El locutor por la Boca muere.
El querido Jorge Formento, inigualable figura de Feliz Domingo, Atrévase a Soñar y el noticiero del viejo Canal 9, vio crecer en simultáneo su pasión por Boca Juniors y la pesca deportiva, haciendo sus primeras armas al recibir de regalo una caña en la Ciudad Deportiva de Boca. Gracias al cuadro de sus amores, también encontró el oficio como nos contará, caña en mano, en las líneas que siguen. Por Wilmar Merino para Revista Aire Libre Nº 42.
La de Jorge Formento es la historia de tantos profesionales que, abocados a la vorágine de una profesión exitosa, pierden contacto con antiguas sensaciones asociadas a los recuerdos de la infancia. Como las que da la pesca deportiva. Fanático de Boca, su pasión, sus historias familiares, caña en mano, están atadas a aquel proyecto extinguido que fue la Ciudad Deportiva de la Boca, sitio donde su padre, ajeno a la actividad, empezó a llevarlo cuando una tía le regaló a “Jorgito” el más lindo de los juguetes: una caña de pescar.
Convocamos al ex locutor de Feliz Domingo –junto al inefable Silvio Soldán, de Atrévase a Soñar con Berugo Carámbula y de tantos éxitos radiales y televisivos, a reencontrarse con la pesca deportiva muchos años después de su última experiencia. “Me va a encantar tomar un rato de sol mirando el agua”, dijo desde el teléfono. Pero… no esperábamos tener el imprevisto quite de colaboración de Febo el día de nuestro encuentro, que amaneció tormentoso. No obstante, con un optimismo a prueba de balas, Formento llegó todo sonrisa al muelle de la Asociación Argentina de Pesca. Y mirando al cielo dijo “Aunque no lo veamos, el sol siempre está”
Armamos las cañas y la primera ronda de mate. Antes de la charla, Jorge metió dos buenos bagres y una boga. Contento, como ese pibe que fue cuando se rateaba al colegio para ir a pescar mojarras, decidimos encarar la charla por ese lado, el de la infancia, ese territorio donde todo empieza y se fija marcando el camino.
¿Qué sentís al reencontrarte con una actividad que practicaste de niño?
Que los tiempos me impidieron pescar más, pero me encanta siempre disfrutar de la naturaleza. Y recuerdo los momentos en que mi papá me inculcaba la pesca. Yo trato de inculcarla a mis hijos, a veces no con mucho éxito, porque están con la Play Station y todo eso… pero bueno. Es una actividad familiar, donde la patrona acerca un mate y se encarga de los menesteres que hacen falta en toda pesca. Contento de estar pescando de nuevo. Además me encantó este lugar… volví a vivir a La Boca y me queda cerca. Me voy a hacer socio. Necesito un lugar así para despejar la mente y mirar el río. Si pesco algo, además, mejor.
-Me decís que recordás tu infancia. ¿Cuáles eran tus escenarios de pesca, entonces?
-Cuando yo era chico la reserva ecológica no existía, porque la costanera Sur llegaba hasta la baranda al borde de la calle. Yo la recuerdo muy bien porque fui parte de ese sueño que tuvimos todos los boquenses, el de la Ciudad Deportiva de La Boca. Yo vi nacer ese lugar maravilloso, y hasta puse una pequeña tribunita chiquitita. Me crié en San Telmo, barrio de guapos… ¡por eso me echaron jajaja!. Ahora, desde agosto de este año, estoy viviendo en La Boca. Y quería encontrar un lugar así cerca del río, al que miro por la ventana de mi departamento, un edificio alto.
-¿Cómo nace tu historia de pescador?
-Mi historia de pescador nace cuando mi tía Tota, a mis 12 años, me regaló una caña de pescar. Ella me mimaba mucho y me hizo ese regalo… ahí mi viejo trató de averiguar de qué se trataba esto de la pesca y me acompañaba a pescar, pero él no sabía nada. Ibamos a la costanera sur, a la Ciudad Deportiva de Boca, y ahí aparecían los pescadores a darnos una mano. Llegaron las primeras satisfacciones poco a poco y me fui entusiasmando más.
-¿Algún recuerdo particular de aquellas pescas con tu papá?
