Visión y Ambición
En el día del 35° Aniversario de Bowie SRL recordamos esta entrevista realizada, a su fundador, en febrero de 2019 para el libro del 80º aniversario de AICACYP.
Los comienzos
Empecé en el rubro de armería, caza y pesca desde muy joven. Cuando llegué de Italia, en 1948, a los 19 años trabajé con un tío arreglando relojes y de noche, estudiaba. Luego empecé en el rubro joyería. Hacía doble turno para poder ahorrar y traer a mis padres de Europa
Soy un vendedor y emprendedor nato. Así que, enseguida me di cuenta que en este país estaba todo por hacerse. Cuando vino mi familia, con mi papá abrimos nuestro primer local de armería, cuchillería e implementos de pesca, en Liniers. Era 1952. Llegamos a tener cuatro locales en Capital Federal y uno en Rosario -mayorista y minorista-, desde donde llegábamos a Córdoba y Santa Fe.
Tuve la ambición y la visión de traer marcas importadas como las navajas Victorinox, los fusiles Mauser, los cuchillos Puma, entre otros productos de calidad. Y con el tiempo, desarrollamos nuestra propia línea de cuchillos, Venado, y de carpas, Bamboo.
En 1958, nació Bersa, la única pistola argentina en ese momento. Mi padre puso el capital inicial para que la hicieran. Costó imponerla porque era industria nacional, pero después se convirtió en un arma emblemática. En aquellos tiempos, las armas se vendían como caramelos y sólo se registraba la compra.
Tiempo de caza
Recuerdo cuando llegaba la temporada de caza, en la ruta era común ver a las personas que volvían de cazar liebres o perdices porque las traían colgadas en la parte de atrás de los rastrojeros.
La caza no era una actividad costosa. Sólo había que comprar una escopeta y los cartuchos; hoy, salir a cazar es caro. Y ni hablar de la caza mayor. Esta actividad se arraigó en el país porque mediados del siglo pasado había muchas colonias de italianos y españoles que eran amantes de la caza. Venían de Europa con esa pasión y la escopeta al hombro. Injustamente, esta actividad tiene mala fama. Nosotros sabemos que el cazador es un cuidador de la fauna. No va a hacer una cacería indiscriminada. Yo mismo, a mi hijo, le regalé una escopetita a los 5 años para cazar perdices. La pasión por esta actividad tienen que ver con la ilusión de cazar y comer lo que se caza. Siempre insistimos que el que va a cazar lo hace deportivamente.
Pesca y devolución
En cuanto a la pesca, sin dudas, es un sector que evolucionó mucho a lo largo de los años. La pesca tradicional es industria nacional, pero avanzó bastante la pesca con mosca, el flyfishing, que es un deporte sofisticado. En 1970, era una actividad de elite, para gente de alto nivel económico. Y yo me puse a investigar sobre el tema y vi que los reeles eran el negocio. Acá se fabricaban buenos reeles, pero no se comercializaban correctamente, así que empecé a meterme en ese rubro. Ahora, la mayoría de los reeles se fabrican en China.
Fue muy importante en este rubro que se haya promulgado la ley de pesca con devolución, para prevenir y evitar la pesca indiscriminada. Y aquí también yo tengo que ver porque cuando empecé a pescar el dorado, sacaba la cantidad que quería. Entonces, fui a hablar con los funcionarios de Fauna y les dije: “Esto no puede ser, nos vamos a quedar sin dorados”. “No, Baraldo -me contestaron- acá hay dorados para tirar para arriba”. Después, con el tiempo, se dieron cuenta de que yo tenía razón e impusieron la pesca con devolución.
Pero además, hay que tener en cuenta el movimiento que la pesca genera en un determinado lugar. Su mercado turístico crece, entre otras cosas, porque es una actividad familiar, y aumenta la demanda de insumos. El pescador consume siempre. Aunque tenga cinco equipos de pesca, ve uno nuevo y lo compra. El apasionado de la pesca es como las mujeres con la ropa: le gustó una camisa y se la compra; no es que le haga falta.
La etapa AICACYP
Cuando me uní a la Asociación, no teníamos un espacio fijo para las reuniones ni una sede como ahora. Nos reuníamos en las distintas empresas. Entonces, por mi cuenta compré una oficina en Paraná y Lavalle, en pleno Centro, y convoqué al resto de los asociados. Les propuse que fuer nuestro espacio. Todos dijeron que sí, y así tuvimos la primera sede de AICAYP. Era 1973 y fue un paso muy importante para desarrollarnos. Necesitábamos fortalecernos como institución para ser un interlocutor válido ante las autoridades y realizar gestiones ante organismos vinculados a nuestras actividades. En ese momento, Duperial -una empresa británica- tenía la firma Orbea que fabricaba municiones en Florencio Varela con una posición muy dominante en el mercado. Pudimos revertir esa situación e importar en un momento de muchas restricciones.
Durante mi presidencia, en los años ‘70, nombramos representantes zonales de AICACYP en todas las regiones del país, cuya información sobre caza y pesca serviría para realizar estudios y demarcaciones de áreas. También hicimos un acuerdo con la Federación de Cazadores con el apoyo del Departamento de Conservación de la Fauna de la provincia de Buenos Aires. Así, los comerciantes podían dar permisos de caza y pesca. Armamos el anteproyecto de la Ley de Armas y Explosivos, la 20.429, que legalizó y reglamentó la tenencia y venta de armas y municiones para a practica de caza deportiva. Con la Cooperadora de Caza, Pesca, Tiro y Natura (Capetina) se comenzó a colaborar con Conservación de Fauna sin el ingreso del aporte de la Asociación a rentas generales de la provincia. También seguimos con el criadero de coloradas (perdices y martinetas) en el INTA Castelar, ante la amenaza de extinción.
Participamos en la elaboración de la Ley Nacional de Caza y Conservación de la Fauna Silvestre e impulsamos la creación de cotos particulares que regulara la entrada de los cazadores y llevara un registro de la actividad. La Asociación estaba en condiciones de adquirir establecimientos de campo para esas experiencias junto a la Federación de Cazadores, con la delimitación de “zonas intangibles” o “santuarios” para reproducción de especies. Un sistema parecido a los que existe en Estados Unidos y Europa.
Nuevos tiempos
El outdoor es un término muy genérico que encierra las actividades que fomentamos desde la Asociación. Hubo un cambio importante porque la gente se volcó a las actividades al aire libre. En la crisis de 2001/2002 cuando se dejó de viajar al exterior y se empezó a vacacionar dentro del país, hubo cierto impulso. El camping, la pesca y la indumentaria creció y se diversificó.
Hacia delante, el escenario es totalmente distinto. En gran medida por las redes sociales y porque el gusto del usuario se volvió muy cambiante y digital. Hay que “estar” en Instagram, Facebook y subir información que le llegue al instante a su celular. ¡Pensar que hacíamos catálogos y mandábamos 1.500 circulares impresas por correo…! Como decimos, vivimos de la caza y de la pesca. Y hay que seguir buscando las novedades. Para eso, hay que viajar. Mi familia ya no me deja subir al avión, pero va mi hijo Alberto.
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