Nuevas Experiencias
Por Claudio Ferrer
12 de abril de 2024. Ser aproximaba el feriado de Semana Santa y junto a un grupo de amigos coordinamos reunirnos en la costa bonaerense, algunos en Pinamar y otros en Cariló, pero la playa y las parrillas nos reúnen cada día. Una mañana mientras caminábamos por la playa vimos llegar una gran lancha llena de pescadores con cajones llenos de corvinas, pescadillas, gatuzos, meros y algunos otros, nos miramos y fuimos a hablar con el capitán de la embarcación.
Nos comenta que hacen dos salidas diarias de cuatro horas cada una. Para nuestra ventaja que no habíamos llevado ningún tipo de equipo, nos provee de todo, equipo, carnada y nos entregan el pescado limpio al regreso, todo cierra bastante bien. Marcelo Tuky Púa, el capitán, nos informa que los próximos días tiene todo reservado, pero nos avisaría en cuanto tuviera un hueco.
Relacionada: La Pesca, una pasión de 3,6 millones de argentinos
Afortunadamente este se produce pronto ante la cancelación de otro grupo. Son las 7 de la mañana y todos ya nos encontramos en la playa, el dia pinta lindo y temperatura agradable. En la embarcación disponemos de 8 plazas, la entrada es interesante ya que pasar la rompiente es una pequeña aventura de saltos.
Muy interesante es el profesionalismo de Tuky, deteniendo la embarcación y dando un gran instructivo de cómo actuar en cada circunstancia, como recoger la línea, como lanzar la línea, como pedir colocar la carnada en el anzuelo, como revisar la misma, como usar el chaleco salvavidas y todo lo necesario para hacer de la salida una excursión segura.
Cada pez que sube a bordo recibe una marca con el cuchillo, puede ser en la aleta dorsal, la caudal o en otro lado. Cuando pregunto al respecto, Tuky me informa que es para identificar a quién corresponde cada pescado y así entregarlos luego de limpiarlos en la costa al regreso, algo muy interesante.
La embarcación cuenta con ecosonda que permite ubicar mejor los cardúmenes, unos 6 kilómetros mar adentro, dejamos caer el ancla y poco a poco se van encarnando las líneas y los plomos las impulsan al fondo del mar, la receta es darle un ligero movimiento de arriba abajo que atraiga a las presas, al mínimo toque clavan y se recoge la línea, es la recomendación, pero sin subir el pez a bordo, hay serias posibilidades de pinchar el pontón con el anzuelo, todo queda en manos del capitán.
Relacionada: La pesca en vacaciones, por Néstor Saavedra
La mañana va transcurriendo felizmente entre risas y compañerismo, entablamos nueva relación con los otros ocupantes de la embarcación y todo pasa feliz, bromas y gritos de alegría a cada pique, los que se suceden constantemente, congrios, besugos y corvinas rubias son predominantes, varían los tamaños, pero todos son motivos de alegría.
Cuando es la hora del final de la excursión, llega la orden de levantar las líneas, ajustar los chalecos y agarrar fuerte las sogas de babor y estribor. La embarcación toma impulso y llega hasta la playa donde se inclina para alguno de los lados con el objetivo de evitar posibles caídas. En la playa nos recibe Daniel, el padre de Tuky, allí se trasladan los cajones de pescado al puesto de limpieza y cada pescador se retira feliz con sus capturas.
Para algunos del grupo fue una nueva experiencia, pero que ya han jurado repetirla. Agradecemos mucho el profesionalismo de Tuky excursiones de pesca en Pinamar, allí nos veremos la próxima vez.
Impactos: 216