-Si, un Boca-River… fue el 5 a 4 que ganó River. Veníamos perdiendo 2 a 0 y empezaron los goles de Boca y cuando empiezan los goles de Boca empezamos a sacar bagres. Y recuerdo que logramos dar vuelta ese partido 4 a 2. Y finalmente empata River y sobre la hora hace el quinto. Fue un partidazo. Estábamos en el Peugeot del viejo, con las cañas en el agua y la radio del auto dando el partido.
-A partir de tu pasión por la pesca ¿Pudiste contagiar al resto de la familia?
Por desgracia no. Ni a mi hermana, que falleció a los 46, ni a mi hermano menor, Sebastián, al que le llevo 11 años, y vive en la costa, le gustó la pesca. Una lástima que Sebastián no aprendió a pescar, aunque lo llevaba. Fui de chico un pescador solitario y lo sigo siendo: a veces los chicos me acompañan por solidaridad, pero no les puedo pedir la paciencia que no tienen, no les gusta mucho.
-¿Qué beneficios le ves a esta actividad?
-Este contacto hace que no me importe demasiado si pescamos, me encanta estar al aire libre, en la naturaleza, disfrutar de la tranquilidad… me pasaría horas mirando el horizonte. El verde te tranquiliza, como el agua. Soy del signo de Leo pero me gusta mucho el agua… será para apagar el fuego de mi signo. Necesito agua en mis vacaciones, sea con mar, río o laguna. Me gusta mirar el agua y pensar.
-Ya en la adolescencia, cuando no dependías del viejo que te lleve…. ¿Ibas solo o con amigos a pescar?
-A mí me prendió la pesca. En la secundaria iba a pescar con una novia que tenía en el barrio. Me acompañaba cuando nos rateábamos en el colegio y nos íbamos a pescar mojarritas a la Ciudad Deportiva de La Boca. La pesca me remite a recuerdos placenteros de mi infancia, siempre con la Ciudad Deportiva de la Boca, que para mí era Disney y me quedaba cerca. Tenía desde un boliche bailable a cancha de tenis, pileta de agua salada y ¡¡Era de Boca!!
-Desde que empezaste a trabajar fuerte como locutor y diste paso a tu carrera televisiva… ¿dejaste las cañas?
-Cuando viví tres años en Mar del Plata, fui a pescar a muelles y escolleras, pero me gustaba, sobre todo, irme con la familia a la Laguna de los Padres. Armábamos una carpa. Yo salía de la radio a las 16 y nos íbamos a armar la carpa antes de que cayera el sol, y teníamos el ritual del asadito y mirar esa maravilla de laguna rodeada de sierras que tienen allí en Mar del Plata. Y lo particular era que el asado lo hacía mi ex mujer, mientras yo pescaba. Y cuando estaba listo gritaba “ya está listo” y yo entraba a la carpa de los chicos con ella y le tirábamos migas de pan a los chicos en la cara para despertarlos… era el despertador que teníamos… y como además entraban los gansos adentro de la carpa a comer las migas se despertaban sí o sí.
-¡Así que el asado era tarea de la patrona!
-Sí, pero eso tiene que ver con el laburo. Trabajé muchos años en Feliz Domingo y yo no podía hacer el asado porque llegaba justo a comer, así que era ella la que me esperaba con el asado listo cuando volvía de trabajar los domingos. Además ¡Le sale mucho más rico que a mí!. Ella, la gallega, lo hacía con paciencia… yo haciendo asado soy ansioso y lo quemo.
La lluvia nos da un respiro y volvemos a las cañas. Con lombriz y a fondo, los bagres están intratables. Le proponemos a Formento cambiar de especie y pescando entre las piedras que sostienen al muelle cobra dos regias bogas. El locutor no pierde ni pelo ni mañas, sigue con la muñeca caliente. Futuro socio de la Asociación Argentina de Pesca, promete hacerse parte del paisaje muy pronto.
“Gracias Aire Libre por permitir reencontrarme con estas viejas sensaciones olvidadas. Me hicieron acordar a mi viejo, a la Ciudad Deportiva… muchas cosas lindas de mi infancia. Ahora que se que está este lugar lo voy a visitar seguido. Voy a volver a la pesca. Siempre me faltaba tiempo… pero en realidad lo que me faltaba era un lugar a mano donde poder pescar un par de horas y poder irme a laburar después. Así que ahora, voy a volver a las cañas”.
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