Crece la amenaza sobre el ganado
La depredación sobre los sistemas ovinos es una problemática cada vez más preocupante en la Línea Sur. Apremia avanzar sobre programas de tenencia responsable de animales.
Se entiende por perros asilvestrados o salvajes a todos aquellos caninos que perdieron su condición de domésticos para pasar a un estado salvaje y que no dependen directamente de los humanos para alimentarse y reproducirse. Los perros asilvestrados andan en manadas y tienen un comportamiento similar a los lobos. Por ello, expulsan de su grupo a canes extraños que no forman parte de su equipo.
Se ha estimado que en el mundo existen más de 700 millones de perros domésticos, de los que aproximadamente 400 millones deambulan sin supervisión, ya sea porque sus dueños lo permiten o porque, simplemente, ya no tienen un dueño. Este libre desplazamiento de perros en ambientes rurales produce impactos por medio de la transmisión de enfermedades, la depredación y por competencia con especies nativas, y tiene consecuencias sobre poblaciones de especies domésticas y silvestres en todos los continentes.
Para Roque Rizza –productor ganadero de Mallín Ahogado, El Bolsón– la situación es alarmante: “El daño que hacen los perros es muy grave. En majadas de 80 animales, esos efectos se sienten aún más. El año pasado los perros mataron 30 animales y en lo que va de este año perdimos unas 10 cabezas más”.
Además de reducir el stock ganadero, los ataques afectan la productividad: “Las ovejas lesionadas tienen un tiempo largo de curación y si quedan corderos guachos, no se desarrollan y tienen un crecimiento muy lento. Eso hizo que no podamos vender los corderos y perdimos un año de trabajo de mejora genética”, explicó el productor.
Durante tres años, se realizó un monitoreo en seis establecimientos ovinos extensivos del departamento Pilcaniyeu cuyos resultados señalaron una problemática en aumento y la preocupación por la posibilidad de alcanzar las cifras registradas en otras provincias patagónicas.
“En Tierra del Fuego, la presencia de perros asilvestrados comenzó en 1990 en un 2,5 % de su superficie productiva. Para el 2014 los perros se habían extendido a casi el 70 % de la superficie, provocando que la provincia pierda dos tercios de su stock ovino”, señaló Pablo Gáspero –investigador del INTA Bariloche–
El monitoreo contempló la recorrida de establecimientos y la realización de necropsia de los ovinos recolectados para diagnosticar la causa de sus muertes. En casi 140 procedimientos, los resultados indicaron que el 21,6% de los ovinos murió a causa de ataques de perros.
La situación también afecta la calidad de vida de los pobladores rurales. “En algunos casos, los trabajadores rurales y crianceros no pueden disponer de los días de franco o descanso porque deben recorrer de forma permanente los campos para ahuyentar a los perros que llegan desde los centros urbanos”, explicó Abel Martinez del INTA Zapala.
Por su parte Raúl Reuque, del INTA El Bolsón, agregó: “En gran parte de los establecimientos colindantes a centros urbanos, los productores tuvieron que restringir el pastoreo ovino o incluso, abandonar la actividad”.
El académico chileno Cristián Bonacic, uno de los investigadores de la serie “Los 72 animales más peligrosos de América Latina“, producida por NatGeo y emitida en Netflix señaló en referencia al tema de los perros asilvestrados “La fauna chilena, como el huemul y el guanaco, han tenido como único depredador al puma, que es un animal solitario, que caza una presa. Genéticamente, estos animales están estructurados para protegerse de ese tipo de depredador. Pero los perros asilvestrados se organizan en manadas, retoman características de su antepasado que es el lobo, se transforman en una jauría que caza de manera coordinada, y para este tipo de ataque las presas de la fauna chilena no están adaptadas. Sus ataques son más efectivos, capturan más animales y las tasas de reproducción no son capaces de sustentar la población“,
La raíz del problema está en la tenencia irresponsable de perros y la consolidación de poblaciones asilvestradas que constituyen un riesgo para las personas y el ambiente. De acuerdo con los profesionales del INTA, aunque existen alternativas para evitar la depredación por especies nativas como pumas y zorros colorados, los productores cargan con los costos y la angustia de lidiar con un problema cuyo origen se encuentra principalmente en los centros urbanos.
Es importante que los organismos del Estado y organizaciones civiles, articulen estrategias para implementar políticas de tenencia responsable y planes de control reproductivo de perros, para evitar que la problemática se profundice.
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