Armas de Juguete
Sin evidencia científica que lo respalde, el proyecto que busca desnaturalizar el Juego de Armas de “Juguete” y Educar Para la Paz obtuvo media sanción en Senadores y está a un paso de ser ley provincial. Por Guillermo C. Muttoni para la e-magazine 50 de Revista Aire Libre.
El proyecto aprobado por los Senadores entrerrianos consiste en colocar carteles educativos –y visibles- en las jugueterías de la provincia, advirtiendo y generando conciencia de que las armas de juguete pueden fomentar violencia y enfrentamientos entre los niños y niñas que los utilicen, desnaturalizándolos desde la infancia y así contribuir a una educación para la paz.
La propuesta tuvo media sanción al ser aprobada por la totalidad de la Cámara Alta, y fue presentada por el Senador del Departamento Concordia, Armando Gay.
Juzgar o simplemente opinar sobre la inconducencia de la medida, sin tener fundamentos, sería copiar la actitud de los legisladores que, sin argumentos sólidos se montaron en una actitud meramente demagógica que apunta, únicamente, al beneplácito de la tribuna. Por eso elegimos aprender de la opinión de quienes verdaderamente estudian el tema.
Al jugar, los niños refieren a cuestiones atávicas que el ser humano debe asimilar: la lucha del bien contra el mal, la superación del miedo, la consolidación en valores y la aceptación de la muerte. La filósofa argentina, Graciela Scheines, resume con maravillosa precisión todos estos aspectos que no debieran perturbarnos. “Lo que se juega se conjura”, afirma en su libro Juegos inocentes, juegos terribles, en un contexto donde explica con aguda inteligencia cuán importante es aprender a jugar administrando una violencia consensuada para el aprendizaje, muy lejos de la violencia real y concreta.
Para ella, jugar es abrir la puerta prohibida, pasar al otro lado del espejo para hacer lo que los límites de las normas no nos permiten. Podemos matar y morir miles de veces para valorar lo maravilloso de la vida –propia y ajena- empezando a aceptar la finitud de la vida. Reconociéndonos como actores en convivencia, el respeto a la vida propia y ajena surgen como valores fundamentales para la convivencia. Niños participando en juegos de roles, en modo alguno promueve ciudadanos violentos sino por el contrario, promueve a través de la vivencia lúdica la importancia de auto-regular sus conductas para compartir una vida pacífica en sociedad.
Pero, ¿por qué a los niños les encantan las armas de juguete?
Desde pequeños los niños se sumergen por curiosidad en un laberinto de juegos y roles que se conoce como juego simbólico. Esto es cuando niños y niñas juegan a ser otras personas, como médicos, superhéroes, cantantes, astronautas, y también policías y ladrones. Según Michael Thompson, psicólogo infantil y autor del libro Raising Cain: Protecting the Emotional Life of Boys (Criar a Caín: Cómo proteger la vida emocional de los niños), “Hasta ahora, las investigaciones científicas no han encontrado una relación entre jugar con armas de juguete y la violencia. Si un niño recurre a la violencia como forma de resolver problemas reales o si tiene una perspectiva maniquea del mundo cuando no está jugando, los padres de familia tienen que buscar ayuda”.
“Entiendo que a los padres puedan perturbarles estos juegos, pero es un juego y el juego no lleva a una agresión letal. El juego […] es consensual. Las agresiones lastiman y causan daño a la persona. El juego no produce nada de eso”, explicó
“La gran mayoría de los niños que juegan con pistolas de juguete nunca usarán una de verdad para lastimar a alguien”, agrega Thompson. “Cuando un niño dice que entiende la diferencia entre jugar a las armas y el uso de las armas en la vida real, hay que creerle”, concluye.
Por su parte, Ricardo Rio, docente universitario y ex integrante de la Selección Argentina de tiro olímpico, explica: “Las generaciones cambian y los juegos se adecúan a los tiempos cumpliendo las mismas funciones ancestrales, superar miedos, aprender comunitariamente a través del juego, vivir y morir simbólicamente para reconocernos como seres finitos con una temporalidad que no podemos prolongar. Este es uno de los aprendizajes más importantes que debemos asumir”.
Al igual que muchos padres de familia, Karina Moltz, habitante de Massachusetts, Estados Unidos, que tiene dos hijos de cinco y siete años, esperaba poder evadir del todo el tema de las pistolas de juguete. Había evitado exponer a sus hijos a las armas y cuando surgió el tema, les explicó simplemente que no le gustaban las armas porque matan a la gente. A sus hijos les encantan las armas de juguete. Buscan formas de conseguirlas y juegan a los disparos en la galería de videojuegos.
Moltz, miembro activo de Moms Demand Action for Gun Sense in America no quiere prohibírselas. Su madre prohibió estrictamente las armas cuando era niña y sabe bien que las prohibiciones de los padres amplifican los deseos de los niños por tener lo que se les niega. Por lo tanto, permite que sus hijos jueguen un poco a las armas, tanto en persona como en la pantalla. Así, debió aceptar, más allá de su opinión personal, lo que la realidad le devolvía: que no por desarrollar ese tipo de juegos sus hijos ejercían la violencia en la vida cotidiana.
