El santo patrón de los cazadores
Hoy día 3 de noviembre es San Huberto y muchos cazadores no conocen la historia real de este santo.
Cada año llegado el día 3 de noviembre tiene lugar para los cazadores europeos la festividad de su patrón, San Huberto. Sin embargo, muchas personas inmersas en la actividad cinegética no son conscientes del por qué de esta santidad. Se trata de una muy antigua historia que se remonta casi al año 700. Entre nobleza, dinero, caza y religión se desenvuelve esta historia. Te contamos los detalles.
Motivos de la santidad
Huberto de Leija, fue un noble bastante rico y muy aficionado a la caza, algo habitual ya que antiguamente la actividad se practicaba para comer o por parte de los más pudientes.
La realidad de la historia es que un Viernes Santo, Huberto se encontraba de caza tras un venado que le dio una gran sorpresa. El animal se volvió y entre sus cuernas mostraba un crucifijo que resaltaba por unos rayos luminosos según cuenta la leyenda.
La caza en el centro de las miradas. Una nota del Libro del 80° Aniversario de AICACYP que no deberías dejar de leer.
Después de esto, el cazador escuchó que el animal decía: «Huberto, si no vuelves al Señor y llevas una vida santa, irás al infierno». Al oír esto, Huberto bajó de su caballo, se postrándose ante el animal dijo: «Señor, ¿qué quieres que haga?». La respuesta que recibió fue: «Ve y busca a Lamberto, que te dirá lo que tienes que hacer». Por aquellos entonces, Lamberto era el obispo de Aquitania (Bélgica).
Cambio drástico en su vida
La historia continúa afirmando que San Huberto, patrón de los cazadores, matemáticos, ópticos y metalúrgicos y también conocido como protector contra la rabia experimentó un cambio drástico en su actitud y se retiró de la actividad cinegética y el mundo de la nobleza y por tanto la riqueza, para después entregar el resto de su vida a ayudar a los más necesitados.
Vida en la nobleza
San Huberto fue el hijo mayor de Bertrán (Bertrando), Duque de Aquitania. Este noble nació en las Ardenas belgas, en torno al año 657 y murió el 30 de mayo de 727, en Tervuren, Bélgica. En su trayectoria ayudando a los demás, llegó a ser obispo de la ciudad actual de Maastricht desde el año 705.
El obispo Huberto
Una vez ostentó el cargo de obispo destacó por su sencillez y austeridad además de la intensidad de sus oraciones, peculiares ayunos y su famosa elocuencia.
Cabe destacar que su nombre y protección fue tomada por algunas órdenes militares en el siglo XV. También, Felipe IV un rey cazador, tenía a este santo como protector gracias a ello es a día de hoy venerado por los cazadores en toda Europa.
Fuente: Club de Caza
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