Abuelo y nieto compartiendo una salida de caza menor
22 de abril de 2024. Comentamos hace un tiempo la primera aventura de mi amigo Roland con su nieto Ethan, ambos de origen francés, aunque uno es de la caribeña isla de Martinica y el otro de Cannes, no tienen demasiado tiempo para compartir y por ello tratan de disfrutar a fondo cada oportunidad en la que se encuentran.
Hace un par de meses estuvieron disfrutando de una semana de pesca en el Paraná donde cobraron unos hermosos surubíes, ahora la suerte los reunió nuevamente en Argentina y la propuesta del abuelo fue llevarlo a que lo acompañe a cazar unos patos, desde luego se comunicaron conmigo y organizamos un lindo viaje con los 2 y otros amigos de Roland. Más de 6 horas de viaje en una combi fueron muy agradables y todo paso muy divertido.
Christophe, Charles y Michel fueron los otros 3 tripulantes y las expectativas de caza eran muchas. Recién se habilitaba la temporada y teníamos serias dudas con respecto a los resultados, el tema climático vino complejo en 2024, al igual que hace un par de años, antes por sequía y ahora por lluvias. Un detalle curioso es que a pesar de las grandes lluvias el nivel del rio está muy bajo, las arroceras que era nuestra zona de destino están retrasadas en la cosecha y varias complicaciones, pero el ánimo de los cazadores es impecable.
Ethan está entusiasmado, acompañará a su abuelo en su pasión y quiere verla, compartirla, disfrutarla, y si puede, hacer algún disparo si Roland se lo permite. Otro inconveniente que encontramos y espero se resuelva pronto es la falta de cartuchos, casi no hay y cuando se consigue alguno el precio es de locos. Calibre 12 algunos hay pero es muy difícil conseguir calibre 20 por ejemplo, ni me imagino lo que será en otros calibres menos populares.
Habiendo recorrido el sitio con permiso de caza, armamos 4 puestos, ya que Roland compartiría el suyo con su nieto y los otros 3 lo harían en forma independiente. El viaje fue largo y llegamos todos cansados, por lo que la decisión fue iniciar la caza en el amanecer siguiente. Buena cena, amable sobremesa y cama temprano, a las 4 am sonaría el despertador y luego de un desayuno rápido, la idea es estar entre las 5 y 5,30 en el puesto. Colocar los señuelos y preparar todo lleva un tiempo, y ya entre 2 luces los patos comienzan a llegar.
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He escuchado a mucha gente comentar que no ven diferencia entre el tiro al plato en un polígono con la caza de patos, no es un escándalo, tienen cierta similitud, pero en este caso es un gran error, en esta zona hay una gran variedad de patos distintos, crestones, cuchara, siriri en sus 3 variantes, barcinos, capuchinos, cucharas y algunos más, cada uno con un vuelo distinto, a distinta altura y velocidad, unos entran al puesto de frente, otros desde arriba, otros dan la vuelta antes de llegar a los señuelos, convirtiendo esta modalidad de caza en algo muy entretenido,
Otro detalle muy importante a tener en cuenta es la colocación de los señuelos, siempre en un claro, pocos si el claro es grande y muchos si es pequeño, los llamadores son de mucha importancia, electrónicos o para soplar, hay que saber hacerlo y no es simple aunque parezca. En casos como este, también hay que tener en cuenta otro detalle importante, generalmente dan permiso de caza a raíz del daño que el pato genera en el cultivo de arroz, pero si uno mata los patos en el lugar equivocado y debe estar dando vueltas buscándolo en el cultivo, seguramente hará más daño que los patos, por lo que tampoco es recomendable el uso de perros retriever, como es muy práctico en otro tipo de escenario.
Como era previsible, poco después de las 9 de la mañana comenzamos a levantar los señuelos y recoger los patos del agua, cada uno tenía en mente la ubicación de sus presas y fue más fácil reunirlas. Por amplia mayoría la vedette del lugar fue el pato crestón. Me acerco al puesto de Roland y veo la enorme sonrisa de Ethan, lleno de satisfacción me muestra unos patos que había abatido bajo el cuidado de su abuelo, quien jocosamente me dice que a partir de ahora seguro gastará el doble en cada salida, lo que provocó una enorme risa entre los presentes.
Brama en la Cordillera. Un imperdible relato de caza de Enrique Petracchi.<
Al llegar al alojamiento un amigo nos ayudó con la limpieza de las aves y formaron parte de nuestro almuerzo, pato a la parrilla, una exquisitez si se sabe preparar y Cristian lo hizo muy bien. Por la tarde nos sugieren hacer un intento con las palomas, así daríamos un poco de descanso a los patos y volveríamos a intentarlo en la mañana siguiente.
Todos estuvimos de acuerdo y luego de la reparadora siesta partimos rumbo a un silo en un campo vecino rodeando de monte, según dicen, las palomas acuden a este lugar antes de refugiarse en el monte para pasar la noche. El lugar pinta muy bueno y diagramamos los puestos de modo de hacer volar las palomas en círculos y que nos dé a todos la oportunidad de tiro. Un par de horas bastaron para sacarse las ganas de tirar, el número de palomas abatidas fue bueno y la satisfacción de los cazadores estaba cumplida. En la mañana siguiente repetimos la tirada de patos, pero, cambiamos de lugar, fuimos al otro extremo del sembrado para no alterar siempre la misma área y nuevamente todo salió de lujo, y la cara de felicidad de Roland era increíble, mi hijo no me acompañó nunca dijo, pero mi nieto tomará su lugar, y el entusiasmo del nobel cazador le asegura un brillante futuro en la actividad. Solo espero volver a verlo el año próximo.
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