Siempre competí para ganar
Cordobés en el documento pero Tucumano de corazón, tanto en su carrera como tirador deportivo como en su actual emprendimiento fabril, su objetivo siempre fue uno solo: triunfar. Y vaya que lo logró. Nota de Guillermo Muttoni para AIRE LIBRE
Nacido el 4 de febrero de 1943 en Brinkmann, “donde termina Córdoba y donde nacía Sancor”, Firmo proviene de una familia mitad italiana y mitad árabe. Es hijo y nieto de industriales metalúrgicos que fabricaban molinos de viento y cocinas a kerosene. “Mi padre era un artesano de esa época muy bueno”, según cuenta. Allí trabajó desde muy chico y hasta los 14 años.
¿Qué pasó en ese momento?
Allí mi papá me mandó a estudiar a Tucumán.
¿Por qué te rajó?
Yo jugaba muy bien al fútbol. Participaba en los intercolegiales y en el pueblo nuestro había un chico que jugaba en las inferiores de Newell´s Old Boys. Con el padre de ese chico un día llegó un dirigente que visitaba la Sancor y nos vieron jugar. Eligieron a tres, yo entre ellos, y fueron a ver a nuestros padres para llevarnos a Rosario. “Después le voy a contestar”, le dijo mi viejo. A la semana estaba en Tucumán (Risas). Allí estudié en la Escuela Industrial Real y como no me satisfacía lo que estudiaba, decidí seguir con los fierros, haciendo matricería, herrería, todo eso.
¿Cómo llegó el tiro a tu vida?
De casualidad. Yo era un entusiasta cazador. Mi padre me llevaba desde chico en las salidas de caza, a oler cartuchos mientras ellos tiraban. Mirá la ignorancia de aquellos tiempos; yo alzaba los cartuchos que disparaba mi viejo y me gustaba el olorcito de la pólvora.
En aquella época el culote del refuerzo de báscula era de papel. La pólvora se quemaba y largaba un lindo olor. Hoy uno sabe que eso era tóxico. Lo mismo pasaba con las municiones. En aquella época era un hobby. Todos los viernes después de trabajar íbamos a hacer municiones. Pero eso significaba que toquemos el plomo con las manos. Y esa es la única manera de que te podías contaminar con el plomo!!. Eso no te pasa si ya está grafitado en la munición o lo tocas con guantes. En fin esa fue mi niñez hasta que me rajó mi viejo.
¿Y en Tucumán, fuiste derechito al Tiro Federal?
No, otra casualidad. A mi me gustaba cazar, esperaba los viernes para la salida semanal. Pero un fin de semana llovía mucho y no pudimos salir. Un compadre casado con la hermana de mi señora me llevó a conocer el Club de Cazadores. Y allí fuimos. Cargamos la escopeta, 500 cartuchos en la creencia de que cazaríamos palomas. Pero nada que ver. Llegamos al club. Y no había palomas. ¿A que ca… le están tirando estos, me preguntaba? Hasta que nos explicaron eso de los platillos. Bueno, nos invitaron a participar del torneo. Un tío de mi señora me presta la escopeta y allí estaba compitiendo. Me encantó y así empecé mi carrera a los 26 años.
Y con eso vinieron las competencias…
Sí, primero los campeonatos del club, luego los provinciales, más tarde los nacionales y así fui escalando. Siempre con la escopeta. Primero con la prestada, después me compré una y finalmente el que me vendió la última y con la que competí en serio, fue Héctor Sanguinetti. Una Browning. Una maravilla que se estaba desarmando, pero era una Browning, que me llevó a la Selección Argentina. Allá por 1970 gané los Juegos Rioplatenses, fui a Italia a mi primer Campeonato Mundial. Por supuesto quedé lejos. Y en el 72, los Juegos Olímpicos.
¿Qué recordás de aquel primer viaje?
Viajé con dos porteños, entre ellos Héctor Sanguinetti, un jujeño y yo. Fue el equipo argentino. Una experiencia muy linda. Recuerdo que Caporaletti me decía: “mirá con 190 salvás el honor (sobre un máximo de 200 en aquella época)” Y pegué los 190 platillos. Pero con un sacrificio enorme y un temor propio de la primera vez.
Y luego Munich, con todo lo que pasó allí. ¿Cómo viviste aquel momento?
El día del atentado yo no estaba en Munich. Había llegado allí con aquella “vieja y querida” Browning con la que competía y me invitaron para visitar la fábrica que estaba en Bélgica. Y de paso me traía un arma para mi. Al día siguiente pasó lo que pasó. El edificio estaba enfrente de donde nos alojábamos nosotros. Fue tremendo. Pero el recuerdo que yo tengo de Munich no creo que otra Olimpíada lo haya igualado. La infraestructura que hicieron, la atención de la gente de Munich, los adelantos tecnológicos que para nosotros eran increíbles, la villa Olímpica. Fui a 5 Olimpíadas pero esta fue inigualable.
