Te invitamos a descubrirlas de la mano de Juan Chapar.
Lugares o edificios que no pasan inadvertidos para un fotógrafo excepcional. Entrevista de Carlos Nesci para Revista Aire Libre.
Pero… ¿quién es Juan Chapar? Es un porteño, nacido en 1945, junto con la finalización de la 2da, Guerra Mundial. Un baby boomer que, como tal, debió adaptarse a la avalancha de cambios que se produjeron en el mundo desde entonces, aunque en su caso más que adaptación fue generación de cambio.
El interés por la computación se puso en evidencia desde sus comienzos laborales, ya que se inicia en la empresa familiar de consignación de ganado, donde propone sistematizar los procesos con tarjetas perforadas, el primer medio de programación utilizado para cargar información e instrucciones en la década del ´60.
Después de recibirse como Licenciado en Administración de Empresas, ingresa a SSC&B Lintas, donde llega a ser Gerente de Planificación y Medios, luego es Gerente de Medios y Promociones en Massalin Particulares S.A, posteriormente Asesor de Marketing en Autopistas del Sol y, desde hace 25 años, presidente de su propia empresa, Marketing Plus S.A. dedicada a las comunicaciones comerciales por internet.
Este hombre, cuyo perfil comercial pareciera estar orientado a lo cuantitativo más que a lo cualitativo, nos sorprende con un sostenido esfuerzo vocacional por el arte, dentro del campo de la imagen; haciendo simplemente lo que le gusta y porque le gusta.
¿Para iniciar el reportaje, quisiera corroborar que los datos laborales citados son los correctos y corresponden a tu persona?
Bueno, en realidad, pertenecen a mi mecenas ya que él es quien ha debido sostener económicamente al bohemio, aficionado a las artes, que también habita en mí.
Gran respuesta Juan, no esperaba menos de vos! Ahora contanos… ¿Cómo nace tu interés por la fotografía?
Toda la vida saqué fotos, difícil recordar las primeras experiencias aunque creo haberme iniciado con una Rolleiflex de negativo 6×6 y lentes gemelas. Luego vinieron otras cámaras de 35 mm con visor directo y finalmente la Nikon réflex con lentes intercambiables (dentro de la fotografía analógica) para pasar después a las cámaras digitales. No obstante, siempre hice esto en paralelo con el dibujo, ya que me gusta dibujar y pintar. Soy admirador de Escher, Chirico, Klimt, Magritte y Dalí, entre otros.
¿Y cómo te ha ido con el dibujo y la pintura?
Bien, en lo personal hago esto como medio de gratificación, de autosatisfacción. He pasado por distintas etapas, así tuve una época en que utilizaba marcadores negros de punta ultrafina con los que dibujaba barcos flotando en medio de ámbitos surrealistas, porque siempre me ha gustado el surrealismo, esa estética onírica y disparatada que se inspira en las corrientes psicoanalíticas de comienzos del siglo pasado y propone la expresión del subconsciente, dejando de lado cualquier tipo de control racional. Y debo reconocer que esos contenidos y esta técnica, insumían gran cantidad de horas por cada obra, me consta que le he dedicado mucho tiempo… propio y ajeno.
Recuerdo que una vez, en plena reunión de marketing, en una gran tabacalera en la que yo trabajaba, el director del área me dice: … Juan, después que terminemos, serías tan amable de mostrarnos el dibujo que has hecho? Esto da la pauta de los riesgos que asumía obsesionado por el dibujo; me apasionaba!
Después empecé a pintar con témpera, con óleo y acrílico. Pero son técnicas complicadas. La pintura no es nada fácil. Una vez Gutiérrez Zaldívar, en medio de una conversación en la que le conté que era autodidacta, me dijo que no tomar clases de técnica no es ninguna ventaja sino todo lo contrario. Es muy difícil llegar a un estilo propio y depurado sin haber pasado primero por el tamiz y los conocimientos de un experimentado maestro.
Es así que cuando irrumpe la tecnología digital, entendí que podría resultarme de gran ayuda. Comienzo a explorar el tema y lo primero que hago es conseguir una cámara de video con una tableta para digitalizar video – que me costó una fortuna – lo que me permitía capturar las imágenes, reproducirlas en una pantalla de computadora y comenzar a efectuar cambios sobre esas imágenes.
