La historia de Mario en Malvinas.
La nota de Terapia al Aire Libre, que se publicara en la edición de Noviembre 2019 de Revista Aire Libre, nos permitió conocer a un héroe de Malvinas. Aquí su historia y la de su BIM 5. Por Mario Digón.
- En 1981 ingresé a realizar mi servicio militar obligatorio, me tocó Marina y vine a La Plata a hacer el período de instrucción en el CIFIM, hice un curso de ametralladora y después fui al Batallón 5 de Infantería de Marina a Río Grande en Tierra del Fuego – el glorioso BIM 5 –.
- En 1982, participé en el conflicto, en la defensa de Puerto Belgrano.
- El día 6 de abril, tocó el alistamiento del batallón y comenzó a cruzar toda la unidad. Yo, por el puesto de trabajo que tenía iba a quedarme, así que hablé con quién estaba a cargo para poder ir con mis compañeros a las islas. Ya sabíamos del izamiento de la bandera argentina en las Georgias y las ganas de estar allá eran incontenibles.
- A continuación se produce la toma de Puerto Argentino con el batallón 2 y ahí dijimos…esta es la posibilidad de recuperar y defender lo que es nuestro y eso me decidió a ir de voluntario.
- Alrededor del 10 de abril, estábamos instalados en el terreno y me tocó combatir en la zona de Sapper Hill. Estaba en la defensa del puesto de comando de la unidad y era apuntador de ametralladora.
- Viví el conflicto desde ahí con 20 años ya cumplidos. No teníamos soldados de 18 años. Yo era clase ´62 y muchos compañeros míos eran clase ´61. La verdad es que fue una experiencia de vida de la que me siento muy orgulloso.
- Así como orgulloso de la unidad a la que pertenecí, porque lo que nos ayudó a nosotros mucho a atravesar el conflicto fue la instrucción recibida durante el período en que estuve en Río Grande, que es donde tiene su asiento la unidad.
- Cuando fui a Malvinas ya era un soldado bien entrenado, con campañas en el Lago Fagnano cuyas temperaturas eran más bajas que en Malvinas. Allí llegamos a estar con – 30º cuando en Malvinas nunca superamos los – 17º.
- Tuvimos entrenamientos en los que recibimos fuego de la aviación naval y cañoneo de la flota lo que, si bien no es lo mismo, ayuda a acostumbrarse a estar sometido a esa presión.
- Teníamos entrenamiento, buen equipamiento y abastecimiento permanente. Tuvimos la suerte, a diferencia de otros camaradas nuestros de Ejército, de contar con todo lo necesario para lograr una buena performance y no sufrir tanto los rigores climáticos y de combate.
- Nuestros superiores, estuvieron siempre al mando, dirigiendo las operaciones, como debe ser, como ocurre en las campañas de entrenamiento, lo cual nos daba mucha seguridad y confianza.
- Además, siempre estábamos ocupados en tareas vinculadas a la preparación y alistamiento, lo cual ayudaba a nuestra salud mental, no había tiempo ocioso para que se nos cruzaran malos pensamientos.
- No fuimos unos improvisados como algunos dijeron, ni con la instrucción ni con el equipo y la vestimenta, que en zonas de temperaturas extremas es de vital importancia.
- Estábamos muy activos, manteniendo las posiciones, resguardándonos durante los bombardeos y recuperando el campo de tiro, lo cual nos obligaba a estar todo el día con el arma, yo era apuntador de ametralladora. Y así el resto de mis compañeros, ya que cada uno de nosotros estaba a cargo de diferentes tipos de armas.
- El conflicto concluyó el 14 de junio y el Batallón siguió combatiendo hasta las 15hs., fuimos los últimos en seguir combatiendo y los últimos en ser embarcados.
- Quedamos prisioneros, como rehenes, hasta que cesaran definitivamente las hostilidades.
- Luego de estar 9 días en el aeropuerto y en unos galpones identificados como Falkland Islands embarcamos, por ser de la Armada, en el Bahía Paraíso que junto al Almirante Irizar, hicieron la campaña transportando a las tropas.
- Volvimos a Puerto Belgrano, quedando anclados cerca del apostadero y, recién cuando oscureció, el buque atracó en el embarcadero.
- En medio de las sombras y con la luz de un reflector se acercó un oficial de alto rango y comenzó a darnos un sermón “moralizante” sin saber el tremendo esfuerzo que habíamos hecho en Malvinas, sin saber la entereza y el patriotismo con el que combatimos, sin conocer las bajas que tuvimos. Esa actitud nos rebeló, nos contagiamos la furia y lo enfrentamos.
- Se retiró y bajamos, siendo transportados en unos micros – con persianas bajas en sus ventanillas – a la Base de Baterías de Artillería; allí hicimos noche y al día siguiente nos fuimos a la Base Aeronaval Comandante Espora.
- Al día siguiente, nos trasladaron a Río Grande, donde estuve 3 meses más con las actividades de rutina hasta que me dieron la baja.
- Quiero aclarar que lo vivido a nuestro regreso, dentro del entorno militar, se contrapuso con la calidez, el aprecio y apoyo de la gente por el esfuerzo realizado.
- La demostración es permanente, cada vez que desfilamos, vamos a los medios o damos charlas en los colegios. Allí sentimos el calor y afecto de la gente, nunca me sentí discriminado. Tenemos muy claro lo que significó esto para el pueblo y también lo que representa para las fuerzas armadas la campaña de Malvinización que empezó el 14 de Junio.
Vaya nuestro total y eterno agradecimiento al pueblo argentino.
El BIM 5 en Malvinas
El 14 de Junio, el Capitán de Fragata Carlos H. Rovacio (Jefe del BIM 5) informó al Comando Superior: “Mis hombres, un Batallón reforzado con dos Compañías, han luchado contra el Segundo Batallón de Guardias Escoceses; Primero y Séptimo de Fusileros Gurkas y parte del Batallón de Guardias Galeses. También nos hemos enfrentado contra el Escuadrón 42 de Comandos de Infantería de Marina. Hemos producido las bajas más sustanciales sufridas por la Infantería británica en la conquista de las Islas Malvinas.” Recibida la orden de repliegue, habiendo cesado las hostilidades, fueron atacados desde helicópteros, dos de los cuales fueron derribados por hombres del BIM 5. Después de esta acción, a las 14.30, el BIM 5 entró desfilando y portando casi todas sus armas a Puerto Argentino.
El total de bajas del BIM 5 fue de 16 muertos, y 68 heridos de un total de 800 infantes de marina y más 200 conscriptos del Ejército Argentino; los ingleses sufrieron más de 300 bajas.
En el reportaje que el General Martín Balza le hace al General Jeremy Moore, comandante de las fuerzas terrestres británicas, este reconoció que en el ataque final enfrentó a una excelente unidad de infantería (BIM 5) y a una dura artillería. Y también destacó que debieron recurrir a la guerra nocturna para poder disminuir su feroz resistencia, ya que Argentina no contaba con equipos de visión nocturna.
Finalizada la guerra, el soldado conscripto clase ´62, Mario Oscar Esteche Vivoda recibió la medalla de oro “EN HONOR AL VALOR EN COMBATE”, la cual afirma, pertenece a todos sus compañeros, porque todos lucharon en el Batallón N° 5.
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