¿Cómo se prohíbe lo que ya se había prohibido?
18 de julio de 2024.
“Solo existe un sentimiento mayor que el amor a la libertad: el odio al que te la quita.” – Ernesto “Che” Guevara.
El pasado 13 de Abril a las 15:10, en el Centro Comercial Westfield del suburbio de Bondi Junction en la ciudad australiana de Sydney, un hombre armado con cuchillo mato a seis personas, hirió de consideración a otras ocho y dejo un bebé gravemente herido.
El atacante era Joel Cauchi de 40 años, contaba con antecedentes psiquiátricos y fue interceptado por la Oficial Inspector de la Policía del Estado de Nueva Gales del Sur Amy Scott de 39 años que siguiendo el manual de procedimiento policial enfrentó al atacante dándole muerte. Por esta razón fue condecorada por su valentía.
Mientras aún existían preguntas, cuestionamientos y dolor por el ataque en Bondi Junction, dos días después un adolescente de 15 años armado con cuchillo atacó en una Iglesia Ortodoxa Asiria del barrio de Wakeley al Obispo Mar Mari Emmanuel e hirió a otras cuatro personas. En este caso el adolescente fue reducido por la grey presente en la iglesia y puesto en prisión.
De la “Masacre de Port Arthur” ocurrida en 1996 derivaría la Ley de “National Firearms Buyback Program” que es la prohibición australiana sobre armas automáticas y semiautomáticas de distinto calibre y su recompra. Posteriormente en 1998 se sancionaría la “Weapon Prohibition Act” que prohíbe determinados tipos y tamaños de cuchillos y prohíbe o restringe su uso.
Taya Kyle, (La Viuda Del Francotirador) “No lograrás el control de armas al desarmar a los ciudadanos que cumplen la ley”.
Los Estados y Territorios tienen en común respecto las armas blancas por ejemplo la prohibición total de portación sin una razón legal válida, como por ejemplo ser cocinero/chef registrado, no aceptándose respuestas como ir de camping o transportarlo ante una eventual emergencia automovilística. Se enfrentan duras penas de cárcel y económicas para quien infrinja la ley.
En Australia luego de estos ataques se debatían cómo endurecer aún más las leyes, las cuales habían sido modificadas y endurecidas tan solo seis meses antes de lo sucedido, dificultando aún más en ese entonces las duras limitaciones a la posesión, manufactura, venta, importación y portación de numerosos cuchillos.
Prácticamente la única opción restante que les queda sería la de prohibir su uso, algo que es imposible de hacer. Una visión de un mundo muy limitado donde la arbitrariedad de un funcionario público, en teoría democrático, utiliza la quita o restricción de las libertades legales al igual que una dictadura, como si esta fuera una solución genial y efectiva, justificándose en pos del bien común, y la realidad termina demostrando que no lo es.
Entonces: ¿Por qué falló la prohibición?
Ni las armas ni los cuchillos matan, los seres humanos matan
“No se vuelve loco el que quiere, sino el que puede” – Dr. Jacques Marie Lacan
Para entender porque falló la prohibición, debemos responder porqué una persona mata, y para responderlo debemos centrarnos en el arma más poderosa que existe en el planeta: el cerebro humano.
Poco tienen que ver las armas propiamente dichas como las de fuego o blancas, hay casos que se utilizaron otros elementos como armas, a saber: cartas enviadas por correo como lo hacía el “Unabomber”; o jugo de uva mezclado con veneno en la “Masacre de Guyana”; o un camión cargado con explosivos para la voladura del “Oklahoma Building”.
Cuando una persona está determinada a cometer un hecho, no importa su motivación ni el medio que utilice, no habrá ninguna ley, prohibición o restricción que pueda poner freno a lo que esté determinado a realizar. Las acciones de las personas están en la mente humana y esta puede tener problemas o alteraciones como la psicopatía, la psicosis o trastornos de la personalidad.
Entre las psicopatías encontramos a los asesinos seriales. Éstos individuos son generalmente bien educados, altamente planificados, muy inteligentes, se sienten superiores a la Ley y el sistema socio-cultural, con grandes rasgos de egocentrismo y narcisismo, de personalidad social exquisita y controlada. Poseen una total carencia de empatía para con otros, no sienten culpa o remordimiento alguno de sus actos.
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Cabe destacar que estos personajes bien podrían aprobar una batería de test psicológicos y conseguir su “apto psicológico” sin inconveniente alguno.
El elemento utilizado como arma no es el fin en sí, sino someter a la persona y gozar haciéndola sufrir a su antojo. No importa lo que haga su víctima, pueden matarla de forma sumarísima y expresa sin siquiera haber sido provocados, desafiados o enfrentados, o por lo contrario, por haberse sometido y allanado a su voluntad haciendo lo solicitado.
Recientemente se ha descubierto que estos personajes poseen imágenes de actividad cerebral disminuida en el sistema límbico respecto a las personas normales. Entre estos psicópatas encontramos a delincuentes, líderes terroristas religiosos, narcos y mafiosos. Es el caso de Al Capone, Pablo Escobar y Robledo Puch entre otros.