Juego vs Realidad
Thompson dijo que los niños se sienten atraídos por la noción de lo heroico y que estos juegos les sirven para verse como el hombre —y sí, a lo largo de la historia, han sido mayormente hombres— que combate al mal y salva al mundo. Mientras este interés en la violencia como herramienta de resolución de problemas se limite al mundo de lo fantástico, los padres de familia y los maestros no tienen nada de qué preocuparse. De hecho, los investigadores han descubierto que los juegos agresivos pueden servir para que los niños sean menos agresivos y que tengan conductas más prosociales en la vida real porque les da la oportunidad de manifestar sus impulsos en un entorno seguro.
“Preocúpense por los niños que tienen problemas para controlar sus impulsos, que empiezan a emocionarse demasiado y a golpear a otros niños en la cabeza. Pero no traten a todos los niños como si tuvieran un problema”, señaló Thompson.
Erica Weisgram, profesora de Psicología de la Universidad de Wisconsin en Stevens Point, Estados Unidos, y coautora del libro Gender Typing of Children’s Toys: How early play experiences impact development (Clasificación de los juguetes de los niños por sexo: El impacto de las primeras experiencias lúdicas en el desarrollo) coincide en que las investigaciones psicológicas no han encontrado la relación entre jugar con pistolas de juguete y la agresión, aunque señala que los estudios no han sido lo suficientemente exhaustivos como para llegar a una conclusión clara.
“Hace veinte años -recuerda Ricardo Rio- se comenzó a cuestionar a ciertos videojuegos por considerar que promovían la violencia en niños y jóvenes. Pero los trabajos científicos que investigaron la problemática no sólo no encontraron argumentos de prueba que corroboran estas afirmaciones sino por el contrario, los videojuegos resultaron en poderosas herramientas para el aprendizaje de saberes significativos. Los videojuegos, incluso los de guerra, tienen implícito el desarrollo del pensamiento científico ya que, para poder avanzar de niveles, hay que diseñar estrategias, aprender de los errores promoviendo el establecimiento de hipótesis de juego para luego confirmarlas o refutarlas en el mismo momento que se juega. Este esfuerzo intelectual trasciende por mucho apuntar y disparar con un arma de juguete. Los juegos de roles son eso, una emulación de la realidad para asumirla, comprenderla y superarla”.
¿Cuál es el atractivo?
Weisgram explica que la atracción de los niños a las armas probablemente consiste en una combinación de factores biológicos y culturales. Hay pruebas de que las hormonas masculinas se relacionan con lo que consideramos juegos masculinos aunque ningún estudio ha relacionado a los niños directamente con las armas de juguete.
También hay pruebas de que es más probable que los padres les den a los niños juguetes que consideramos masculinos, entre ellos las pistolas de juguete, y que una vez que están conscientes de las diferencias entre los sexos, es más probable que los niños elijan juguetes diseñados para su sexo.
Si el pasado nos ha enseñado algo es que siempre habrá niños —varones y tal vez algún día más niñas inspiradas en la Mujer Maravilla— que disfruten de jugar con pistolas de juguete. Cuando eso ocurra, los padres podrían pensar en preguntarles por qué, antes que nada.
Cuando el tiro deja de ser un juego de chicos
Cada vez más niños y adolescentes se interesan por el tiro deportivo que, lejos de ser la pantomima de un videojuego, requiere mucha concentración, disciplina y, por sobre todo, estar atentos a rigurosas reglas de seguridad. La mayoría heredó esta pasión de sus casas. Sus padres hablan de las ventajas de ejercitar el esfuerzo, de ponerse a prueba a sí mismos y de la tranquilidad de aprender desde niños el uso responsable.
Aunque a algunos aún les resulte extraño, son muchos los chicos que desde pequeños eligen practicar el tiro como deporte. Y la gran mayoría de ellos llega a las armas de la mano de sus propios padres. Si bien puede sonar poco común para aquellos que son ajenos a la actividad, quienes la practican ven en ella un sinnúmero de ventajas, como la concentración, la precisión, la responsabilidad de mantener una conducta adecuada dentro y fuera del polígono, además de la posibilidad de superarse a sí mismo y por qué no, la oportunidad de aprender con responsabilidad el manejo de un arma de fuego.
EL TIRO DEPORTIVO JUVENIL, Contraindicado? Imposible! – Por Ricardo Rio (*) Nota publicada en AIRE LIBRE 8 Diciembre 2012
No se trata de un video juego ni de simular ser el protagonista de una película de acción; ni de que aquellos que lo practican son violentos. La práctica de tiro requiere de paciencia, mucha disciplina y está regido por estrictas normas de seguridad.
Nadie duda que el tiro es un deporte que llama la curiosidad de los niños. Pero precisamente porque son chicos lo ven como un juego. Por eso el uso, el respeto y los cuidados que implica un arma, requieren de algo indispensable: educación y disciplina. Ejercitando el tiro, muchos de ellos adquieren hábitos que les sirven para otros deportes y también a la hora del estudio.