Simultáneamente descubro el programa 3D MAX, tridimensional, un fabuloso soft que trabaja sobre los 3 ejes X Y Z que posee todo objeto corpóreo y te permite crear elementos cercanos, lejanos e iluminarlos, proyectándote automáticamente la sombra correspondiente. Es una herramienta increíble. Recuerdo haber tenido charlas con algunos pintores a los que les recomendé explorarla ya que con su capacidad creativa podrían encontrar en ella posibilidades de expresión ilimitadas. Por esa época y con esta técnica, hice algunos trabajos que incluso imprimí en Estados Unidos para lograr la mayor definición posible. Luego hice una Exposición pero sin mayor éxito, aunque yo estaba encantado con mis obras.
Evidentemente, siempre has sido muy consistente en la búsqueda de placer a través de la construcción de imágenes.
A lo largo del tiempo he cambiado mucho, tanto de género como de técnica. Siempre hice este tipo de actividades por placer y cuando la intensidad de la satisfacción decrecía, cambiaba por otra, pero siempre dentro del mundo de las imágenes. Un día me vinieron a ver unos chicos de una Facultad, interesados en la técnica de pintura digital (por aquellos años era muy novedosa) y me preguntaron: “…pero, Ud. vende estas pinturas?” a lo que yo les respondí que no, que lo hacía solo por placer y que no buscaba otro resultado que ese. Hay ciertas cosas que uno hace para gratificarse y la retribución a la tarea no es material, sino emocional o espiritual. Por suerte, siempre he tenido el tiempo para hacerlo. No solo le he dedicado mi tiempo al trabajo, sino también a estas placenteras actividades.
Volviendo a la fotografía… ¿cómo continuó tu derrotero luego de la pintura digital?
Bueno, lentamente fui abandonando a mi adorado 3D MAX para pasar a hacer Composición Fotográfica, lo que en USA llaman “composites”. La aparición de las cámaras digitales y de programas como Photoshop, que te permitían tanto tomar imágenes y ver el resultado al instante como visualizarlas en una pantalla y cambiar sus proporciones, colores y combinarlas, me alentó a hacer cosas de este tipo…surrealistas, por supuesto!
Para darte un ejemplo, estaba frente al palacio de Pedro 1ro. de Portugal, en Coimbra, que tiene paredes revestidas en fantásticas mayólicas y se me ocurrió fotografiarlo para usarlo como base de una composición. Después en la etapa de postproducción le agregué un conjunto de mayólicas que iban flotando como evaporándose y al pie de eso planté un mar con un pequeño barco y, como elemento protagónico, un gato enorme que miraba lo que en torno a él acontecía.
Todo esto gracias a la posibilidad de abastecerme rápidamente de fotos propias o bajadas de internet y a la invalorable ayuda de Photoshop para combinarlas. Te describo otra, en este caso se trata de un cementerio del norte argentino – lleno de crucecitas de colores y florcitas – enclavado entre 2 montañas, como si fuese una escenografía y por detrás de ellas, vemos pasar a un inmenso elefante. Una composición integrada por un conjunto de imágenes cargadas de un alto grado de simbolismo y muy atractiva estéticamente. Así hice varias piezas dentro del estilo que ya los lectores pueden imaginar claramente. Pero, todo ciclo tiene un fin.
¿Y en qué desemboca ese fin?
Precisamente, estoy en la etapa que es motivo de esta nota. Hice composiciones por mucho tiempo y ahora decidí trabajar sobre una sola foto, interviniéndola ligeramente, sin mezclar. Diría que trabajo sobre la sustracción estética no adiciono nada salvo, cuando la imagen lo amerita, hago un reemplazo de cielo.
Me he concentrado en la fotografía de esquinas y edificios emblemáticos. Me gusta registrarlos y luego retocarlos – mínimamente – para dejarlos limpios y equilibrados, intentando que el resultado final sea una imagen despojada, minimalista. Le puedo eliminar gente, un chasis de aire acondicionado, cables que lo cruzan o un vehículo que obstaculiza su visión.
Particularmente me gusta lo simétrico y equilibrado. Ya decía Einsten que la simetría tiene presencia dominante en el Cosmos y en la Naturaleza. En el fondo hay una conexión muy profunda entre la simetría geométrica y las leyes de conservación que la Física formula. Verdad y belleza. A nivel macroscópico, ambas producen sensación de armonía al ser humano. El neurólogo Semir Zeki ha localizado la región del cerebro en la que se registran las experiencias de certeza y belleza, concluyendo que cuando son positivas, ambas coinciden en la región orbitofrontal del córtex.
