El cerro más alto de América (6.962 metros) estrenó con éxito este verano el servicio de glamping de lujo.
El costo por persona fue de 150 dólares la noche.
Somier queen, almohadas anatómicas, bebidas libres, pensión completa y servicios de spa; lo que cualquier hotel de alto nivel puede ofrecer también lo tiene el Aconcagua. “Es la primera temporada con servicio de glamping pero, año a año, hemos venido invirtiendo en mejoras sustanciales que apuntan a acercar el Aconcagua a mayor cantidad de público”, dice Pablo Tetilla, propietario de Inka Expediciones, que ofrece el servicio.
Los turistas que lo contratan buscan una experiencia de aventura en un lugar único y, como aclara Tetilla, sin estas comodidades, no vendrían a subir el Aconcagua.
Para llegar hasta las carpas vip hay que caminar entre tres y cuatro días o ascender a lomo de mula. Son jornadas extenuantes por el frío extremo (temperaturas promedio de 12 grados bajo cero) y el fuerte viento.
Los que buscan un viaje más exclusivo pueden contratar el servicio de un vuelo en helicóptero hasta el campamento Plaza de Mulas (4.260 metros de altura), previa aclimatación a la altura en las inmediaciones del cerro.
Los domos son estructuras geodésicas, diseñadas con materiales resistentes al viento, impermeables e interconectadas por senderos. El interior tiene confort y diseño, los clientes acceden al mismo servicio de desayuno, cena en la habitación, servicio de ducha caliente y cosmética de spa, cata de vinos y delicatessen.
Cada carpa de lujo tiene un somier king size o dos camas simples, con edredón, baño privado, una salamandra para calefaccionarse y un espacio en la terraza para contemplar el cielo estrellado. El costo por persona es de 150 dólares la noche.
El costo total de una expedición con servicio de guía, equipamiento, comidas, hotel en Mendoza, traslados desde el aeropuerto y visita a bodega a la vuelta de la travesía, asciende a 4.000 dólares por persona.
Los desarrolladores de estas nuevas experiencias comentan que hay un cambio en los hábitos del turismo de montaña: más caminantes y menos deportistas de elite.
La sustentabilidad y el cuidado de los recursos naturales son otros de los valores que promueven los viajeros que eligen este tipo de alojamiento.
Estos modelos coinciden con las búsquedas de viajes que provocó la pandemia: “Viajes cápsula”. Irse de vacaciones a un refugio natural, con comodidades, y en compañía de familiares o amigos para reducir riesgos asociados a la relación con grupos o personas desconocidas.
CLARIN
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