Un desastre de conservación, sin causa aparente que lo haya provocado.
El gobierno botsuano baraja dos principales hipótesis: muerte por envenenamiento o por un patógeno.
“Un desastre de conservación”. Así es como un grupo de científicos británicos se ha referido a la muerte de más de 350 elefantes en el norte de Bostwana durante los meses de mayo y junio. Según ha informado el Guardian, se trata de la segunda muerte masiva de estos animales que viven a lo largo del Delta del Okavango, patrimonio de la Humanidad.
“Esta es una muerte en un nivel que no se ha visto en mucho, mucho tiempo. Fuera de la sequía, no sé de una que haya sido tan importante “, ha dicho el Dr. Niall McCann, director de conservación de la organización benéfica con sede en el Reino Unido National Park Rescue.
Las palabras son de asombro, porque aún no hay ninguna causa certificada. El gobierno de Botswana no ha analizado todavía las muestras y no se sabe, todavía, qué puede ser lo que está originando las muertes o si podría representar un riesgo para la salud humana. De momento, las principales hipótesis que baraja el ejecutivo son dos: envenenamiento o patógeno desconocido, y por ahora descartan la enfermedad infecciosa ántrax.
La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) incorporó un texto restringiendo severamente la captura de elefantes africanos para ponerlos en cautividad, como en el caso de los parques zoológicos.
Distintos testigos locales han afirmado que algunos elefantes fueron vistos caminando en círculos, lo que supone, según ha dicho McCann, una indicación de discapacidad neurológica: “Si miras los cadáveres, algunos de ellos se han caído de bruces, lo que indica que murieron muy rápido. Otros obviamente mueren más lentamente, como los que deambulan. Entonces es muy difícil decir qué es esta toxina “.
Otra de las posibilidades que manejan las autoridades locales es que los elefantes hayan muerto como consecuencia de la intoxicación por cianuro, una técnica a menudo utlizada por cazadores furtivos en Zimbabwe.
Los elefantes, ha recordado McCann, son verdaderos “diamantes que deambulan por el delta del Okavango”. Sus colmillos son muy valiosos para los cazadores sin licencia porque pueden llegar a venderse por una gran suma de dinero.
De ahí que las críticas sean para el gobierno de Botsuana. El propio McCann se ha referido a la muerte masiva como un “desastre de conservación”, y ha criticado duramente al ejecutivo por no proteger “su recurso más valioso”.
Críticas al gobierno
Algunos conservacionistas han instado ya a las autoridades a proteger los cadáveres. Entre ellos, la directora ejecutiva de la Agencia de Investigación Ambiental de Londres, Mary Rice: “Existe una preocupación real con respecto a la demora en llevar las muestras a un laboratorio acreditado para analizarlas a fin de identificar el problema, y luego tomar medidas para mitigarlo”.
La falta de urgencia, ha dicho Rice, es motivo de una “verdadera preocupación”, puesto que los elefantes permanecen apilados uno tras otro a lo largo y ancho del Delta.
Fuente: El Mundo
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