El descubrimiento puede resolver uno de los grandes misterios de la civilización egipcia
Un equipo científico ha usado un sistema de radar espacial para revelar una enorme vía de transporte acuático ya desaparecida.
7 de diciembre de 2023. Arqueólogos espaciales han descubierto un gigantesco canal oculto que conecta todas las pirámides en el lado oeste del Valle del Nilo. Su localización y grandes dimensiones —100 kilómetros de largo— han sido reveladas en un nuevo y fascinante estudio que ha utilizado satélites para analizar el valle con ondas de radar capaces de penetrar su superficie.
Este descubrimiento puede dar respuesta a una de las grandes incógnitas sobre la construcción de las pirámides egipcias: ¿cómo logró esta antigua civilización transportar las decenas de millones de toneladas de material usado en la construcción de estas titánicas estructuras?
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Los arqueólogos ya barajaban la hipótesis de la existencia de una rama desaparecida del río que debería haber sido usada para mover los enormes bloques de piedra y la mano de obra necesaria para levantar estos colosales monumentos funerarios. Sin embargo, se desconocía dónde estaban estas teóricas autopistas de agua y no se había probado su existencia. Ahora, un equipo liderado por la Dra. Eman Ghoneim —directora del laboratorio de teledetección espacial y profesora en la Universidad de Carolina North Wilmington— acaba de revelar topología y localización exacta en su investigación, presentada en el XIII congreso internacional de egiptología.
Tecnología espacial para descubrir el pasado
Este equipo de investigadores ha utilizado tecnología de radar en satélites para desentrañar los secretos de estas antiguas vías fluviales. La rama del Nilo descubierta y localizada es conocida como la Rama Ahramat (la vía de las pirámides, en árabe). Se extiende a lo largo de unos 100 kilómetros, pasando junto a la cadena de pirámides que va desde Faiyum en el sur hasta Giza en el norte.
La rama tiene una clara alineación con las pirámides, lo que indica en apariencia una relación directa con los sitios de construcción de estas estructuras milenarias. Los datos también han mostrado numerosos tributarios enterrados que habrían alimentado este gran canal de transporte en la antigüedad.
La Dra. Ghoneim declaró a la publicación IFLScience que este hallazgo es clave para entender la creación y localización de las pirámides: “Si hay pirámides por todas partes en esta área específica, debió haber en el pasado cuerpos de agua que facilitaran el transporte de rocas y un gran número de trabajadores a estos lugares”.
El descubrimiento no solo arroja luz sobre cómo se pudieron haber transportado los materiales para la construcción de las pirámides, sino que también ofrece una nueva perspectiva sobre la organización y logística de la antigua civilización egipcia.
Una técnica vital para la arqueología
La Rama Ahramat está ahora totalmente oculta bajo la arena del desierto y el suelo cultivado del valle. Es imposible verla desde el suelo ni desde un avión, pero sí aparece en las imágenes de radar por satélite. Las ondas de radar usadas en estos sistemas tienen la capacidad de penetrar la superficie terrestre y revelar el terreno subsuperficial.
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Es una técnica que ha sido crucial para este y otros descubrimientos arqueológicos recientes. De hecho, se ha convertido en una herramienta fundamental para encontrar estructuras perdidas bajo la arena, el agua y las junglas de todo el planeta.
Cambio climático
El descubrimiento de la Rama Ahramat del Nilo y otras ramas perdidas como la Rama Khufu no solo resuelve preguntas clave sobre la construcción de las pirámides, revelando un contexto geográfico diferente crucial para entender la historia y la ingeniería del antiguo Egipto, sino que también tiene una importancia científica más amplia, incluyendo el manido cambio climático.
La nueva evidencia se añade a la que ya teníamos sobre el Período Húmedo Africano, que comenzó hace 14.800 años y terminó hace 5.500 años. Durante este periodo hay evidencia de un aumento en los niveles de agua del Nilo. Este fenómeno climático permitió que la Rama Khufu permaneciera navegable hasta la construcción de la Gran Pirámide de Giza, dedicada al faraón Khufu, hace unos 4.500 años.
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La Gran Pirámide de Giza, que originalmente tenía 146.6 metros de altura, estaba formada por 2,3 millones de bloques de piedra hasta alcanzar un total de seis millones de toneladas. Aunque las teorías sobre cómo se colocaron estos bloques son variadas, el papel del Nilo en el transporte de estos materiales es ahora indiscutible. Sin este periodo húmedo, su localización sería otra con casi total seguridad. Gracias a los radares espaciales también sabemos que la Rama Khufu podría haber llegado hasta la Gran Esfinge, que ha estado envuelta en la polémica sobre su potencial origen natural aumentado con grandes bloques de piedra artificiales.
Nuevos descubrimientos en el horizonte
La localización de estas antiguas ramas del Nilo tendrá un efecto en la arqueología futura: siguiendo su camino, pueden ayudar a los arqueólogos a localizar ciudades y templos perdidos del Antiguo Egipto que han sido cubiertos por sedimentos y desaparecido con el paso de los milenios.
Sabemos que la historia de muchos pueblos permanece oculta bajo el subsuelo del planeta e incluso se especula sobre la existencia de civilizaciones que podrían haber precedido a la humana hace cientos de millones de años cuyo rastro habría desaparecido por completo por la actividad geológica.
Sin embargo, para otras mucho más recientes, la importancia de la tecnología de sensores espaciales seguirá teniendo un impacto creciente en la arqueología, con el potencial de transformar nuestra comprensión de las civilizaciones antiguas y otras desconocidas que yacen literalmente bajo nuestros pies.
EL CONFIDENCIAL
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