Una cuchilla de acero y mil toneladas de presión.
La industria de los rompecabezas vive un auge sin precedentes. Una visita a una fábrica en Alemania resulta tan entretenida —y menos frustrante— que armar uno de cinco mil piezas. Por Amie Tsang para The New York Times.
Patrick Stewart alguna vez dijo que el mundo de los rompecabezas era una “sociedad secreta”. Siempre hubo fanáticos de alto perfil, como Hugh Jackman, pero la mayoría casi no habla sobre su pasión.
Ahora, debido a que una gran parte del mundo está encerrado y buscando cómo matar el tiempo, los rompecabezas han asumido un nuevo papel: el de una herramienta para salvar a la humanidad. El primer ministro de Australia, Scott Morrison, incluso se refirió a los rompecabezas como esenciales y ha permitido que la gente salga de sus casas para comprarlos.
Las celebridades y los plebeyos, atrapados en sus casas, han presumido sus rompecabezas. Ellen DeGeneres registró en Instagram las penurias que le hace pasar un rompecabezas de 4000 piezas.
Las prisas por conseguir un rompecabezas —e incluso las compras compulsivas de los entusiastas regulares— han transformado este pasatiempo silencioso y presionado a las empresas, pues la demanda se ha disparado por encima de los niveles navideños.
Ravensburger, un fabricante alemán de rompecabezas con ventas mundiales de alrededor de 600 millones de dólares, ha intentado satisfacer la avalancha repentina de pedidos, aunque las medidas de distanciamiento social han limitado la cantidad de rompecabezas que puede producir en su fábrica ubicada al sur de Alemania.
La empresa no puede redoblar su producción con facilidad porque se necesitan semanas para crear cada nuevo rompecabezas.
Cada pieza de rompecabezas debe tener una forma única para evitar que se ponga en el lugar equivocado por accidente. Esto significa 1000 piezas diferentes para cada rompecabezas de 1000 piezas, cada uno dibujado a mano por los trabajadores. Antes de que un rompecabezas se corte por primera vez, se hace un bosquejo de cada pieza en una hoja de papel colocada encima de la imagen terminada.
Luego, se moldean piezas de metal para crear un elaborado molde hecho solo para ese rompecabezas; se requieren unas cuatro semanas para terminar uno. El molde se puede usar una cantidad limitada de veces antes de que sus bordes se desafilen. Se puede volver a afilar una vez y luego se debe desechar. En las épocas ajetreadas del año, la empresa utiliza varios moldes al día.
Sin embargo, antes de cortar las piezas, la empresa debe elegir la imagen adecuada para un rompecabezas.
“Es muy raro que funcione solo tomar una imagen bonita y convertirla en un rompecabezas”, opinó Filip Francke, director ejecutivo de Ravensburger en Norteamérica.
La gente suele preferir imágenes atiborradas de detalles, en vez de grandes franjas de color, a menos que quieran torturarse con algún rompecabezas de un solo color.
“Buscamos una imagen envolvente que le permita a la persona que arme el rompecabezas ser transportada a un lugar distinto, incluso podría ser a otra época”, comentó Thomas Kaeppeler, presidente de Ravensburger en Norteamérica. “Imagínate esa escena en la playa”.
Las imágenes que evocan una sensación acogedora (o “hygge”) siempre son populares. Sin embargo, los intereses varían según la edad. Una empresa británica, Gibsons, tiene una línea de rompecabezas con imágenes de aguacates dirigida a milénials.
Ravensburger dirige grupos de enfoque y monitorea plataformas como Reddit, Instagram y Etsy para identificar tendencias.
Luego crea el perfil de un cliente objetivo y elabora un panel visual de tendencias que representan al tipo de persona que es el cliente y qué otras cosas le podrían gustar a esa persona; un diseñador trabaja con un artista para crear una imagen.
Una vez que la imagen está pegada en el cartón y el molde de las piezas está listo, se coloca el molde encima de la imagen y se aplican 1000 toneladas métricas de presión.
Medio mundo —unos 4000 millones de personas— está acatando algún tipo de orden de permanecer en casa. Los minoristas han tenido que hacer malabares para enfrentar la demanda repentina de rompecabezas. Los residentes más viejos del Reino Unido, a quienes se les ha instado a permanecer en cuarentena durante doce semanas, han comenzado a acapararlos.
El aumento súbito es una “espada de doble filo” para las empresas que suelen realizar la mayoría de sus ventas durante las fiestas navideñas, comentó Charles King, director de Jigsaw Puzzles Direct en el noreste de Inglaterra. A King le preocupaba poder mantener el servicio a sus clientes, pues veía cada vez más mermado su inventario. Intentaba satisfacer miles de pedidos al día.
Muchos de sus clientes son personas de la tercera edad: “las libras grises”, como les dice. “Te preocupas mucho por tus clientes”.
Joe Rushton, director de Yorkshire Jigsaw, otro minorista del norte de Inglaterra, señaló que había dejado de aceptar pedidos en Amazon y solo se estaba enfocando en las ventas directas. Cada día, la empresa ha recibido el equivalente a un mes en pedidos y “básicamente han dejado agotadas sus reservas” hasta que lleguen más rompecabezas.
Muchos minoristas mencionaron que los clientes les llamaban y les decían que se llevarían lo que estuviera disponible.
“Casi parece que estamos en pie de guerra”, opinó Rushton.
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