En las psicosis encontramos a personas viviendo delirios. Este grupo de alteraciones patológicas psiquiátricas tienen en común la desconexión con la realidad o alteración de la conciencia, ya sea de forma esporádica como “brote o episodio psicótico”, actitudes temporales o conductas de tipo permanente como una “esquizofrenia”.
Como ejemplo de psicóticos en nuestro país podemos encontrar a Martín Ríos, el tristemente conocido “Tirador de Belgrano”, que ha sido diagnosticado por los profesionales como un esquizofrénico paranoide disociado de la realidad que cuando realizó los ataques alucinaba que estaba jugando un video juego.
Otro lamentable caso es el de Javier Romero conocido como “Pantriste” quien debido a las sucesivas y constantes situaciones de bullying, desvalorización, acoso y hostigamiento que sufrió por parte de sus compañeros de escuela lo llevaron a tener un episodio psicótico breve.
Estas personalidades nada tienen que ver con la violencia. La Violencia es un comportamiento social que se aprende y se reproduce culturalmente. La violencia siempre tiene que ver con asimetrías de poder. Quien ejerce la violencia tiene más poder de quien la recibe. Quien recibió una educación violenta temprana en su casa, devolverá violencia en sus actos como si este fuera un hecho normal. Los femicidas son generalmente personas violentas.
Conclusiones finales
“Cuando el gobierno teme a la gente, hay libertad. Cuando la gente teme al gobierno, hay tiranía.” – Thomas Jefferson.
Es evidente que el Estado debe tener control sobre el material sensitivo y regular el acceso a los mismos, también es cierto que no hay control estatal que sea suficientemente bueno para evitar fugas o errores. Hay que ser un funcionario público muy básico para creer que las prohibiciones y restricciones solucionan los problemas, solo perjudican a los que cumplen la Ley.
En el caso de Australia podemos ver que las sucesivas leyes imponiendo condiciones cada vez más duras para obtener un arma o cuchillos no han sido capaces de detener ni los tiroteos masivos ni los acuchillamientos.
Martin Bryant en la actualidad fue diagnosticado con un trastorno del espectro autista, sin embargo fue juzgado como “hábil de hecho y derecho” por las instituciones australianas, siendo esto una hábil y muy conveniente maniobra que le ahorró mucho dinero al Estado y la cárcel a los funcionarios involucrados al no tener que aceptar su responsabilidad por el error cometido. Ahora enfrentan la realidad y el fin de la inocencia que no solo no se puede prohibir todo, sino que más prohibiciones no sirven de nada a la hora de detener estos eventos.
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En el caso de Argentina, las sucesivas leyes imponiendo condiciones más duras para obtener un arma solo perjudicaron al sistema registral y a los legítimos usuarios. No sirvieron para detener el crimen violento. En otras palabras: el Estado perdió control.
A diferencia de Australia, Martín Ríos fue juzgado como lo que era, un enfermo psiquiátrico.
Del análisis de los hechos acaecidos y los errores cometidos se mejoraron los procedimientos de exámenes psicofísicos del entonces Registro Nacional de Armas (RENAR). Luego las condiciones de los exámenes serían manipuladas con ideología desarmista para expulsar legítimos usuarios del sistema, ya sea por su alto costo, por su carácter monopólico, o por sus directivas de salud excesivas que hacía que usuarios sanos pasaran a ser “no aptos”.
Se estigmatizó al Legítimo Usuario como si todos fueran Martín Ríos y por un solo error cometido por personas que no hicieron bien su trabajo en el sector público se justificó con esto el desarme de todos los Legítimos Usuarios en pos de la Seguridad Pública, sin que a nadie le preocupe siquiera proponer una medida para disminuir los delitos.
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Los funcionarios públicos a cargo de estos asuntos deberían ser expertos en estos temas, comprender que menos restricciones y mejores directivas es más control estatal.
La prevención en salud mental en escuelas, organismos privados y públicos, la capacitación a todo nivel son cuestiones fundamentales a la hora de evitar esta clase de sucesos. La modificación de las Leyes teniendo una visión amplia para prevenir la delincuencia, sancionar los hechos y contener a las víctimas es prioritaria.
Las armas no son el problema, ni matan, ni acuchillan. Tampoco lo son los Legítimos Usuarios que cumplen con la Ley. No hay solución válida posible que provenga de la prohibición de derechos que otorga la Constitución y sus Leyes.
Entender esa realidad es esencial para empezar a construir las bases sólidas de una Política de Seguridad Pública que pueda empezar a resolver los tristes y lamentables problemas de inseguridad existentes en nuestro país.
AGRADECIMIENTO
El autor desea agradecer al Licenciado en Psicología Diego Ceresa M.N. 34.207 por los valiosos aportes de conceptos psicológicos y asesoramiento profesional para confeccionar el capítulo “Ni las armas ni los cuchillos matan, los seres humanos matan.”
(*) Socolovsky Christián – DNI 20.995.989 – Contador Público – Instructor de Tiro B (Legajo ANMAC 5752) – socolovskychr@gmail.com
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