una ley de desarme de agentes violentos.
El proyecto propone que si un efectivo de seguridad es denunciado por violencia de género, el juez proceda a quitarle el arma y le suspenda la autorización para portarla.
17 de julio de 2019 – El Senado aprobó este miércoles por unanimidad -42 votos- un proyecto de ley de Sigrid Kunath (Justicialista) que establece un mecanismo de prevención para los casos donde los agentes de fuerzas policiales y de seguridad sean denunciados por violencia contra las mujeres.
“Buscamos que en los casos donde exista una denuncia por violencia de género y donde además exista judicialización de la situación planteada, que ante esa ante la denuncia la quita del arma reglamentaria sea obligatoria, no una facultad del juez de hacerlo o no”, explicó Kunath.
Y agregó: “Lo que planteamos es una medida legislativa de control de armas de fuego desde una perspectiva de género”.
Según el proyecto aprobado, en los casos en que el presunto agresor sea agente de algún cuerpo policial, fuerza de seguridad o fuerza armada, el juez deberá, en forma urgente, notificar a los ministerios de Seguridad, de Justicia y de Defensa de la Nación, o al órgano competente a nivel local, según corresponda.
Asimismo, “deberá ordenar el inmediato retiro del arma de dotación del agente denunciado por el plazo que determine, disponiendo la suspensión temporaria de la autorización para la tenencia, portación y transporte de armas de fuego y municiones”.
En el recinto, se incorporó una modificación propuesta por la mendocina Pamela Verasay (UCR) para que, si el presunto agresor y la víctima resultan ser agentes del mismo cuerpo, luego de la denuncia por violencia de género pasen a ejercer funciones en cargos separados, para evitar todo tipo de contacto.
FOTO: Comunicación Senado
FUENTE: El Parlamentario
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H.Mendez De Leo
La necesidad de dictar una normativa de este tenor, que a la luz de acontecimientos registrados aparece inobjetable en la medida que no se vulnere el debido proceso, pone de manifiesto las gravísimas deficiencias del mecanismo de selección del personal policial, convertido en una magra salida laboral sin visos de vocación. Un verdadero desastre que urge corregir.