Qué fantástico que la simetría se relacione neurológicamente tanto con los conceptos de verdad y belleza como con la Naturaleza y el Cosmos…
Nada es casual, ¡claro! Te lo digo yo, que recientemente me he hecho un estudio de ADN para ver de qué corriente migratoria soy originario y con frecuencia recibo data que me confirma lo influyente que es nuestro programa genético en conductas y gustos, además de las fortalezas y debilidades esperables. Pero, volviendo a lo nuestro, últimamente me he decidido a disfrutar de este tipo de fotografía y a hacerlo con la menor cantidad posible de herramientas, por lo menos en la etapa de captura. Es por eso que me valgo del celular, ya que compenso sus limitaciones ópticas tanto con la posibilidad de tenerlo siempre conmigo como con la sencillez y practicidad de su operación. Después, en Photoshop, las proceso y hago las modificaciones que te conté.
¿Planificás las sesiones de toma o confiás en el azar?
Un poco y un poco. He sacado muchísimas fotos de camino a mis reuniones de negocio. Ya tengo tan entrenado el ojo que, en cuanto se me ofrece una oportunidad de toma, la registro. También me divierte conocer algo de la historia del edificio fotografiado, en algunos casos devenidos en embajadas o en icónicos comercios. Está bueno saber a quienes pertenecían y conocer su linaje, si eran de los Ortiz Basualdo, Bosch, Pereda… creo que estos datos enriquecen a las imágenes. Luego, las publico en las redes, en mi sitio Digital Art y también en Google Maps.
Bueno, la cuestión es que ya a esta altura tengo muchas fotos de Buenos Aires con sus descripciones y su fecha de realización, porque siempre pienso que eso que fotografié, algún día no estará más y conocer la fecha de captura de la imagen puede resultar de interés.
Pero, no me circunscribo solo a Buenos Aires, cuando viajo también hago este tipo de fotos. Hace poco estuve en Miami y fotografié, en South Beach, todos esos hotelitos Art Déco a los que les han hecho una puesta en valor muy importante y que hoy son una pequeña maravilla arquitectónica.
Luego fui a Londres, a visitar a mi hermana, y le saqué fotos a un montón de edificios emblemáticos londinenses. No quiero olvidarme de España, ya que ahí pude fotografiar un conjunto espléndido de edificios madrileños. La verdad es que en mis capturas fotográficas hay mucho de oportunidad y algo de planificación. Es más, muchas veces decido ir a tomar la foto de una cosa y termino sacándole a otra, porque lo que iba a ser el sujeto original de la foto no me convenció y de pronto descubrí otro motivo que me resultó mucho más interesante. El azar interviene en mis elecciones.
Hace poco iba a fotografiar al Logos Hope, el buque con la biblioteca flotante más grande del planeta, pero cuando estuve allí la experiencia, por cuestiones de logística y organización, no me resultó placentera y decidí volverme. En ese momento, levanto la cabeza y descubro frente a mí a uno de los edificios vidriados de Retiro, en la zona de Catalinas, con 5 operarios limpia vidrios trabajando – colgados de sus arneses – flotando como si fuesen mosquitas. Un premio inesperado que compensó la desilusión inicial. Esta atracción por lo edilicio comenzó hace unos 2 años.
¿Pensás que el ciclo da para más o le imaginás un fin cercano?
Como ya lo he dicho continúo haciéndolo por puro placer personal. La recepción en las redes sociales es muy positiva, muchos redescubren ciertos lugares o edificios que ya no tenían muy presentes y otros simplemente se sorprenden por el ángulo de la toma o su limpieza y minimalismo, la gente me alienta, en sus comentarios dicen: Qué Bueno! Qué hermoso edificio, no lo había visto! Una fotaza! Me sorprendiste Juan! Seguí así… lo que resulta muy gratificante.
Por ahora sigo y con el mismo entusiasmo del principio. Contento con el resultado y feliz con lo que me provoca, aunque… entre vos y yo, no sé por cuánto tiempo más lo seguiré haciendo, seguramente hasta que un desconocido estímulo me seduzca y haga que inaugure un nuevo ciclo!
De esta forma dimos por terminada la entrevista, para continuar charlando de fotografía. Un tema que ha marcado nuestras vidas. Recordando casos como el de la película Smoke – Cigarros – protagonizada por William Hurt y Harvey Keitel, cuya compleja trama tiene en la fotografía a otro gran protagonista y el de Vivian Maier, la niñera fotógrafa de gran talento, que se hizo famosa por acumular negativos y rollos sin revelar. Todos casos que giran en torno a proyectos fotográficos. Lo que a ambos nos fascina. Con esta conversación terminamos el encuentro con Juan, alguien fiel a sus convicciones, que transmite equilibrio, “simetría emocional” y que busca en lo que hace solo el placer de hacerlo.
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