Aquí el relato se interrumpe. Firmo no puede contener la emoción del recuerdo de aquella jornada inaugural en una ciudad espectacular, donde Argentina como siempre ingresó entre las primeras delegaciones. Ya de Brinkmann a Tucumán el salto había sido importante, pero encontrarse allí y recordar ahora lo que pasó más de 40 años atrás sin duda conmueve a este hombre de firmes convicciones y procederes que junto a otros tres deportistas argentinos, integra el selecto núcleo de los que tienen más participaciones en Juegos Olímpicos: 5 en total. Los otros tres son el recordado Ricardo Rusticucci (tiro), Carlos D’Elia (Equitación) y Roberto Sieburger (Yachting).
¿Y no llegaste a la sexta por el boicot a Moscú?
Y si no hubiera renunciado a Atlanta 1992. La fábrica me lo impidió. No podía desatenderla. Yo siempre fui afuera a competir y ganar si era posible. Y siempre estuve allí cerquita. Desde el 74 estuve dentro de los top ten siempre. Y si podía después de competir, estaba de vuelta aquí para seguir laburando. Nunca fui a pasear. Iba a competir. Tuve una mala experiencia en Los Angeles donde podría haber ganado la competencia de punta a punta. Tenía una prueba inicial controlada de 199, pero los americanos me hicieron una de las suyas y me dejaron afuera. En fin.
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El Skeet ha cambiado desde aquella época a la actual, no?
Yo tiraba 200 platos en 3 días de competencia (75, 75 y 50), sin vuelta final. Ahora han hecho algunos cambios reglamentarios. ¡Lo están haciendo cada día más difícil!. Pasa que esto ya dejó de ser un deporte amateur hace mucho. El apoyo que tienen los deportistas de elite hoy en día y la impronta que tienen lo llevan permanentemente a la superación y se quiebran los récords. Entonces las modificaciones están hechas para que bajen los scores. No para hacer agradable la competencia.
Cuenta la leyenda que vos tirabas casi casi agachado
Tiré agachado. Parado. En mi mejor época de tirador, en vez de preocuparme por mi me preocupaba por traer cosas de afuera para que sepan, se entrenen, y estén en igualdad de condiciones. En 1981 traje el Campeonato Mundial a la Argentina para eso, para que mejoren, eso restó tiempo a mi entrenamiento. Y volviendo a tu pregunta. Mi posición de tiro era para hacerle ver a los demás que se podía. El tirador siempre busca un pretexto, que la culata, que la mira, y no, no es eso!! Yo tiraba de cualquier manera. Había quién quería imitarme. No querido, tirá como vos sabes!!. Tirá como te sientas cómodo!!.
¿Cómo ves el tiro hoy?
Lo tengo abandonado el tema, pero por los resultados que veo muy mal. No hay actitud de la gente. No hay sentido de sacrificio. Adolece de dirigentes. Es un deporte que requiere sacrificio, práctica, actitud, responsabilidad, honestidad porque si no te ganás a vos primero, no le vas a ganar a nadie. Los tiradores le echan la culpa a lo externo, cuando la culpa es propia.
¿Si tuvieras que elegir un compañero del tiro?
Los mejores recuerdos los tengo con mis compañeros de aquí de Tucumán. Hemos armado un equipo que no solo representaba a la Provincia, sino a la Argentina varias veces. Pero si me tengo que referir a las personas de Buenos Aires, todo mi cariño y mejores recuerdos se los lleva Héctor Sanguinetti. De él aprendí mis primeros pasos. Fue el que me vendió la primera escopeta Browning con la que salí a competir y pegar el salto. Fue mi referente a competirle y a tratar de ganarle. Siempre lo he visto como un porteño abanderado. Cariñosamente le decíamos Isidoro Cañones. 10 puntos como persona. Estuvo conmigo trabajando hasta los últimos días. El referente del tiro en Argentina, sin lugar a dudas.
Y cuando todo cerraba en Argentina te compraste una fábrica…
Noooo, no me compré una fábrica. Yo conocía en profundidad lo que era Orbea y sabía que, o cambiaban totalmente, o desaparecerían. Y como no les vi intención de cambiar…
Nosotros fabricábamos algunos insumos y cargábamos nuestros propios cartuchos para competir. A eso se le suma lo que te contaba sobre cómo aprovechaba mis viajes para conocer fábricas del exterior y mis conocimientos de matricería. Sentí que el desafío era posible y con un poco de coraje nos podíamos jugar. Vendí todo lo que tenía, que no era mucho, y lo invertí en dos máquinas para cargar cartuchos. Una decisión que contó con el apoyo familiar porque sabíamos que la pasaríamos difícil, que tendríamos que luchar precisamente contra Orbea. Así empezamos, como una fábrica pequeña, cargando cartuchos, importando gran parte de los insumos y con el tiempo fuimos sustituyendo lo que traíamos de afuera para producir, y hoy producimos todo aquí. Luego compramos lo que tenía Orbea en Argentina, también la marca. Hicimos la torre. Y de a poco fuimos creciendo. Siempre con el apoyo familiar. Sin Carlos, José, Graciela y por supuesto mi señora, no hubiera podido llegar aquí.
