Impulsan el financiamiento colectivo del proyecto.
Es una zona de 120 hectáreas de la reserva de agua más importante que tiene Córdoba; plantarán especies nativas.
La Región de Achala, hasta el año 1767, era parte del conjunto rural de los Jesuitas. Ya en el siglo XX, gracias al auge de la producción ganadera, se establecen numerosas familias, constituyéndose así los primeros asentamientos poblacionales en el lugar.
Por el Camino de las Altas Cumbres, entre Villa Carlos Paz y Mina Clavero, en el Paraje La Pampilla, encontrará el ingreso al Parque Nacional Quebrada del Condorito, creado en año 1996 y único en el territorio provincial, con 40 mil hectáreas. Este Parque fue creado con el objetivo de proteger la naciente de las cuencas hídricas de Achala y el hábitat del cóndor andino.
En esa zona y con el objetivo central de reforestar todos los espacios disponibles en una zona arrasada por la ganadería intensiva, la quema, la tala y el turismo no consciente de la importancia de preservar los recursos hídricos, ecosistémicos y de flora y fauna se ha lanzado desde la Fundación Achala a participar de un crowdfunding(financiamiento colectivo).
Los impulsores de una nueva reserva natural en el área -donde ya está el Parque Nacional Quebrada del Condorito- son Alejandra Santini, rosarina, productora orgánica y fundadora de la Comunidad del Alimento FloreSer Campana, del Movimiento Internacional de Slow Food, y Nicolás Roitberg, porteño criado en Puerto Madryn y radicado desde hace unos años en Traslasierra; es prestador de turismo alternativo. A mediados del año pasado compraron 120 hectáreas, que son las que se proponen reforestar.
Las tierras están en las Sierras Grandes, al norte de Pampa de Achala. Cuentan con dos cuencas hídricas, las de Pircas Viejas y San Mateo, y un pastizal de altura con especies vegetales de climas desérticos, cuya característica es la eficiencia en captación y uso del agua. También hay fauna silvestre, clave en la regulación de los recursos. El paisaje combina una zona de pampa y una gran quebrada orientada de nordeste a sudoeste con un desnivel de 150 metros.
“En las tierras altas el paisaje es como una cancha de golf con piedras”, graficó Roitberg a LA NACION días pasados. Por eso, el objetivo es “ayudar al suelo a regenerarse y recrear su ecosistema natural” introduciendo especies nativas como el tabaquillo y el maitén. No resurgen por su cuenta, sino que necesitan de la acción humana.
El biólogo y presidente del Foro Ambiental Córdoba, Federico Kopta, indicó a LA NACION que Pampa de Achala es crítica porque capta alrededor del 70% del agua de la provincia. En la parte alta de la cuenca nacen los ríos Tercero, Suquía y Xanaes. Por su configuración de roca -es una masa granítica-, la flora tiene poca posibilidad de ingresar raíces, por eso tiene menos riqueza que, por ejemplo, la zona de las Sierras Chicas.
Impacto ambiental
Describió que, desde la época de la colonia, hubo sobrepastoreo y eso provocó una “erosión muy intensa, que dejó la roca pelada”. Los tabaquillos quedaron en zonas aisladas donde no entraban las vacas. En las décadas del 70 y comienzos del 80 la zona sufrió el impacto ambiental de la construcción del Camino de las Altas Cumbres, que golpeó fuerte a la población de cóndores.
Hubo, después, acciones de recomposición. En 1999, el gobierno de Córdoba creó por decreto la Reserva Hídrica Provincial Pampa de Achala.
“Promovemos nuevas acciones que impacten positivamente -menciona Roitberg-. Apuntamos a un turismo sustentable que valore los espacios naturales y a tener una Pampa de Achala limpia y pura para nosotros, nuestros hijos y las próximas generaciones”.
La reforestación será con tabaquillos, especie autóctona que capta y retiene la humedad. Antes de esa tarea deben alambrar las tierras, para lo que se destinarán los primeros fondos.
Roitberg cuenta que hay iniciativas similares, más maduras incluso, en otros puntos, desde Los Gigantes hasta el Champaquí.
Un caso es el de Daniel Renison, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), quien desde hace más de 20 años reforesta con tabaquillos y lleva unos 40.000 árboles plantados, con la ayuda de voluntarios y con colaboración de financiamiento de ONG nacionales y extranjeras.
En 1997 comenzó a reforestar el cerro Los Gigantes. Él mismo produce los plantines en un vivero en Cuesta Blanca. En la experiencia comprobaron que la forestación entrega un 30% más de agua y la mayor cantidad de árboles implica más dióxido de carbono capturado, lo que mitiga el cambio climático.
Informes: nicoroit@gmail.com
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