El tirador argentino terminó el año entre los diez mejores del mundo
Federico Gil finalizó 2022 en el 10º lugar del ranking de la especialidad Skeet, tras competir en la Copa Presidente que reunió a los mejores en Egipto.
En silencio, sin la difusión que tienen los deportes más populares, un deportista argentino -de Lanús, para más datos- terminó el año entre los diez mejores del mundo en la disciplina que practica, y fortalece sus expectativas de ir por una medalla en los Juegos Olímpicos de Paris 2024.
Federico Gil es tirador y compite en la modalidad skeet -tiro al plato- casi desde su infancia. En abril obtuvo la medalla de plata en la Copa del Mundo de Lima, Perú, lo que le permitió llegar en ese momento al segundo lugar del ranking. Posteriormente, en la Copa del Mundo de Lonato, Italia, no pudo llegar a la final pero sí consiguió mantener su ubicación, con 2926 puntos, como escolta del danés Jesper Hansen.
En noviembre obtuvo otra medalla de plata en Lima, en este caso en la Copa de las Américas, detrás del estadounidense Dustan Taylor y finalizó el año participando en la Copa Presidente que se realizó en diciembre en Egipto. Este torneo reúne a los mejores de cada especialidad y allí Gil finalizó décimo y perdió en un desempate triple la posibilidad de acceder a los cuartos de final.
Mirá también: Los procesos de iniciación en tiro deportivo, por Ricardo Rio
“Nos sabemos candidatos y nos preparamos para eso. Todos los eventos a los que vamos es preparación para los olímpicos. La clasificación termina en mayo de 2024. Pero uno ya va viendo como viene el panorama”, indica el deportista argentino que actualmente ocupa el 17º lugar en el ranking clasificatorio para París 2024. En tanto, en el ranking 2022 de skeet terminó en el décimo puesto.
“Uno por supuesto que siempre se ve candidato. Cuando voy a un mundial o copa me siento cómodo, porque fui a muchas, me siento uno más -explica- Cuando fui a (llos juegos de) Río 2016 era la primera vez que participaba de los olímpicos, era todo diferente, los espectadores no son del ambiente. Entonces termina siendo extraño. Por ejemplo, cuando pedís un plato hay que hacer silencio y eso en los juegos los espectadores no lo saben por lo que no lo respetan”, cuenta.
Te puede interesar: La culata, para muchos la parte más importante de la escopeta
Aunque Argentina siempre tuvo un equipo reconocido a nivel internacional, nunca había logrado ganar una Copa del Mundo hasta 2017 cuando, en Chipre, Gil obtuvo el primer puesto, siendo el primer argentino en conseguirlo.
“Argentina nunca había ganado una medalla, llevaba 20 años sin ser finalista. En ese momento yo había sido varias veces finalista pero no había conseguido medallas. En el último tiro gané y fue fabuloso. A partir de ahí, hace siete años que nos mantenemos en el top 10 del ranking mundial. Eso hace que Argentina sea exponente en la categoría”, indica Gil.
Más allá de su lugar en el ranking mundial, explica que las clasificaciones para los juegos olímpicos son complejas.
“Los lugares no se dan por marca, son por cupo. En Río, el el tercero en el ranking vio los juegos desde su casa, porque tenía los puntos pero no en los eventos específicos entonces no le dieron el lugar”, detalla.
Gil es abogado y se inició en el mundo del deporte prácticamente desde la cuna. Con una historia familiar relacionada al tiro y la venta de armas, que Gil se inclinara hacia este deporte era algo de esperarse.
“Mi papá integro el seleccionado argentino de tiro toda la vida y desde que nacimos mi mamá nos llevaba a verlo entrenar. Era muy lindo ver eso y todo lo de los viajes. Ver los diarios y hablar por teléfono para saber que pasaba. El hecho de sentir que él representaba al país era muy emocionante”.
Te puede interesar: Modalidades, tips y torneos de tiro al vuelo
En cuanto a su propia carrera deportiva afirma que desde chico siente esa pasión por el tiro.
“La primera vez que representé al país fue en el año 2000, era un campeonato sudamericano en Perú. Tenía 12 años y estaba en la categoría junior. En el tiro, como casi todos los deportes, se empieza de muy chico. Empecé a entrenarme a los 8 años y recién a los 10 pude empezar a tolerar el peso de la escopeta”, afirma.
CLARIN
Impactos: 31