En síntesis, la imaginación de los niños da para tanto que aunque no tengan juguetes bélicos a su alrededor, se las ingeniarán para convertir cualquier objeto en ellos. Evitar las armas de mentira puede crearles incluso más curiosidad, por lo que deben vivir su momento de jugar. A partir de cierta edad, las armas de verdad, significa el ingreso al mundo del tiro deportivo. Por ello lo que al final podrá hacer la diferencia es una crianza con la mejor educación en el hogar y la debida atención en sus diferentes etapas, a fin de hacerlos crecer con valores, y que entiendan sobre límites.
Juicios y prejuicios
Parece mentira que con el correr de los años, tal vez décadas, algunos elementos como el diccionario hayan caído en desuso. En este caso, rescatarlo del ostracismo puede ser beneficioso. Así, la Real Academia Española, nos desasna sobre el significado de la palabra JUICIO: facultad por la que el ser humano puede distinguir el bien del mal y lo verdadero de lo falso.
Eso buscamos quienes realmente pretendemos no sólo educar, sino convivir en paz en un mundo que cada vez se aleja más de ella: distinguir el bien del mal y lo verdadero de lo falso.
Muy distinta es la definición de PREJUICIO, en la que sólo tres letras modifican el significado: opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal. Y sin dudas son las tres letras que les sobraron a los Senadores entrerrianos a la hora de pensar que quienes poseen armas de manera legal, están vinculados a la violencia, desconociendo o ignorando de manera intencional, que la incidencia en legítimos usuarios en la comisión de delitos y hechos violentos es ínfima en todo tipo de estadísticas.
Tal vez sería mejor colgar carteles explicando la diferencia entre lo legal y lo ilegal, en todos los ámbitos de la vida. Aunque claro, tal vez eso les genere más inconvenientes y quizás a alguno, hasta un baño de sinceridad.
La paz en el mundo y el amor entre los seres humanos resultan frases huecas sin un debate serio y profundo. Esperemos que esta propuesta como parte de un aprendizaje significativo, y como acto educativo ciudadano, no haya perdido la gran oportunidad para que nuestros jóvenes puedan debatir en profundidad aspectos tan importantes para una vida en sociedad. Promover jóvenes comprometidos, autónomos, reflexivos y críticos son oportunidades que no deben perderse.
“Colocar un cartel en una juguetería alertando que jugar con un arma de juguete es peligroso no cambiará realidad alguna. A estos niños y jóvenes debemos ofrecerles actividades donde se los escuche y se los contenga. Quienes realmente están comprometidos por una sociedad más justa, igualitaria y no violenta promueven acciones de profundo compromiso social involucrándose -ellos mismos- en programas con impacto comunitario real en territorio”, concluye Ricardo Rio, gracias a su experiencia.
Como sociedad, sin dudas, tenemos la obligación acompañar a niños y jóvenes con acciones concretas que expliquen, muchas veces, acciones contradictorias de las propias autoridades. De lo contrario, de poco servirá colgarles cartelitos.
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Mario A. Boglione
Einstein decía: “Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el universo; y no estoy seguro de lo segundo”
Este proyecto entra en la PRIMERA.
No soy sicólogo, ni investigador de Conicet, ni Sociólogo ni nada de eso, soy un simple Ciudadano que observa, piensa y saca conclusiones.
En el año 2006 el Concejo Deliberante de Rosario dictó una Ordenanza que PROHIBÍA LA FABRICACION Y VENTA DE JUGUETES BÉLICOS, argumentando las mismas falacias (o parecidas) que se siguen utilizando ahora. ESE AÑO EL NÚMERO DE HOMICIDIOS EN ROSARIO FUE DE 77
Ahora, en el 2022, 16 años después, ya van 208 y todavía faltan 3 meses y 10 días para terminar el año. CASI 3 VECES MAS.
Con el AGRAVANTE que LA MAYORÍA DE LOS SICARIOS SON MENORES DE 14 AÑOS (porque así son inimputables) y entonces, NUNCA TUVIERON OPORTUNIDAD DE JUGAR CON JUGUETES BÉLICOS.
DEDUZCAN USTEDES LO QUE PIENSO SOBRE EL TEMA.
https://mienten.com.ar/juguetes-belicos/
Javier Huajardo
Venia lindo el articulo hasta que le mandaron los comentarios sexista de:
“Hay pruebas de que las hormonas masculinas se relacionan con lo que consideramos juegos masculinos aunque ningún estudio ha relacionado a los niños directamente con las armas de juguete. …
… Si el pasado nos ha enseñado algo es que siempre habrá niños —varones y tal vez algún día más niñas inspiradas en la Mujer Maravilla— que disfruten de jugar con pistolas de juguete. Cuando eso ocurra, los padres podrían pensar en preguntarles por qué, antes que nada.”
Si empezás el articulo con “Sin evidencia científica que lo respalde” y comentas que no queres caer en lo mismo deberías poner las fuentes de esas pruebas para que podamos evaluarlas y ver si no es una interpretación libre al igual que la hacen los legisladores que como todos sabemos y sin particularizar solo sirven para seguir a las mazas y los dividendos.