Y se los ve a todos trabajando
Sí, aquí están. Pero también están mis nietos, sobrinos, todos con la camiseta puesta. Y todavía sigo haciendo cosas, porque quiero dejarles más oportunidades a ellos. Si nosotros no hacemos algo que pueda competir con Europa, esto no tiene futuro.
¿La competencia es un tema de volumen?
No, de costo del producto. Hoy estamos manteniendo un mercado externo de puro coraje y para no perder al cliente. El gasto argentino es tremendo. Si esto no cambia, Argentina no tiene futuro industrial. Si los políticos argentinos no miran para adentro como proclama ahora Donald Trump, seguiremos a los tumbos como sucede desde hace 60 años. Y por eso estoy acá, 14 horas por día todos los días, porque tenemos que suplir la diferencia de costos con el trabajo personal. Con mucho sacrificio de los 200 empleados que tengo y que se sienten parte del proyecto, convencidos de que además, con esto, alimentan su familia. Si no lo sienten así, le pido a mi gente que no se quede. Esto es un equipo. Exactamente lo mismo que le falta a la selección de futbol, a la argentina, a nuestros dirigentes, a los políticos.
Hablando de políticos, el actual Gobernador (Juan Luis Manzur), es el primero que visitó la fábrica.
Es lo que yo te digo. Los políticos no conocen el país. Estoy a 12 km de la ciudad desde hace 27 años. Doy trabajo a 200 personas en una zona desfavorable, y el primero que viene es él. ¿Cómo van a gobernar si no conocen a las fuerzas vivas de la Provincia ni saben lo que se produce?
Nunca fueron capaces de asfaltar el tramo de ingreso a esta fábrica que es visitada por muchos extranjeros. Y con Vialidad a 300 metros…
Y por lo que vimos la fábrica trabaja a full
Estamos fabricando para cubrir el mercado nacional y este año pensamos producir cerca de 50 millones de unidades. Tenemos pedidos de Alemania, de Estados Unidos, que quedaron truncos por temas de costo. Sin representantes afuera. Son extranjeros que vienen al país a cazar y como saben de la fábrica y de nuestros productos los vienen a ver.
¿No expones en el exterior?
Hasta el momento no, pero lo estamos considerando para cuando salgamos con los productos nuevos. En 2018 o más seguro en 2019 trataremos de estar en la IWA, donde va el 99% del comercio mundial. El Shot show es más para el consumo de Estados Unidos.
Firmo, no parás nunca!
Dios quiera que nuestro país cambie. Que nuestra dirigencia cambie. Que salga a ver cual es el país real. No puede ser que lo único que importe es lo que pasa en Buenos Aires. Hay que salir a conocer el país interior. No puede ser que para llegar a Buenos Aires el flete cueste más que el producto. Hagan funcionar el ferrocarril para que haya costos reales.
Resultados Olímpicos
Munich 1972: 26to con 188
Montreal 1976: 11ro con 193
Los Ángeles 1984: 13ro con 192
Seúl 1988: 8vo con 196
Barcelona 1992: 10mo con 197
Los Mundiales
El 5de octubre de 1978, Firmo Roberti se clasificó subcampeón mundial de tiro al platillo en la especialidad skeet, en el 42 Campeonato Mundial que finalizó en Seul, Corea del Sur.
Roberti, quien logró la única medalla para la Argentina en esta competencia, ya había obtenido idéntico resultado en 1977, en Antibes, Francia.
La Fábrica
Debo reconocer que Firmo nos invitó una y otra vez a visitar su emprendimiento. Y uno va postergando ese viaje hasta que finalmente se dan las condiciones. Aprovechando mi visita a Tucumán para la ronda de negocios (pag.26) programamos la visita junto a otros empresarios y comerciantes que también concurrieron al evento. Todos, absolutamente todos, quedamos maravillados por la tecnología instalada. Una enorme inversión en un predio de 32 hectáreas con naves perfectamente diagramadas y conectadas en algunos casos para una producción en serie como la que se lleva a cabo allí. Todo muy prolijo, muy estudiado y muy controlado por los ojos de toda la familia Roberti. Cada uno con sus responsabilidades. Un ejemplo sin lugar a dudas, en un país que no valora desde su clase dirigente a quienes día a día se esfuerzan para construir una Argentina mejor. Guillermo Muttoni.
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